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Al llegar a la estación para empezar un nuevo día de trabajo, encontró un canasto en la puerta. Se hincó para ver el contenido, encontrándose con una grata sorpresa desafortunada. Un lindo bebé recién nacido, quizás con 4 o 5 días. Quedó completamente enamorado, encantado con la criatura más bella del mundo.

No quería entrar aún, solo quería mimarla, abrazarla, acariciar sus mejillas. Su lado paternal estaba activado. Finalmente entró, ganando las miradas de todos.

— Im, qué rápido. — comentó Hwasa.

— estaba abandonada. — informó JinYoung.

— en la oficina hay leche de fórmula. — dijo Hyuna. — le prepararé  un poco.

JinYoung se sentó por allí, meciendo a la bebé.  JaeBum miró a ese chico, muy encantado con aquella imagen. Se sentía bien mirar de ese modo al menor, que tenía esa sonrisa brillante y hermosa para a una recién nacida, con un lindo toque con los niños.

— puedes ir a mi cuarto para que la cuides un tiempo, luego la llevaremos al hospital. — Park suspiró algo frustrado por ello. 

— no quiero dejarla sola, es tan linda. — le dijo.

— lo sé, hemos visto a cientos de bebés y todos los queremos, pero es el protocolo. — le indicó Im. Se levantó y siguió al capitán hasta su cuarto, donde descansaba en los turnos nocturnos. La sirena empezó a sonar, sobresaltando un poco a los menores. — puedes quedarte con ella.

— ¿estás seguro?

— sí, y en caso que necesites algo, llámame, o si te necesitamos, te llamaremos.

— está bien. 

JaeBum despareció por horas. 

JinYoung sintió un enorme apego por la bebé. Mojó una toalla con agua tibia y empezó a lavar a la pequeña, tomando sus pequeñas manitas, dándole pequeñas caricias en sus mejillas, con lindas pestañitas, su naricita algo rojiza, sus piecitos.

Siempre quiso una linda familia unida, con bebés muy pequeños, muy revoltosos, muy hermosos, y quizás algo sucios, solo que sabía que no podía dejar a sus padres solos, además, aún no hablaba con su pareja sobre tener un bebé. Si pudiera, si tuviera los medios, adoptaría a la pequeña, le daría mucho amor y la criaría con lindos peluches rosas y haciendo galletas cuando estuviera deprimida. 

Dios, ya se había hecho ideas erradas con esa bebé con la que solo estuvo algunas horas. Sintió un enorme apego, no se sentía culpable por ello, solo que sabía que no estaba bien, y sería muy costoso adoptarla, empezando porque no estaba casado, eso lo sacaría de inmediato de la lista, aunque haría lo posible por volver a tenerla.

— eres la hermosa Yeji. — le dijo JinYoung, jugando sus piecitos. — una linda bebita llamada Yeji.

La pequeña no lo recordaría, pero el mayor la recordaría perfectamente. Solo era una recién nacida, ni siquiera tenía una semana. Se enamoró completamente de ella.

Amaba a JaeBum con toda su alma, sin embargo, no podría ser capaz de pedirle que se case con él solo por tener hijos, aunque sería lindo ser padre junto a él, despertar con esas lindas caricias, y que luego llegasen unos lindos niños para pedirle que les hagan su leche, era su sueño. 

Demonios, en serio lo anhelaba por ello. Se acostó con el bebé en su pecho, haciendo  que durmiera un rato, dándole cariño en su espaldita, mirando su pelito negro algo mojadito. 

La dejó recostada en la cama y se levantó a prepararle más leche mientras esperaba a su equipo. Luego tendría que ir a dejarla al hospital, o quizás llamar a una ambulancia para llevarla. 

Cuando se quedó dormida, no le quedó de otra que merodear por allí, esperando a JaeBum.

Im no tardó mucho en llegar. Él entró y tomó de la cintura a Park. JinYoung sonrió y volteó, dándole un tierno beso en los labios del mayor.

— ¿cómo ha estado? — le preguntó, dejando su mentón en el hombro del menor.

— es un amor. No puedo creer que la hayan abandonado.

— el año pasado dejaron a 5 bebés en la estación. — le dijo. — es difícil, pero siempre sucede.

— no sabes lo que yo daría por tener a una linda bebé como ella. — mencionó. — siempre quise hijos. Llámame demente, pero quiero 4 hijos o más.

— eso es tierno.

— lo sé, pero debo cuidar a mis padres. Supongo que no tendré tiempo para tener a mi familia propia. — comento. — daría todo por darle un lindo hogar, pero mi sueldo no alcanza, mis padres ocupan mi tiempo, y no estoy casado.

— ¿sabes? Yo tengo buen sueldo. — Park soltó una leve carcajada.

— no te pediría algo así, además... ella necesita a alguien que la cuide, en cambio yo no podría. Entre mamá, papá y ella, y el trabajo. Se merece a alguien atento.

— cuando cambies de opinión, me dices para ayudarte.

JinYoung soltó una risita risueña, abrazando a su novio para darle un tierno beso. Realmente estaba enamorado de su jefe, y lo decía sin vergüenza, porque era lo que sentía y era su verdad. Estaba enamorado de Im JaeBum, y eso no era un delito.

El mayor lo abrazó de la cintura y lo alzó, dándole vueltas, con una linda sonrisa en sus labios, luego se volvieron a besar, cortos y fugases besos, muy tiernos y lentos. 

 — ¿sabes que eres el amor de mi vida?

— eso suena muy cliché. — le contestó el menor. — ¿no es muy rápido para decir eso?

— tengo al chico más hermoso de la tierra a mi lado, debería de presumirte.

— está bien, está bien, te creo. 

Se volvieron a besar, pero tuvieron que separarse repentinamente cuando alguien entró, abriendo la puerta a lo bruto y despertando a la bebé. JinYoung se limpió los labios fugazmente y fue a atender a la pequeña, tomándola en sus brazos y apoyándola en su hombro, acariciando su espalda para calmarla.

JaeBum quedó helado en su posición al ver a su jefe allí parado, mirándolo con decepción.

— ¿qué está pasando aquí?

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Pobre JinYoung, no pega ni una

Firework {JJP}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora