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Cadenas y oscuridad

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Cadenas y oscuridad

By T/N

Un sonido agudo lastima mis oídos.

Me duele el cuerpo y mi cabeza se siente a punto de estallar. Con dificultad abro los ojos e intento levantarme, pero algo no me lo permite. Al mover mis piernas distingo el sonido del metal siendo arrastrado, estoy encadenada de los tobillos. Con ayuda de las manos me alzo para sentarme. Mi cuerpo esta recargado en lo que parece ser una lámina metálica, por su frialdad y dureza. A mi alrededor había barrotes, incluso por arriba. Estoy en una jaula. Pude distinguir un poco como me encontraba gracias a una pequeña ventana que daba una tenue luz. 

Olía a humedad y a moho. Todo estaba en silencio. No sé por qué temblaba más, por el frío del lugar o por mi mal presentimiento. No podía dejar de mirar alrededor con desespero, en busca de alguna escapatoria.

Un rechinido me hace reaccionar de pronto. La puerta se abre abruptamente.

—Vaya, despertaste —habla aquella figura oscura de brillantes ojos verdes—. Creí que me había sobrepasado de fuerza, pero estas bien —se acerca a paso firme, haciendo eco en la habitación—.

—J... Jason —apenas pronuncié—.

Jason abrió la puerta de la pequeña jaula y gateo para llegar hasta mí. Con mis pies tome impulso hacia atrás, pero los barrotes me detuvieron.

—Tranquila muñequita —murmura tomando mi mentón—. Si obedeces, tu vida aquí será muy feliz y no tendrás que temer.

—Suéltame —espeté—. No quiero estar aquí Jason.

—Entiendo que no quieras estar en un lugar como este —se sienta a mi lado—. Pero ¿Qué me garantiza que no intentarás huir?

En ese momento, lo único que se me ocurría era huir. Aún así, fui consciente de que no podía decir la verdad o jamás saldría de esta habitación.

—N... No, no huiré, lo prometo.

—Bien, aunque es una lástima, te ves tan hermosa encerrada, como una linda mariposa —sacó una llave de su saco—. Si intentas cualquier cosa, atente a las consecuencias —advirtió, acto seguido me quitó las cadenas—.

Jason salió de la jaula, le seguí el paso.

—Necesito que vengas conmigo —habla Jason haciendo un gesto para que lo siga—.

—¿A dónde vamos? —pregunté, pero no recibí respuesta—. 

Caminamos por un pasillo e intentaba no tropezarme, estaba todo oscuro y a Jason no parecía preocuparle.

Mientras estaba concentrada en mis pensamientos, Jason abrió una puerta y finalmente prendió la luz. Hizo un ademán para que pasara.

Al entrar, lo primero que saltó a mi vista fue una mesa metálica oxidada y detrás de esta, un arsenal de armas blancas colgado en la pared. 

Tuve un mal presentimiento, pero cuando menos me di cuenta, Jason ya había puesto seguro a la puerta.

—¿Por qué estamos aquí? —pregunté insegura—.

En un movimiento veloz, Jason tomó mis brazos y azotó mi cuerpo contra la mesa, dejándome acostada. Inmovilizó mis piernas con las suyas encima y mientras tanto me amarró las muñecas con una soga. 

Fue tan rápido que apenas tuve tiempo de reaccionar. Termine amarrada de pies y manos, encima de la fría mesa de metal.

—¿Por qué me estas haciendo esto Jason? —sollocé—.

—¿Creíste que se me olvidaría lo que dijiste? —preguntó mientras observaba su pared llena de cuchillos—.

—¿Q... Qué?

—Esto es para que no olvides tu lugar —hablo en un sombrío tono—.

Subió a la mesa poniendo sus piernas a los costados de mis muslos. Con ambas manos destrozó mi blusa, dejando expuesto mi abdomen. 

—Jason, por favor no

Me ignoró y tomó una delgada navaja. Su malvada sonrisa no tenía indicios de querer parar.

—Ahora, voy a hacer que sientas mi amor.

El cuchillo siendo enterrado en mi piel me hizo gritar de dolor. Los cortes eran delgados, pero profundos, entre más profundidad, más dolor.

Mis lágrimas apenas me permitían ver, no paraban de salir. Distinguí las manos de Jason empapadas en sangre.

—Delicioso —lamió su mano—. Eres deliciosa mi pequeña T/N —miró mi abdomen fervientemente—. Estás empapada, déjame solucionarlo.

Su cálido aliento chocaba con mi piel. Comenzó besando por doquier lenta y suavemente, hasta que su lengua pasó por mis frescas y ensangrentadas heridas y sus filosos dientes mordían las partes que no fueron cortadas.

Ardía, dolía y era repugnante.




La sonrisa de Jason con sangre alrededor, 

una de las cosas más horribles que he visto.

𝓒𝓸𝓻𝓻𝓸𝓶𝓹𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸 𝓽𝓾 𝓲𝓷𝓸𝓬𝓮𝓷𝓬𝓲𝓪  |Jason the Toymaker y tú| EditDonde viven las historias. Descúbrelo ahora