22

10 1 0
                                    

Lyudmila

Dejé pasar a Thomas a mí casa, lo guié hacia la sala de estar para, poder charlar; cosa que me disgustaba, pero, no tenemos que perder los modales, queridos.

-¿Y? ¿De qué es lo qué quieres hablar? -inquirí desdeñosamente. Zacharias me trajo una copa de vino y la acepté para después darle un sorbo.
-Creo que no deberías tomar tan temprano, Mila -dijo con cinismo.
-Y tú no deberías decirme que hacer, imbécil. Puedes cerrar aquella bocaza tuya -molesta le dije.
-Entonces, no tendría sentido venir aquí, Mila.
-Deja de ser tan castrante por unos momentos en tu miserable vida -le advertí -; ve directo al grano.
-Bueno, para lo que vine aquí es para decirte, que -hizo una pausa -, pares de mandar Multiplier a matar gente inocente -sonrió cínico e inocente. Lo fulminé con la mirada.
-Parker, no me vengas con estupideces -dije molesta -. Sabes mejor que yo, que el Círculo Único no ha hecho nada para tratar de hacer genocidios por todas partes.
-¿El Círculo Único o tú? -preguntó socarrón.
-Vlad -llamé nuevamente a mi amigo, se acercó y se posicionó a un lado mío -. Él es en quien confío más que a mi misma, puedes preguntarle todo lo que quieras y él te responderá con la verdad. Te lo aseguro, Thomas -dije diciendo toda la verdad. Odio las mentiras -. Pregunta todo lo que quieras.
-Está bien, si tanto alardeas sobre su actitud de honestidad -hizo una pausa y yo apreté la mandíbula -; probémosla -sonrió con altanería -. ¿Es cierto qué ustedes no mandaron a los Multiplier a atacar gente inocente?
-Es muy cierto, Thomas. Todos en esta sala sabemos quién fue, inclusive usted -mi lacayo defendió nuestra creencia de quién fue.
-Tiene toda la razón, Vladimir -confirmó -. Siguiente pregunta -dijo -. ¿Cómo diantres saben que mi hija ilegítima es la Fuente de la Destrucción?
-No tengo porque darte respuesta alguna, Parker -dije con aires de suficiencia.
-Pero yo la exigo, Kaufman.

Rebasó cualquier línea de control mía, me levanté de mi asiento, lo tomé del cuello de la camisa y lo empujé contra la pared blanquecina.

-Escúchame bien, gilipollas -espeté -. Yo no necesito darte ninguna respuesta a tus -lo apunté con un dedo -preguntas, ¡¿me oíste?! Por algo existe la privacidad, para que gente con narices tan grandes como tú no se metan en los malditos asuntos de otras personas.
-Me importa un bledo tus valores de mierda, Kaufman -rugió.
-No sabes con quién te estás metiendo, Parker.
-Oh sí, sí que lo sé -sonrió socarrón -. Me estoy metiendo con la perra más cobarde que he conocido en toda mi vida. Lamento herir tu ego, zorra.

Con eso fue lo que exploté. Le di un puñetazo en la mejilla izquierda, y le propiné otro en la derecha.

-¿Eso es lo mejor qué tienes, luciérnaga?

Le di otro puñetazo pero con más furia. ¿Cómo se atreve a llamarme así?

-¡Lyudmila! -exclamó Vlad y me tomó por la muñeca con la que iba a darle otro puñetazo -¡Basta! -me giré hacia él y sus ojos estaban llenos de preocupación -Llévatelo de aquí, Zac -ordenó Vlad a Zacharias. Lo solté.

Zacharias lo tomó del brazo y ya lo estaba guiando fuera de mi casa, cuando Thomas se paró en seco.

-Y luciérnaga, recuerda que, también los villanos se convierten en superhéroes.

¿Qué? ¡Eso no tiene sentido!

Lilianne

Chase y yo seguíamos en la biblioteca, pero esta vez hablando sobre libros. Era fantástico hablar con él, tenía una manera de expresarse única. Te atrapa con sus palabras.

-Chase, las noticias -un Dave sudoroso se asomó por la puerta de la biblioteca. Se puso de pie de inmediato y me ofreció una mano. La acepté y me pude poner de pie.

Triangle: The beginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora