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Hoy me levanté con una sensación algo extraña, como un presentimiento. Retiré las sábanas, me desperecé un poco, me levanté y mis pies tocaron el frío suelo, fui al baño para cepillarme los dientes, al mirarme en el espejo noté que mi cabello estaba un poco alboratado (que digo, mucho.) Hice una mueca ante mi cabellera salvaje. Cerré la puerta y me desvestí.

Abrí la ducha, esperando a que se templara, cuando ya se templó, me metí a la ducha y me relajé un poco. Sentía el agua caliente correr por mi espalda, enjuagué mi cuerpo y cabello, al terminar cerré la ducha, tomé una toalla para colocarla alrededor de mi cuerpo. Salí del baño directamente hacia mi clóset para sacar algo de ropa interior y ropa normal. Saqué unos jeans rasgados, un blusa de tirantes blanca y arriba una camiseta de cuadros azul, abotoné sólo tres botones, busqué unas botas de vestir y me las coloqué. Coloqué mi pelo en una coleta alta, tome mi mochila y bajé las escaleras para desayunar. En la cocina me encontré con mi padre con su traje de negocios, leyendo el periódico y tomando de su taza de café.

—Buenos días, papá —lo saludé.

—Buenos días, Lily —dijo dándome una sonrisa cálida.

— ¿Qué hay de desayunar, Patricia? —interrogué con un tono un tanto hambriento a la ama de llaves.

—Tostadas con mantequilla, señorita Lilianne —me respondió, sonriendo de forma gentil.

Asentí en forma de confirmación a su respuesta, fui por un plato y un vaso, me senté en el taburete colocando, a su vez, el plato y el vaso. Coloqué dos tostadas en mi plato, me serví jugo de naranja y empecé a desayunar.

— ¿Mamá sigue en Francia? —pregunté a mi padre.

—Si, regresará mañana por la mañana —me avisó .

Le di un mordisco a mi tostada, saboreándola, sabía deliciosa. Bueno, ¿qué comida no sabía deliciosa?

Pensé en lo que pasaría hoy, y sería lo siguiente:

Ver a Melanie y a Charlie (Charlotte) paradas en la puerta de entrada esperándome, después ir a clase de Historia y ver al insoportable del profesor Fray, sufrir en la clase de gimnasia, haciendo piruetas (para mi son sólo saltos), ir al almuerzo y todas esas tonterías de un día común. Bonita rutina tengo yo.

Me acabé mis tostadas sin darme cuenta, y apresurada por la hora me acabé el jugo inmediatamente, le di un beso fugaz en la mejilla a mi padre y salí a paso rápido.

A media calle de llegar a la escuela, sentía que alguien me seguía, me giré y no vi a nadie, pero, al volverme a girar me encontré con un chico vestido de negro, que se acercaba de manera peligrosa hacia mí. Intenté escapar, también intenté gritar, pero aquel hombre me cubrió la boca y atrapó mis manos entre las suyas con fuerza, y entonces todo a mi alrededor se volvió oscuro y me di cuenta que tenía algo cubriéndome la cabeza. Mi respiración se volvió acelerada e intentaba gritar aún pero aun con aquella tela sobre mí, ese hombre me cubría la boca. Las manos del desconocido fueron reemplazadas por una soga que amarraba fuerte mis manos, quería escapar. 

Mis pies se despegaron del suelo y yo comencé a forcejear con mi secuestrador para intentar escapar, pero al parecer él era más fuerte. Demonios

Me subieron a una camioneta (o eso creo), y sentí como mi cuerpo se hacía atrás por la inercia del arranque del vehículo. 

Mi única defensa eran mis piernas, así que empecé a patalear todo lo que pude. A todos lados movía mis piernas con tal de acertar para darle un golpe a quién sea que estuviese junto conmigo.

— ¡Mierda, Dave! —exclamó una voz masculina —Le hubieras atado las piernas, sabe dar patadas —se quejó con un tanto aniñado. ¿Qué carajos?

Triangle: The beginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora