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Acorralado

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Acorralado

By T/N

—Lleva estos dos frappes a la mesa tres T/N —habla Grace, mi compañera de trabajo con la bandeja en mano—. T/N te estoy hablando —canturrea—. ¡T/N! 

Doy un brinco.

—S... sí, voy

—¿Qué te sucede hoy?, estás en la luna —alza una ceja—.

—Perdón, no dormí bien 

—Se nota, y mucho —sonríe burlona—.

Mi tiempo en la cafetería estaba por terminar. Eso solo si Darren se dignaba a venir temprano. Sino ya me jodí y me quedaré hasta la noche.

—Hola mis adoradas señoritas —y hablando de aquel—. 

—Hasta que aparece el rey de los holgazanes —dice Grace—.

—No te hable a ti, bruja —reclama—. A quien vine a ver antes de que se fuera, es a ti, mi amor —se acerca a mí y me planta un beso en la frente—.

No le mire y tampoco le correspondí. Estaba enojada porque por su culpa me fui tarde a casa y por poco no llego al siguiente día. No es algo que un novio haría, creí que al menos sería protector conmigo. Pero no le importa nada más que él mismo

—¿Qué pasa?, ¿Estas enojada? —me abraza—.

—¿Cómo rayos no va a estar enojada? ¡Te cubrió el trasero y trabajo dos turnos seguidos! —interrumpe Grace—.

—Me tengo que ir —dije tomando mi bolso, no quería estar más ahí—.

—Cariño, tenemos que hablar ¿podemos vernos después de terminar mi turno? —me detiene del brazo—.

—Como quieras —masculle y me solté de su agarre—.

Salí del lugar. Tenía que ir rápido a casa para terminar un ensayo. Es el último día de entrega.

Las calles estaban concurridas, lo que me dió un poco de tranquilidad. Pase por el mercado y recordé que necesitaba comprarme algo para comer. Con la tensión de hace un rato, no pude tomar siquiera un snack o un café. 

Doble la esquina y entré en una tienda de autoservicio. No tenía mucha hambre, así que solo tomé una sopa instantánea y una botella de jugo de uvas. 

Salí con la compra hacia mi casa. Hoy tenía ganas de caminar. Me sentía más segura ya que en la tarde hay más gente. 

Estaba por doblar la esquina para tomar un atajo en una calle estrecha que conocía bien.

—Oye, idiota ¿Qué mierda te pasa? —escucho la voz de un hombre y detengo el paso—. ¿Acaso no miras por donde vas?

Me acerco y asomo la cabeza en dicha calle. Parece que son dos hombres corpulentos y un chico. Este último era alto pero delgado.

—¿Por qué nos miras así? —cuestionó el otro hombre—. ¿Te parece gracioso?

El chico solo los observaba y no emitía palabra.

—¿No dirás nada?, ¿Te obligamos a hablar? —el hombre se acerca al chico—.

Presiento que las cosas no van a terminar bien.

—¿No respondes a tus mayores? —sigue el otro y lo empuja contra la pared—. 

—Bien —espeta uno—.

Uno de los hombres toma al chico por detrás, impidiendo el movimiento de sus extremidades mientras que el otro alza el brazo con su mano hecha un puño. Le golpea el estómago varias veces seguidas. Por parte del chico solo se escuchan quejidos.

Debo hacer algo para ayudarlo, pero ¿Qué?, sé bien que es peligroso meterse en asuntos de este tipo.

—¡Hey! —un impulso hace que revele mi presencia—. ¡¿Qué le hacen?! 

Corro hacia donde están. Creo que me metí en un serio problema.

—Oye niña, no te metas, no es tu asunto

—¡Si es mi asunto! —reclamo—. El... ¡el es mi hermano! —se me ocurre decir—.

—¿Este chico es tu hermano? —habla el otro hombre—.

—Y si es tu hermano entonces ¿Por qué no venían juntos? —alza una ceja—.

—Le dije que me esperara mientras compraba algo —respondí—. Pero no debí dejarlo solo, el escapo y lo busqué como loca —estoy yendo demasiado lejos—.  ¡Y cuando lo encuentro, dos hombres lo están golpeando!

—Tú hermano es bastante grande para cuidarse solo niña

—Pero él está enfermo —ya no sabía lo que decía—. Y ustedes ¿se atreven a golpearlo? —protesto—. Es imperdonable, creo que tendré que hablarle a su terapeuta, a mi madre y a la policía para arreglar este asunto —me cruzo de brazos—.

—No, no hay porque hacer eso —uno de ellos se hace hacia atrás—. 

—Nosotros ya nos íbamos —habla el otro—. Lo sentimos

Los hombres se fueron corriendo. 

Suspire aliviada viendo como se iban.






𝓒𝓸𝓻𝓻𝓸𝓶𝓹𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸 𝓽𝓾 𝓲𝓷𝓸𝓬𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪  |Jason the Toymaker y tú| EditDonde viven las historias. Descúbrelo ahora