Capítulo XXVIII

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Charles acababa de salir de la cama de Lucinda relamiéndose los labios mientras se ajustaba sus pantalones notando rápidamente a Agatha en la cocina de la pelirroja destapando una botella de tequila barato.

— ¿Sabes? Estoy empezando a creer que te gusta la humana.

El inglés bufó mirando a su compañera y se dejó caer en una de las sillas cercanas.

— Tiene información que nos es útil, eso y que es una bestia en la cama.

Al escuchar aquello la vampiresa enarcó una ceja en dirección de Charles y ladeó una sonrisa burlona. ¿Qué podría saber una humana sobre complacer a la especie que está al tope de la cadena alimenticia?

— Charles, Charles... —Agatha carcajeó— no te engañes, tu chica está empezando a encariñarse, pronto la estarás llevando de la mano por las calles como un crío atontado.

Charles miró a Agatha de pies a cabeza, vestía un vestido entallado azul petróleo que realzaba por completo su delicada figura.

— Estará muerta mucho antes de que eso suceda, confía en mí.

Sentenció luego de beber un poco del Tequila y hacer un rostro de asco ante el sabor que no se alzaba a sus estándares. Terminándose de vestir tomó su teléfono celular para mandar una serie de textos que pronto se vieron interrumpidos con una vibración en crescendo que se desprendía del suelo.

Lo curioso de las vibraciones es que no era como un terremoto o algún tipo de sismo que era evidente para todos hasta cierto nivel; las vibraciones eran tan sutiles como las de un auto sobre el pavimento, pero para la pareja de vampiros se escuchaba como una estampida, por lo que intercambiando una mirada se alejaron por completo de la vivienda de Lucinda para acercarse al centro de la locura que se empezaba a desatar a solo algunas cuadras de distancia.

A medida se acercaron al núcleo del evento se toparon con un séquito de Adanes quienes desprendían un aroma repugnante que les hizo arrugar el gesto incluso luego de alejarse lo suficiente. Siguieron con la mirada la dirección en donde las bestias se arremolinaban y sin perder tiempo decidieron grabar todo lo que ocurría; los humanos que caminaban por el lugar se alejaban con aspecto confundido y temeroso mientras los Adanes intentaron adentrarse a un edificio en particular, pero antes de lograrlo de manera exitosa las bestias comenzaron a caer de manera pesada contra el pavimento.

— Puedo oler a la humana y a Dumont y su gente.

Charles arrugó la nariz alzando la mirada unos cuantos pisos hacia una ventana en específico, las personas dentro se movían dentro de las estancias sin insistencia, como si no trataran de escapar; Charles pudo olfatear a dos humanas, un brujo, un vampiro y sangre hibrida, en definitiva, no eran lo suficiente para acabar con los Adanes, pero algo estaba pasando.

Agatha sentía muchas energías paseando como flashes de luz a su alrededor, pero no fue capaz de identificar ningún aroma, aquello la perturbó y alertó por lo que se aseguró de grabar todo; desde las bestias hasta los humanos.

— Mira a los humanos.

Dijo de repente. Las personas que se alejaban quedaron completamente inmóviles por unos segundos antes de seguir sus caminos iniciales.

— ¿Qué mierda acaba de pasar?

La mujer miró de reojo a su acompañante quien se notaba igualmente desconcertado por lo aleatorio de todo lo que había ocurrido, sabía lo que acababa de presenciar era demasiado jugoso y quizá Lilith tendría una mejor idea, pero para ello primero debían regresar a ella en Europa.

— Debemos hacer llegar esto a quien sabemos —Charles comentó sin dejar de revolotear los ojos a su alrededor para asegurarse de no perder detalle de nada.

En esta vida y la otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora