Después de medio día ya estaba allí parado.
El sitio parecía ser ideal para cualquier persona que quería tener sus asuntos más que en privado. No le extrañaría que hubiera gente haciendo transacciones ilegales o incluso contratando a un sicario para que hiciera el trabajo sucio.
Los edificios eran todos casi iguales, rectangulares, puestos en fila dejando pasos de calles entre ellos. La mayoría de las naves estaban numeradas con una chapa a un lado. Casi todos tenían grandes puertas donde podían pasar camiones enteros dentro de esos edificios.
Aunque, después de todo, esto se supone que eran zonas de almacenaje algo abandonadas. Las estructuras eran viejas, pero parecían seguras y estables.
Caminaba por la zona con mucho cuidado.
En el bolsillo de su sudadera tenía un vial de Stim listo para ser usado.
Antes de cruzar cada esquina, miraba un poco por si encontraba por allí algún mercenario. Por suerte, aquel sitio parecía algo escaso de gente por no decir que ni había mercenarios a la vista.
Qué raro. Esto debería estar lleno de mercenarios, pero... Ahí están.
Disimuladamente miro al suelo.
Estaba su sombra allí, todavía visible. Y junto a ella, aunque más pequeñas, otras tres sombras más.
El joven contuvo el aliento.
Posiblemente, si fuera una persona normal, nunca se hubiera fijado en ese detalle. Pero era una leyenda y ver eso supone la diferencia entre ser campeón y ser perdedor.
Mínimo eran tres y por su tamaño, estaban subidos al tejado de una de las naves.
Ahora si tenía que salir de allí.
Sin sacar de su bolsillo el vial, lo colocó hacia su cuerpo.
Una.
Dos.
Y tres.
Como un rayó, la aguja penetro dentro de su piel y una dosis de Stim recorrió su cuerpo acelerando su pulso cardiaco. Sintió como una energía pura llenaba sus músculos.
Salió corriendo de allí a una velocidad de vértigo.
Al menos, el correr tanto le va a ser útil pero no podía relajarse aún. No tenía consigo su máquina de diálisis por lo que no podía más que usar un solo vial de forma segura por el momento.
Al mirar atrás no vio que le siguieran.
Entonces miro para delante.
Craso error.
Un cuarto mercenario de pinta bastante corpulenta se puso en su caminó tratando de atraparle. Octane trato de esquivarle, pero este le agarró y le tiró al suelo.
Esa era una mala posición. Era fácil de derribar así.
Su plan había fracasado y ahora tenía problemas de verdad.
Miro hacia arriba y se topó con unos ojos oscuros y furiosos de un hombre que no tendría problema en matarle.
Enseguida sus otros tres compañeros acudieron junto a él rodeando a Octane.
No, no, no. Esto pinta mal...
Cuatro contra uno y teniendo en cuenta que Octane no era muy dado a pegar puñetazos, así como así... Tenía las de perder contra cuatro personas con brazos fuertes. Sobre todo, con el grandullón. Llevaba camisa, pero a saber de lo que es capaz un criminal así.
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Lágrimas Silenciosas
FanfictionLas dudas que había levantado sobre su padre en aquella fiesta de Cheverex le carcomían por dentro. Pero lo que realmente le pesaba, es el no saber que hacer realmente. Quería saber que era lo que realmente tenía su padre entre manos, encontrar pru...