𝕍𝕀𝕀

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Te encontré

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Te encontré

By T/N

Era momento de salir de mi trabajo de medio tiempo e ir a casa como de costumbre. Sabía que en vez de descansar me esperaría un desastre por doquier y que entre más temprano terminase, más podría dormir. Estaba exhausta.

—Señor Aubert está todo listo —hablé dejando el paño en la encimera de la cocina—. ¿Necesita algo más?

—No, es todo —responde en tanto cuenta dinero—. Ah sí, lo olvidaba —se regresa a verme—. Te aconsejo decirle a Darren que debe llegar a su turno, de lo contrario tú serás su reemplazo por siempre ¿Entendido?

—Bien —respondo y tomo mi bolso—.

—No es por meterme en sus asuntos, pero creo que no debería abusar ¿Sabes a lo que me refiero? —pregunta alzando una ceja—.

—Claro señor, no se preocupe —dije con una sonrisa, intentando ser cortés—. Nos vemos mañana. Descanse —jalo la puerta y lo veo, él solo hace un gesto de despedida—.

Salgo y volteo hacia todos lados antes de cruzar la calle. Miro mi reloj de mano —A esta hora no hay autobuses —me digo—.

Resignada por tener que caminar, me dirijo a casa. El aire es demasiado fresco y yo solo tenía puesta una chaqueta de mezclilla.

[♪♪♪]

Doble la esquina en la penúltima calle a paso acelerado, ya casi llegaba. Era una oscuridad peculiar, el alumbrado público no relucía lo suficiente para esta noche tan sombría.

Estando cerca de un terreno con árboles de tamaño medio, pude ver una extraña figura moviéndose. No logré distinguir su rostro, solo veía su sombra entre los árboles. El lugar estaba desolado y llegué a la conclusión de que lo peor que podía hacer, era detenerme a investigar, así que decidí seguir mi camino.

Sólo faltaba una manzana para llegar, pero tenía la impresión de que alguien imitaba mis pasos. Era un mal momento para pedir ayuda o intentar encontrar un lugar concurrido; primero porque no había señales de alguien y segundo porque a esta hora ningún lugar era concurrido. Todo estaba jodidamente solo y en silencio. 

Escuché el arrastrar de unos zapatos detrás de mí. Sentía mi corazón acelerarse, iba a entrar en pánico. Aceleré el paso ahora con miedo, no me sentía segura de ninguna forma. La casa estaba a una cuadra.

Corrí sabiendo que estaba muy cerca de mi destino. Al llegar a la puerta, metí las manos en mi bolso y saqué las llaves con torpeza. Cuando estuve a punto de abrir, alguien me tocó el hombro. No quise voltear, no deseaba saber nada de nadie en estos momentos. Hice caso omiso al llamado de aquella persona y cerré la puerta de un azoton, sin voltear atrás.

Me recargue en la puerta, agitada y con el corazón en la garganta.

—Hasta que por fin te dignas a llegar —habla mi tía, yo aun estaba en la misma pose—. Hay un desastre aquí, recoge todo antes de dormir —se acerca a mí—. Oye, ¡te estoy hablando! —su grito me hace reaccionar—.

—S... Sí, ya voy —logre decir y camine a la cocina—. 

—Niña rara —masculló—.

No tuve de otra que continuar con lo habitual sin que lo de antes me afectara. Desde que vivo con mi tía, lo único que hago es trabajar y hacer las tareas de la casa. Y claro, ella no puede ayudarme porque esta "enferma". Es obvio que esta en perfectas condiciones pero me quiere a mí de su sirvienta y por si fuera poco, también me encargo de pagar gran parte de los gastos de la casa. Aunque supongo que no puedo quejarme, desde hace mucho ella es la única familia que tengo.

Finalice las faenas y subí al segundo piso. Abrí la puerta de mi habitación y me encontré la ventana abierta —Que extraño, la cerré en la mañana

—Tía, ¿Tú abriste mi ventana? —grite desde arriba—.

—Por supuesto que no, no he entrado a tu cuarto —replica—.

Cierro la ventana y enciendo la luz. Agarre el pijama doblado de mi closet y lo aventé a la cama. Comencé a desvestirme hasta quedar en ropa interior. 

Cuando estaba por ponerme el pijama, ví una nota encima de la cama. La tomé, era una hoja doblada por la mitad, algo rugosa. Decidí desdoblarla, tenía algo anotado con letra cursiva.

Se me revolvió el estómago. Un recuerdo vago entró de repente por mis pensamientos. 










—Te encontré—

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Te encontré


𝓒𝓸𝓻𝓻𝓸𝓶𝓹𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸 𝓽𝓾 𝓲𝓷𝓸𝓬𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪  |Jason the Toymaker y tú| EditDonde viven las historias. Descúbrelo ahora