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—¿Qué fue eso?

Mierda multiplicada por mil. Mi corazón estaba acelerado, sudaba de lo nerviosa que me sentía al saber que si me atrapaban me iba a ir muy feo.

—No lo sé, Crystal. Por favor, siéntate.

Y creo que lo hizo, escuché las patas de la silla arrastrarse.

—Crystal, creo que sabes bien que sucederá si hablas con él... —hizo una pausa, y me pregunta es, ¿quién es él? —Le diré a Lilianne la verdad y habrá graves consecuencias, ya te lo había advertido.

¡¿Qué verdad?! ¡Dios Santo! Creo que mis padres, no son las personas que creí que eran y en especial, mi padre. Me di cuenta de que está familia tiene muchos secretos muy importantes. Que podrían destruir todo a su paso. Tengo que hacer algo. Inconscientemente, fui hacia con mis padres.

—¿Y cuál es la verdad? —le pregunté a mi padre —Papá, me llevas mintiendo toda tu vida, ahora quiero la verdad.

—¿Quieres la verdad? La tendrás.

¡Y me la dijo! Pero, no recuerdo nada de lo sucedido, sólo recuerdo que fui a la cocina y ¡eso es todo! Porque había despertado en mi cama, y con la ropa de dormir. Al levantarme, fui al cuarto de baño y me duché. Y lo peor de todo es que estaba en mis "boom". Y para ser más científicamente específica; mi útero sangra. Es como si un hombre obeso se sentará sobre mi útero, lo cual, ¡se siente horrible! Mi ropa era demasiado...simple. Por el momento, no quería llamar la atención. Agarré mi bolso, y salí de mi habitación, corriendo escaleras abajo. Estaba molesta.

—Cariño, ¿nos vas a desayunar? —preguntó mi madre.

—No tengo apetito, gracias —respondí con desdén.

Caminé hacia la puerta de entrada y salí de casa. Caminaba velozmente, no quería tomar el autobús; todos los estratos sociales encerrados en una caja con cuatro ruedas y lo peor de todo, es que yo no pertenezco a ninguno. No tengo donde sentarme, nada de nada...

—Pst.

Alguien dijo, volteé a todas partes extrañada.

—Pst. Oye, tú.

Volví a estar confundida, hasta que vi unos ojos entre los arbustos. Me señalé a mí misma, y en mis labios forme "¿yo?".

—Sí, tú. Acércate.

Y lo hice. ¿Acaso estoy estúpida o es mi falta de consciencia? Creo que ambas. Nadie se le acerca a un extraño, ¿entonces cómo conoceríamos a nuestros amigos?

—Hola, me llamo Kirsten —De los arbustos salió una chica pelirroja, con el pelo ondulado con unos ojos entre verdosos y amarillo. Como color miel.

—¿Kirsten? —le tendí la mano, y la aceptó gustosa. Tenía algo en la muñeca, pero no pude distinguirlo por sus estúpidas pulseras —Deberías dejar ver eso debajo de tu pulseras, se ve que está fabuloso tu tatuaje.

Ella se sonrojó de vergüenza —¿Gracias? —dijo insegura —Eres la primera persona que pronuncia bien mi nombre y se da cuenta de mi tatuaje...me caes bien —hizo una pausa —, ¿vas a la escuela que está aquí cerca?

—Sí. ¿Tú también?

—Sí, lamentablemente.

Reímos y decidimos caminar lo que faltaba del camino juntas. Me contó muchas cosas sobre ella. Se llama Kirsten Lucile Chant, y es británica. Con razón su acento se me hacía raro.

—Ya llegamos al infierno llamado escuela —dijo Kirsten desanimada —¿Qué clase te toca?

—Trigonometría —le dije quejumbrosa —, ¿y a ti?

Triangle: The beginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora