Capítulo 1: Buscando ayuda

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Se ajusto mejor la capucha del abrigo que llevaba para que no le vieran la cara.

La calle principal estaba abarrotada.

No pensaba que este barrio fuera tan concurrido, por lo menos las calles más grandes. Pensaba que era uno de esos barrios medios donde las malas compañías solían pasearse, pero incluso allí podía ver familias paseando entre tiendas y algún que otro bar.

El conglomerado de edificios que conformaban los límites de la vía no era muy alto. Por las fachadas daban a entender que sus casas no eran muy grandes. Casi parecía que habían construido apartamento encima de apartamento sin ningún tipo de orden o diseño. ¿Realmente eso era estable?

Quizás no eran las lujosas y ordenadas calles del centro, pero se alegraba de no tener miles de miradas de mafiosos y gentes de poca monta mirándole.

Odiaría que le vieran la cara.

No iba a ningún lado sin su máscara, o sin una mascarilla y unos lentes de sol para disimular un poco. Pocos eran los que conocían su cara. Quizás ni el Sindicato de Mercenarios sabían cómo era su cara realmente.

En un escaparate vio que vendían merchandising de los Apex Games. Entre ellos mascarillas de tela como las que el llevaba de normal solo que tratando de emular un poco la suya de los juegos. Incluso vendían unas gafas de mala calidad imitando sus anteojos.

Era curioso ver eso.

Dios mío... la figurita que Mirage tenía en su cabina también estaba ahí. Y se veía igual de horrible o peor...

La suya era para partirse de risa. En serio, esa postura quedaba bien en el real, pero inmortalizarlo en plástico... Realmente era una imagen demasiado distorsionada de la que él tenía de sí mismo. O quizás sea al revés.

Definitivamente, no va a comprar una figurita de sí mismo, ese narcisismo se lo deja a Witt.

Siguió caminando por allí.

No estaba muy lejos de donde debía estar. No tenía un rumbo fijo de donde ir, pero tenía alguna indicación de parte de un conocido al cual le debía un favor.

Giro un par de calles llegando a un lugar un poco más tranquilo que la calle principal. Pero no por ello más pacífico.

Si en esa calle se había visto más seguro rodeado de gente de apariencia modesta y desenfadada, la ausencia de esta le ponía los pelos de punta.

En ese lugar había un molesto silencio, como si algo acechara en cada esquina. El barullo de la calle anterior quedaba como un simple murmullo de fondo. Cualquier sonido, por leve que sea aquí era una señal de peligro.

O por lo menos eso le hacía sentir al joven.

Definitivamente, estaba fuera de lugar. Parado allí en medio de callejones oscuros con casi el tiempo justo de luz para encontrar a esa persona y pedirle ayuda.

¿Cómo?

Mientras pensaba en como encontraría a dicha persona recorriendo el lugar a ver si por golpe de suerte lo encontraba, un destello blanco surco el cielo rápidamente. Al alzar la vista, vio a un dron blanco pasar por encima de su cabeza.

¡Ese era su dron!

No había duda, era su dron. Este paseaba por las calles como si vigilase los alrededores. No hacia sonido y al ser de tamaño pequeño, no tenía por qué ser visto. Pero le vio.

Se movió rápidamente obligando al joven a correr detrás del dron.

Si le seguía, quizás este llegase a donde su dueño vivía. Había tenido mucha suerte viendo al dron pasar. Si no es por eso, posiblemente no lo hubiera encontrado.

Lágrimas SilenciosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora