12. El casi infarto de la profesora McGonagall y conociendo a los hermanos Sayre

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12. El casi infarto de la profesora McGonagall y conociendo a los hermanos Sayre.

— ¿¡Pero cómo se les ocurre cometer semejante locura, Nikolaj Dolohv!? —chilló Minerva McGonagall, al borde de un histerismo absoluto.

El profesor Dumbledore aún no llegaba y para gran alivio de Cassiopeía, tampoco lo hacía su más que estricto guardián mágico, Severus Snape; que seguramente le castigaría de la forma más dura y creativa que su mente pudiera elucubrar, así que de verdad esperaba que su tío Regulus la salvará de ser confinada en su habitación hasta fallecer.

No quería morir tan joven, todavía no había tenido su primera cita con Harry, ni había ganado la Copa de Quidditch cómo su madre durante su primer año en el puesto de buscadora—se había peleado con el capitán del equipo de Gryffindor por esto, según lo que su tío Regulus le dijo, fue porque el sujeto no toleró que una Slytherin y mucho menos una mujer; le venciera tan fácilmente—, pero esto parecía bastante lejano, considerando que la profesora McGonagall le estaba chillando a Niko cómo sí su vida dependiera de ello, con el rostro rojo y sus gafas medio caídas, al igual que su sombrero de bruja; que tenía la punta medio caída, por los bruscos movimientos de cabeza que estaba realizando en ese momento.

— ¡Quiero que me entreguen ya mismo ese libro! ¡Y queda revocado su permiso para acceder a la Sección Prohibida hasta nuevo aviso, señor Burkes!—les chilló nuevamente la profesora McGonagall, preocupando sobremanera a los alumnos presentes, que estaban seguros que la pobre mujer se hallaba al borde de un casi infarto — ¡Me voy a asegurar de que los seis recibáis un castigo ejemplar! ¡Y sí, señor Malfoy; aunque su participación fuese mínima en todo este asunto, también será sancionado cómo el resto de sus compañeros de curso!

—Tranquilízate, Minerva querida, que ya sigo yo desde aquí—dijo el profesor Dumbledore, que había entrado al despacho con paso tranquilo.

El viejo director, ocupó el lugar en dónde anteriormente se encontraba la profesora McGonagall. Seguidamente, un silencioso Severus Snape y un mortalmente serio Regulus Black se situaron detrás del reducido grupo de niños, provocando que Cassiopeía vislumbrara su destino bastante negro para este punto.

—Gracias a Merlín que está aquí por fin, profesor Dumbledore—fue la ofuscada respuesta que le dio una más que enfadada profesora McGonagall—. Estos niños han roto más reglas hoy en dos horas, que el señor Potter en dos años; o los señores Weasley en cuatro años de estar estudiando aquí en Hogwarts. Y a decir verdad, quiénes más me han decepcionado fueron las señoritas Granger y Bagshot. Ustedes eran el orgullo de Gryffindor, pero que decepción más grande.

— ¿Son conscientes de que la estupidez que cometieron? Porque, parece que avanzar de año les afectó a las neuronas; ¿dónde han quedado sus cualidades Slytherin? Errores cómo estos, son los que dejan el nombre de nuestra honorable Casa por los suelos, ¿acaso desean ser expulsados de Hogwarts? Un viaje en el tiempo con un hechizo, sacado de un libro de la Sección Prohibida; y casi pudieron haber devastado toda nuestra línea temporal, no entiendo que quisieron hacer, en realidad —les espetó un más que furioso Severus Snape, con un Regulus Black detrás de él, mirando a los seis niños con las cejas arqueadas.

—Señor Snape, digo profesor Snape —se corrige rápidamente Matt, sintiendo que el miedo producido por la oscura mirada del hombre, se disparé por cada célula de su cuerpo—. Toda esta situación fue causada por su incontrolable protegida, señor; yo saqué ese libro por una mención del profesor Black en su última clase.

Cassiopeia Orwell y el prisionero de Azkaban [LPDMM #03]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora