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"Su amigo es el que conoce todo sobre usted, y de todas maneras lo quiere".
-Elbert Hubbard.

¿Alguna vez han sentido un vacío inmenso? ¿Tan inmenso qué, es imposible de llenar? Es algo doloroso. Es como, una enorme herida que jamás se curará, y sí, arde y duele como no tienen idea.

Hoy, es el funeral de Charlotte. No tenía ganas de ir. ¿Quién querría ir al funeral de su mejor amigo? Absolutamente nadie.

-Lily, ya hay que irnos -dijo mi madre preocupada y triste, por mí. Siente lástima.

-Ya voy.

Me coloqué las zapatillas, y salí de ahí con pesadumbre. Bajaba los peldaños de las escaleras, desanimadamente. Subí al coche de mi padre, él venía con su traje, obviamente. Me subí en el asiento trasero, y pude ver como la elegante figura de mi madre entraba en el coche; después mi padre. Recargué mi cabeza contra la ventanilla, y observaba como los follajes de los árboles cambiaban de color. Era otoño y justamente mañana, Charlotte cumplía dieciocho. Irónico. Morir siendo menor de edad. El día era nublado, las nubes estaban cargadas de agua, se veía. Por suerte, trajimos paraguas. Llegamos al cementerio, y bajámos del coche con nuestros paraguas abiertos. Pude ver a figuras que reconocía. Como a Ethan, Chase, Dave, Rose, Melissa, Melanie, Addison, Jack y el hermano de Charlotte, Archibald. Todos tenían la cabeza cabizbaja y un paraguas negro, abierto. Fui al lado de Ethan, y lo saludé. No de esa manera de siempre, no, esa forma fría, oscura y triste. Ethan tenía los ojos rojos, supongo, que ha de haber llorado. El ataúd de Charlotte, era de color negro. Como casi todos los ataúdes. El Padre Gregory, hablaba de manera, en la cual hablaba en todos los funerales, con indiferencia pero con pésame.

-Señor, esperamos, que tu hija Charlotte Diane Perkins, se encuentre en tu gloria, en un mundo de paz y alegría...

Y siguió dando su Palabra, se escuchó un trueno y la lluvia comenzó.

-Quiero decir unas palabras -lo interrumpí.

-Por supuesto, adelante -me concedió el Padre.

Caminé por el pasto, hasta llegar a donde estaba el Padre.

-Charlotte, era como mi hermana -dije, y pausé, los ojos me picaban por querer llorar, pero me aguanté -. Era mi mejor amiga. Ella era una chica dulce e inteligente, ponía a los demás antes que a ella. Era terca, por supuesto que sí -dije y algunos rieron débilmente -, ¿y a quién engaño? Lo era todo para mí -sollocé. Ya estoy llorando -Ella estuvo en mis brazos en su último aliento -dije y luego mi padre me envió una mirada alarmante, pero la ignoré -. Jamás creí que ella moriría de aquella forma tan terrible. Creí que alcanzaría sus malditas metas, ella quería ser maestra. Adiestrar a los más jóvenes y yo le decía: "¿Cómo carajo te va a gustar ser maestra?" Y ella, me respondía: "Es sorprendente ver como todos se superan". Digno de admirar. Sus últimas palabras fueron: "Lilianne, tú me diste lo que siempre quise una familia. Tú eres mi familia". Es doloroso recordarlo -sollocé y me quebré, en frente de todos -. Lo siento... No puedo -dije y salí corriendo de allí.

La lluvia me mojaba por completo. Podía sentir mi cabello apelmazarse con mi rostro y unos brazos rodeándome. Lloré como jamás lo había hecho, me desgarraba por dentro. Pude ver, que Ethan también lloraba.

-Lily, mírame -me dijo y tomo mi rostro entre sus manos -Escúchame bien, yo amaba a Charlotte y aún lo hago, fue desgarrador y doloroso jamás haberle confesado mi amor -lo miré un poco asombrada -. Pero, tranquila -se sorbió la nariz y me mostró una sonrisa ladeada -, tú también eres mi familia, Lilianne Parker -me lo dijo de una manera dulce y sincera, y me dió un beso en la frente -. Te quiero, Lil.

Triangle: The beginningDonde viven las historias. Descúbrelo ahora