Bad boy - Maknae line BTS -

20

Naín's POV

Había pasado un tiempo considerable desde la salida de Jungkook cuando comenzaba a sentir la sensación de mi garganta secarse mientras mis dedos juguetean entre sí, sin saber que hacer a continuación. El silencio había reinado por lo que parecieron incontables horas, pero que en realidad habían sido algunos cuantos minutos pesados, frustrados en sentimientos perdidos en la tensa atmosfera horripilante e interminable que me hacía sentir confusa. No podía evitar quedarme congelada tratando de reaccionar, aún procesando las pesadas palabras que habían salido de la boca de Jeon dentro de mi misma. Estaba segura que el propósito de su afilada lengua se había cumplido, y habernos dejado atónitos se había convertido en una situación tan irónica.
No podía describir este sentimiento que seguía sintiendo cada que las cosas se complicaban, parecía que el silencio y la incomodidad se seguían repitiendo, viviendo la misma sensación una y otra vez. No era algo agradable de experimentar, me estaba comenzando a matar y las ganas de querer ser tragada por la tierra se volvían mucho más grandes. Primero, la culpa había sido de la gran bomba que Tae había tirado hacia Jimin, y ahora Jungkook buscaba empeorar las cosas. Quería vomitar mi estómago por completo y borrar los últimos días que habían pasado.

Nunca debí de haber conocido a Jungkook.

No paraba de pensar aquello, ahí, parada tratando de hacer a un lado el hecho de que él solo me estaba llenando de problemas innecesarios desde que llego a mi vida. Y no era a la única que le estaba complicando la existencia.

Carraspeé mi garganta, tratando de concentrarme en el rubio que estaba a mi lado.
Pensaba que Jimin seguiría a Jungkook y le propinaría un buen y merecido golpe en su engreído rostro, pero el chico lucía abatido y sumido en sus pensamientos al igual que yo, y para mi, ver ese comportamiento en Jimin, era algo totalmente nuevo. Se veía dócil, sin ningún atisbo para comenzar un conflicto entre sus amigos, a diferencia de hace unas horas.

Casi podía escuchar una melodía trágica de fondo que encajaba con la tensa situación.
Seguíamos ahí parados, sin dirigirnos una mirada. De nuevo esperaba que él hablara, que me dijera que no podía hablar con él y que lo mandara a la mierda, pero lo único que seguían captando mis oídos era el más frío y gélido silencio, estaba casi segura de que podía sentir la sensación de ahogo sobrepasándome cuánto más tiempo en silencio pasaba.

-Deberías escucharlo, creo que tiene razón.
Parpadeé repetidamente y mi boca se abrió sin dar crédito a lo que creí haber escuchado. Esperaba que dijera una y mil cosas sobre la situación, todas maldiciendo a Jungkook de por medio, pero lo último que se me había pasado por la cabeza es que estuviera de acuerdo con aquello. ¿Acaso yo estaba alucinando?

-¿Qué?- pregunté en un hilo de voz.

-Que deberías escucharlo.- Se encogió de hombros y cayó rendido sobre la cama, no podía dirigirme la mirada y no dejaba de pasar una de sus manos por su pelo, peinándolo hacia atrás como cuando estaba nervioso o ansioso.

Lo miré con el ceño fruncido. ¿Eso era todo?
Mi boca se movió consternada, no contenta con lo que había dicho, tratando de sacar respuestas sobre su actitud de rendimiento, pero las palabras se quedaban atascadas sin saber por donde pasar. ¿De verdad creía todas esas cosas de si mismo? Quería decirle que no tenía porque escuchar a Jungkook y que a pesar de que sí podía llegar a ser un gran idiota a veces, no dejaba de ser la persona que más se preocupaba por la gente a su alrededor, pero de nuevo mi garganta no parecía dejar salir mis palabras. No podía parar de procesar todo lo que estaba atacando a mi cerebro.

Quería terminar con esta agonía. Tal vez debería dejar de exagerar todo, tomarle la palabra a Jeon, ir a escuchar su excusa de manipulación y finalizar esta pesadilla de una vez.
Estaba decidida a largarme de ahí y tomar cartas sobre el asunto, pero casi como si nuestra salvación hubiera llegado, dos golpes en la puerta me hizo tomar otra decisión. Una cabellera castaña se asomó por el marco de la puerta, encontrándome con los alegres ojos de Seokjin, que de inmediato percibió el ambiente de la habitación, haciendo que cambiara de expresión.-Oh, lo siento. Ya me voy de aquí.- me miró con una mueca y retrocedió jalando la puerta consigo mismo.

-¡Alto ahí, necesito hablar contigo Kim!- Le dirigí una última mirada a Jimin con la esperanza de que él me estuviera viendo también, pero su cabeza estaba hundida sobre sus almohadas. Apreté mis labios decidiendo dejarlo a solas mientras corría detrás de Jin.

Tal vez él necesitaba tiempo para pensar y yo necesitaba resolver toda esta situación. O al menos conseguir las respuestas para deshacer este enredo.
Jin hizo un movimiento con su cabeza, indicándome que lo siguiera.

Cuando bajábamos las escaleras para llegar a la cocina decidió romper el silencio.- Me acabas de llamar por mi apellido, ¿estoy en problemas?- me miró divertido enarcando una de sus cejas, pero al notar que no había rastro de alguna pizca de diversión en mi rostro su semblante cambió a uno preocupado.- ¿Qué?

Me crucé de brazos apoyándome sobre la barra.- ¿De verdad fingirás no saberlo?

-Ehh, si pudieras iluminarme un poco, tal vez no estaría tan perdido.

Bufé con cansancio, exasperandome con su actitud de hacerse el bobo.- ¡Prometiste que no le dirías a nadie sobre la estupidez que pensaba cuando me encontraste con Taehyung, ahora a Jungkook se le soltó la boca después de tener la peor idea del mundo y complicó las cosas entre todos!- tomé aire con furia.- ¡Jimin no puede ver a ninguno de sus amigos y ahora yo me siento responsable por esta gran estupidez. Debería poder disfrutar de mi maldita vida sexual como yo quiero y no ir arruinando vidas por ahí porque alguien no sabe guardar los secretos de los demás. Además, ahora estoy más confundida que antes y no sé que quiero hacer al respecto!

El estallido de un plato al final de mi discurso me sobresaltó, haciendo que mi respiración se agitara aún más. Me giré hacia el sonido con los ojos abiertos y me encontré a un adormilado Yoongi mirándome incrédulo.

-Vaya...

Me golpeé la cabeza maldiciendo en mi interior. Genial, más gente involucrada.

-Yo no escuché nada, pueden seguir con su platica.- Yoongi me seguía viendo con la misma expresión, contradiciendo sus palabras.- Yo no existo aquí, pueden hacer como si no estuviera.- canturreó para si mismo, girándose para continuar con lo suyo sin quitar esa horrible expresión que me hacía sentir tan avergonzada.

Ahí estaban de nuevo, las ganas de querer que la tierra me tragara. Me giré hacia Jin desgastada por
mi estupidez esperando que hablara, tomándole la palabra al chico pálido. Que más daba que alguien más se enterara.

Jin me miró con el ceño fruncido y las manos en su cadera.- No sé que fue lo que te dijeron, pero Naín te juro que no le dije nada a nadie y por supuesto que no se me salió por accidente, no soy esa clase de persona.

Suspiré con cansancio, sintiendo mi cabeza doler. Parecía sincero pero no podía estar 100% segura.

El carraspeo de la garganta de Yoongi volvió a interrumpir nuestra conversación, haciendo que ambos nos giráramos a verlo con una mirada asesina. El chico pálido elevó los brazos de forma inocente y comenzó a hablar con un puchero de queja en sus labios.- ¡No me miren así, no quiero meterme en esta conversación!- sacudió la cabeza aún con su boca hecha un mohín y me apuntó como si estuviera regañándome.- Escuché a Jungkook hablándolo con Tae, a él se le salió mencionar que había escuchado la conversación que habías tenido con Jin y fue muy claro con no mencionárselo a Jimin o lo iba a colgar vivo.

-Debes estar jodiendome.

Miré con incredulidad a ambos sacudiendo mi cabeza. Todos estos idiotas me iban a volver loca tarde o temprano. Más y más mentiras, más y más gente involucrada. Solté un pequeño grito frustrado apretando los puños y salí hecha una furia ignorando el constante llamado de Jin.

Necesitaba respuestas y la única persona que podía dármelas ahora era Jeon Jungkook.