Bad boy - Maknae line BTS -

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Naín's POV

Mis piernas chocaban entre sí, mientras trataba de encontrar a Jimin corriendo a toda velocidad por los pasillos de la enorme casa, procurando no toparme con Jungkook de nuevo en cada esquina que giraba o estampar mi rostro contra el suelo, pero para mi suerte ninguna de las dos se cumplió y rápido podía sentir como mi corazón volvía a tomar su ritmo cardíaco normal.
No podía quitarme a Jungkook de la cabeza, era tan extraño y misterioso, prácticamente no conocía nada de él, aún seguía muy confundida y su comportamiento no hacia nada más que empeorar toda la situación, pero aún así percibía que había mucho más en el fondo de ese chico y me sentía tan atraída por descubrirlo que me hacía parecer una boba por cargar con aquel sentimiento y no poder simplemente hacerlo a un lado y nunca más volver a interesarme por él, después de todo era un cruel idiota. Una vez más se me revolvía el estómago sólo de recordar todo lo que Jimin me había contado, pero aún así ya no me molestaba como sentía que debería hacerlo.
¿Por que no podía dejar de ser jodidamente patética?
Hace unos días me encontraba existiendo a través de un espacio lleno de borrosos recuerdos entre la música, los problemas entre mis padres, mi odio a Tae y el estrés de la escuela, tratando de sobrevivir los finales, pero ahora mi mayor problema era entender mis sentimientos, el temor de arruinar la amistad de 3 chicos, la probabilidad de que me volvieran a romper el corazón y el gran trabajo que tenía que hacer para que mi estabilidad emocional no se arruinara por culpa de un amorío extraño y aún inexistente. ¿Era esta la vida amorosa y dramática que siempre había querido? Ya no estaba tan segura si quería tanto drama en mi vida y esto solo iba comenzando.

Cuando llegué a la cocina con mis pensamientos contraponiéndose los unos a los otros por un largo tiempo, mis ojos visualizaron de inmediato la espalda de Jimin, vistiendo una playera roja y un mantel rosa chillon amarrado por detrás. Podía ver como el chico lucía exasperado, su pelo revuelto, agitando sus manos con rápidos movimientos mientras peleaba con Namjoon sobre algún procedimiento que estaban haciendo mal, Namjoon por lo contrario y a diferencia del chico rubio, sólo se encontraba haciendo ademanes de intentar explicarle algo, pero el rubio jamás lo dejaba terminar, haciendo que Nam se frustrara aún más. El chico también llevaba un mantel pero este era de un color amarillo pastel, con encaje bordado en el dobladillo de este.
Un montón de ingredientes se encontraban tirados sobre la mesa principal, me recordaba a la primera vez que entré a la casa y preparaban su fiesta, sólo que esta vez era una situación totalmente distinta, no había pasado mucho tiempo, pero aún así todo era distinto. ¿No los vuelve locos como de rápido cambian las cosas de la noche a la mañana?

Después de unos segundos de analizar todo el entorno, volví a dirigir mi mirada a ambos con el ceño fruncido y una sonrisa divertida. Era toda una escena digna de admirar y que era tan divertida que estaba a punto de explotar en carcajadas.

-¡No lo entiendes, así no es!- Namjoon le dió un leve empujón quitándole el sartén a Jimin, haciendo que Jimin estrellara un huevo en el suelo, ganándose una reprimiendo de parte del chico.

-Así lo hace Jin hyung, ¿por qué te pedí ayuda a ti en un principio?- Jimin volvió a arrebatarle el sartén y Namjoon estaba a punto de soltar una sarta de insultos hacia su persona cuando no pude pude evitar soltar una carcajada, haciéndoles saber que llevaba un buen rato ahí viéndolos cómo si estuvieran haciendo un espectáculo. Aquella escena me había hecho olvidar todo el drama de arriba con Jungkook.

-Oh, Naín- Namjoon dió un pequeño salto, arrancándose de un jalón el mantel con las mejillas rosadas.- No te habíamos escuchado llegar.

Lo saludé con un movimiento de mano rápido, poniendo toda mi atención en Jimin, Namjoon le metió un golpe en la nuca al verme con más atención y chisto los dientes apuntándome.-Jimin, ¿qué hace vestida así?- Me encogí en mi lugar viendo el vestido que Taehyung y Jungkook me regalaron, haciendo que se me revolviera el estómago. Casi lo había olvidado.- Dale ropa más cómoda, idiota.

Jimin se giró ofendido y levantó su brazo en forma de amenaza hacia el mayor, pero no llegó a tocarlo. Me dirigió una mirada con una sonrisa rápida, achinando sus ojos y corrió a darme un beso, tomándome por la cintura. Ahora era yo la que tenía las mejillas rosas a más no poder.

-¿Cómo dormiste, quieres cambiarte?- el chico peinó mi cabello con cariño.

Asentí lentamente como respuesta y no tardó ni un segundo después movilizándose de inmediato, corriendo escaleras arriba hacia su habitación con mi mano agarrada entre una cálida caricia.

-Trataba de sorprenderte con el desayuno, pero parece que ya no será más una sorpresa.- El chico abrió la puerta de su habitación de un empujón y casi nos llevamos un susto al encontrarnos con Jungkook que aún se situaba en la habitación, tirado sobre la cama de Jimin, dandole pequeñas caladas a un cigarro y soltando el humo con delicadeza, como si el ambiente no lo asfixiara estando ahí encerrado, casi podía sentir como se sofocaba y yo solo había llegado hace unos segundos.

Jimin carraspeó la garganta en un incómodo sonido al ver que el chico no nos prestaba atención, el rubio me hizo saber en cuestión de segundos que no le agradaba la situación, tensando su agarre sobre mi mano. El pelinegro volteó dándole una última calada y dejando caer el cigarro sobre el suelo, para luego aplastarlo con una de sus pesadas botas, dejando rastros pequeños de ceniza ensuciando el suelo.

Lo último que quería era tener que lidiar con Jimin molesto o tener que escuchar a ambos insultándose, así que de nuevo me sentía encerrada en una horrible pesadilla, en un cuento de nunca acabar, donde los escuchaba destruirse una y otra vez. Comenzaba a ser aterrador y cansado.

-Oh, regresaste Naín, sabía que lo harías.- Me dedicó una sonrisa pequeña, pero esta vez ya no lucía tan contento como antes, un Aura amarga parecía cubrir su alrededor y parecía aún menos contento de ver a Jimin ahí.- Y veo que trajiste a tu perro faldero contigo.

Tragué saliva ruidosamente, tratando de no ahogarme, ¿qué demonios buscaba conseguir?

-Sal de mi habitación, Jeon.

-Estoy aquí para hablar con Naín, no contigo.- El chico repitió el tono de Jimin en forma de burla, miró sus manos quitándole importancia al dirigirse hacia él y negó con la cabeza.- ¿Podemos hablar, Nana?

Me quedé congelada sin saber que hacer y lo único que se me pudo ocurrir fue mirar a Jimin en busca de ayuda. ¿Quería hablar con él? ¿qué es lo que podría decirme?

-No quiere.

Jungkook soltó una carcajada falta de cualquier tipo de gozo y se cruzó de hombros viendo a Jimin con una ceja elevada.
-No importa cuánto tiempo pase, sigues siendo un idiota. ¿Cuántas veces tengo que repetirte que Naín puede tomar sus propias decisiones?- El chico avanzó metiendo las manos en sus bolsillos y cuando pasó junto a Jimin, le dió un leve empujón con su hombro tratando de emperor las cosas y haciendo el ambiente mucho más tenso.- Nana, no se porqué sigues dejando que hable por ti, si es por tu falta de figura paterna o porque simplemente eres boba, pero hay otras formas de llenar tu frustración sexual.- El chico se agachó y me guiñó un ojo como si las palabras que hubieran salido por sus labios fueran la más pura y dulce miel, pero no era así, sus palabras eran puro veneno y podía ver cómo detrás de su mirada lo estaba comiendo vivo la ira. Se acercó lentamente a mi oído al ver que no me movía o decía nada y susurró levemente para que sólo yo lo escuchara.- De verdad necesito hablar contigo, te voy a buscar a tu casa a las 6 en punto.- Su voz sonaba mucho más suave dirigiéndose a mi, pero no le quitaba el aspecto espeluznante bajo mi mirada.

Jimin se encontraba igual de inmóvil que yo, sin saber que hacer o decir. Jungkook había tocado las fibras sensibles de todos y se había ido tan blando, como si fuera un lindo conejillo libre de culpa.

¿Qué más quería de mi?