Capítulo XIX

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Una vez confirmado el recibimiento y consentimiento de la carta enviada por parte de Adrien a Rumania este y sus acompañantes fueron notificados una vez más con información del lugar donde se llevaría a cabo el baile de máscaras, la locación había cambiado una vez más mostrando así todo el control sobre el territorio que poseía Vargo Sorin. Adrien y sus aliados una vez listo y dispuestos a enfrentar lo que estaba por venir repasaron una vez más el plan en el despacho público en la casa del Conde.

— Está tramando algo, me ha preguntado que sabe sobre la humana y del mismo modo me ha comentado que respetará tu voluntad, pero Vargo no es de tomar a la ligera. —Raela jugueteó con una de las estilográficas de Adrien mientras hablaba— estoy segura de haber leído entre líneas, además de haber escuchado conversaciones con otros brujos. Vargo moverá sus cartas, lo sé.

Todos mascullaron entre dientes, pero solo una voz se alzó ante las demás.

— No creo que le haga gracia que el conde de Josselyn y perito del territorio del territorio francés haya caído bajo los "encantos" de una simple humana.

Ivo negó con la cabeza bajando las manos que lo ayudaron a hacer comillas para luego desviar la mirada de su antiguo amo. Adrien por otro lado escuchó de mala gana lo último y gruñó mostrando sus dientes a modo de advertencia, el que era su lugarteniente se encogió en su asiento.

— A ninguno nos hace gracia, créeme querido, pero ¿Qué hacemos? Apoyamos como si fuéramos los malditos alcohólicos anónimos.

Doris enarcó una ceja sin perder de vista a Adrien mientras a su vez movía una daga de un lado a otro. Adrien sabía que con la hibrido era una historia diferente, con Doris sabía perfectamente que eran los celos hablando por ella.

— Siéntanse libres de alejarse de todo, he librado peores batallas solo. Yo solo estoy cobrando los favores pendientes ¿o es que no recuerdas cuando te saqué de una mazmorra en donde experimentaban contigo? —Señaló a Doris para luego hacer lo mismo con Ivo— No me hagas hablar de las veces que he tenido que salvar tu culo, empezando desde 1.515.

>> Es el deber de Manelik estar aquí pues es el protector de Emma desde que su padre murió a manos de Adanes y su madre fue recluida y Raela... —suspiró sin perder la falsa calma antes de seguir— sabes perfectamente que e encubierto más de una vez tu delicado y delicioso trasero ante el gobierno. Ahora. ¿Alguna otra queja?

Al notar el malhumor de los reprendidos y la discreta sonrisa de Manelik en medio del silencio que se levantó en la estancia asintió dejando sus manos sobre el escritorio.

— Eso pensé. Ahora me gustaría regresar al plan si no les molesta —continuó con condescendencia teniendo tal y como quería la atención y disposición de todos.

Los otros habían perdido el humor para cooperar, pero no era por Emma o la reprimenda de Adrien sino por las posibles consecuencias a las cuales se podían ver expuestos si el plan fracasaba y Vargo se daba cuenta. Dándole voz a los pensamientos de Raela no era cuestión de cooperar, era el temor latente a una muerte tortuosa por parte de su líder.

Pero así se movía Adrien; dando favores a cambio de favores. Eran las maneras del inmortal, ¿Qué se le puede dar a alguien que puede conseguir todo con un chasquido de sus dedos? Pues la posibilidad de obtener de alguien más cualquier cosa que desee o requiera; una cuenta saldada, un asesino a sueldo, información, aliados, un sinfín de posibilidades.

Emma se encontraba tramitando el papeleo de salida de su madre, había insistido a Adrien que la dejara hacerlo sola sin hacer uso de su dinero ni sus contactos y aunque tardó algunos días lo logró, el único problema era que debía dejar el país para ir a otro repleto de criaturas sedientas de sangre. Muy a su pesar debió prolongar por unas semanas más la reincorporación de la señora Olivia Donovan a la sociedad canadiense, aquello, aunque le entristecía le daba un poco más de tiempo para planear su vida junto a su madre; eso si finalmente la acogía en su apartamento.

En esta vida y la otraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora