El día empezaba peor.
Podría decirse que actualmente la vida le estaba dando una de cal y otra de arena. Cada vez que le pasaba algo bueno, algo positivo y emocionante, la vida lo contrarrestaba haciéndole sentir fatal.
Ya ni sabía si tenía ganas de ver a Crypto o de no verle.
Quería quedarse en casa, tirarse en la cama y... quedarse allí tirado.
Al final, acaba arrastrando sus piernas biónicas recubiertas de tejido sintético hasta el barrio de Crypto.
Mientras estaba en el autobús, diminutas gotas de agua mojaban el cristal.
¿Esto era una broma?
Esta mañana hacia un sol increíble, un día maravilloso y en apenas unas horas el cielo se había cubierto de gris. Y el sin un triste paraguas.
Oficialmente, este día estaba siendo horrible.
Avanzo como pudo, refugiándose en cada saliente que encontraba para llegar a casa de Crypto decentemente. En cuanto entró por el callejón por donde pasaba siempre y se puso a cubierto, un dron se le acercó.
Hack estaba recibiéndole.
Enseguida denotó un objeto colgando de uno de sus enganches.
El joven lo cogió.
—Un paraguas, que considerado —dijo el joven esbozando una sonrisa.
Un detalle que hacía que el día de mierda fuera un poco menos mierdoso de lo que el joven pensaba.
Camino con el dron al lado cubriendo a ambos con el paraguas. El dron era resistente al agua, pero, quien sabe, quizás le hacia un favor a Crypto por escoltar a su dron debajo del paraguas.
En cuanto se acercó a la casa, vio al hacker abrir la puerta.
Subió los escalones hasta ponerse delante del hacker. En sus labios, Octane mostraba una sonrisa juguetona. Trataba de contenerse de no lanzarse a sus brazos.
—¿Sabes? Hack va a ser mi nuevo favorito. Se molesto en traerme un paraguas. Me trae unas patatas fritas o un trozo de chocolate y ligeramente me lo llevo.
Crypto sonrió.
—No me digas... El mensajero tiene más suerte que yo entonces.
Ambos sonrieron.
¡A la mierda el autocontrol!
Octane se acercó y beso a Crypto en la boca. Realmente tenía unas inmensas ganas de hacerlo. Después de todo lo que esta mañana pasó, necesitaba saber que todo estaba bien entre ellos.
Entraron dentro de la casa.
El joven estaba excesivamente ansioso. Sobre todo, porque ahora tenían más privacidad que ayer.
Cuando se dio cuenta, estaba en el sofá, besando a Crypto el cual estaba reclinado sobre él. Sus manos le rodeaban mientras que sus dedos le acariciaban levemente. Notaba el calor que emanaba. Era tan cálido y embriagador. Tan hipnótico.
Sentía como si se estuviera hundiendo en el sofá de poco a poco, somo si se derritiera allí mismo por el calor de ambos.
—Tavi —dijo Crypto separándose un poco —. ¿Sucede algo?
El joven tuvo que parpadear varias veces antes de salirse de esa especie de ensoñación donde se metió. Le costó procesar esa pregunta.
—Ya no. Me siento mejor ahora.
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Lágrimas Silenciosas
FanfictionLas dudas que había levantado sobre su padre en aquella fiesta de Cheverex le carcomían por dentro. Pero lo que realmente le pesaba, es el no saber que hacer realmente. Quería saber que era lo que realmente tenía su padre entre manos, encontrar pru...