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Acoso

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Acoso

By Jason Meyer

He seguido los movimientos de T/N por una semana completa y ahora sé cuál es su rutina.

Primero va a la Universidad por la mañana y toma una o dos clases. No parece hablar mucho con nadie, lo cual me alegra y a la vez, me da un alivio el no tener que compartirla.

Después de clases va a su casa a cambiarse la ropa para ir a su trabajo, una pequeña cafetería cerca de donde vive. Cuando termina su turno en la noche, regresa a casa, hace la tarea y los quehaceres. Finalmente se va a dormir y repite todo de nuevo. 

Los fines de semana son diferentes, se queda en casa estudiando o ayudando a su tía y no sale a menos que sea a comprar los víveres. 

[...]

En estos momentos estoy fuera de su trabajo, la observo, veo cada movimiento de su cuerpo y sus expresiones faciales; cuando pasa a tomar la orden de los comensales, al preparar café o cuando charla con alguien.

Siempre es muy ágil y eficiente con todo. Pero hoy la noto distraída. Me recuerda a cuando era pequeña. En esas épocas sí que era una despistada sin remedio. Me río al recordarlo.

Acaba de entrar un tipo a la cafetería y porta un uniforme igual al de T/N. Creí que en ese lugar solo trabajaban mujeres. Parece que el hombre está saludando a todos bastante normal.

Todo va bien, hasta que veo como se acerca a T/N, la abraza y le planta un beso en la frente. Ella se nota bastante incómoda e incluso molesta. No le corresponde.

—¿Quien es ese? ¿Por qué la toca? —me digo en voz alta—.

Aguzo la vista. T/N está por irse pero aquel tipo la jala del brazo, le dice algo y ella se suelta para salir.

—Ese imbécil —musite entrecerrando los ojos—. 

T/N se va para otro lado y es mi oportunidad para seguirla. Entra a una tienda de autoservicio compra algunas cosas y sale de ahí. 

Camina a casa, pensé que se iría en autobús. Al doblar la esquina veo que intenta irse por otro rumbo.

Estudié todos los posibles caminos para llegar a su casa y llegué a la conclusión de que iba a tomar un atajo.

—Podría ser mi oportunidad para hacer una movida y llamar su atención —pensé—.

Corrí a una calle vecina para entrar por el pequeño callejón de lado contrario e interceptarla de frente. 

Dos tipos pasan por el mismo callejón al tiempo y choque con ellos

—Oye, idiota ¿Qué mierda te pasa? —dice un obeso—. ¿Acaso no miras por donde vas?

—¿Por qué nos miras así? —cuestionó el otro hombre barbón—. ¿Te parece gracioso?

Estos tipos son una molestia y quisiera darles una golpiza ahora mismo. Pero una parte de mí está segura de la presencia de T/N, así que me detengo.

—¿No dirás nada?, ¿Te obligamos a hablar? —el obeso se me acerca—.

—¿No respondes a tus mayores? —el barbón me empuja contra la pared—.

Uno me detiene y el otro me golpea el estómago. 

—T/N, sé que estás ahí —pensé—. 

Me da curiosidad lo que pueda hacer al ver esta situación. ¿Me defenderá?

—¡Hey! —una vez más tengo razón, ella salió de su escondite para ayudarme—. ¡¿Qué le hacen?!

No cambia su forma de correr. Desde que era pequeña corría de una forma particular.

—Oye niña, no te metas, no es tu asunto

—¡Si es mi asunto! —reclama, sus cejas juntas evidencian su enojo—. El... ¡el es mi hermano!

—¿Este chico es tu hermano? —me señala el hombre más gordo—.

—Y si es tu hermano entonces ¿Por qué no venían juntos? —pregunta el barbón—.

—Le dije que me esperara mientras compraba algo —dice—. Pero no debí dejarlo solo, el escapo y lo busqué como loca, ¡Y cuando lo encuentro, dos hombres lo están golpeando!

—Tú hermano es bastante grande para cuidarse solo niña

—Pero él está enfermo —se excusa—. Y ustedes ¿se atreven a golpearlo? —protesta—. Es imperdonable, creo que tendré que hablarle a su terapeuta, a mi madre y a la policía para arreglar este asunto —se cruza de brazos—.

—No, no hay porque hacer eso —el barbón se hace hacia atrás—.

—Nosotros ya nos íbamos —dice el obeso—. Lo sentimos

Se van corriendo. Yo no aguantaba las ganas de reír. Esta situación era divertida. Las excusas de T/N eran lo mejor. No tenía idea de que fuese tan ocurrente.

—Oye ¿Estás bien? —se dirige hacia mí, yo no aguanto más—. ¿De qué te ríes? —pregunta desconcertada, no paraba de reír—. ¡Oye!

—L... lo siento —intento tranquilizarme—. Es solo que, ¿Cómo se te ocurrió decir todas esas locuras?

—No lo pensé, solo lo dije y ya —se toca la nuca nerviosa—.

—Lo que me preocupa realmente, es lo que dijiste para justificarme

—¿Qué cosa?

—¿De verdad te parezco un enfermo? —cuestiono señalandome—.

—¡No!, solo lo dije para salvarte el pellejo —se cruza de brazos—. Deberías agradecer en lugar de reír —se recarga en la pared del callejón—. Además, si te estás riendo es que no te dolió mucho la golpiza de esos hombres

—Ahora que me lo dices, si me duele —asiento, obvio es mentira—.

—Bien, entonces camina —se impulsa y da unos pasos—.

—Y ¿A dónde vamos? —pregunto siguiendola—.

—A mi casa para curarte —voltea a verme—. ¿A dónde más?

__________

✨Agradecimientos✨

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Psycho_Himiko

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HelenVazquezAlvarez

23Insomnia823

svnserinam

j_vonmaverick

Muchas gracias a tod@s. Lo hago por ustedes y su apoyo motiva a seguir.

Con cariño:

Psycho_Madara

𝓒𝓸𝓻𝓻𝓸𝓶𝓹𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸 𝓽𝓾 𝓲𝓷𝓸𝓬𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪  |Jason the Toymaker y tú| EditDonde viven las historias. Descúbrelo ahora