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Narra Annie

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Narra Annie.

Mientras estábamos en camino hacía el shopping me dediqué a pasar canciones en el estéreo del auto, además de que puse música por el silencio también fue porque no sentía la necesidad de entablar conversación con Mikasa por ahora.

Cuando llegamos al lugar destinado, bajé del auto con ayuda de Mikasa la cuál dudé un poco en aceptar. Nos adentramos en el shopping a la sección de mascotas, había un montón de casitas, comida y juguetes raros para Diakko, creo que me hace más feliz comprar cosas para él que para mí.

—Agarrá todo lo que quieras para Diakko. Va por mi cuenta— me dijo Mikasa regalandome una sonrisa.

—Está bien, pero luego no te quejes de que es mucho— advertí entrecerrando los ojos.

—Bueno bueno— Mikasa alzó sus manos hacía arriba en señal de rendición.

La verdad es que no fueron muchas cosas las que elegí, no es que Diakko necesite de mucho para sobrevivir a ésta vida, así que nomás agarré una gran casa que me pareció muy linda y espaciosa para que mi pequeña tortuga pueda vivir feliz, y también comida para tortugas como insectos, carne, frutas y vegetales aunque no compre tanta carne por su avanzada edad.

Cuando terminamos con las compras de Diakko la muy densa de Mikasa me pidió que por favor eligiera algo para mí, lo que sea, pero que compre algo. Entonces lo que hice fue ir a un apartado de regalos y me elegí una bonita taza de cafe que parecía de Starbucks pero era de plástico y tenía mí nombre, la verdad me llamó mucho la atención así que le pedí eso a Mikasa y ella aceptó felizmente; también fuimos a comprar ropa en todas las tiendas que había, Mikasa agarró unos buzos de marca Gucci y me los ofreció los cuales yo acepté gustosa porque vivir en buzos es mi pasión, vivo y respiro para los buzos. Además de pantalones, remeras cortas y largas.

—Al parecer te ves muy convencida de comprar muchos buzos— Mikasa me miraba con una sonrisa en la cara.

—Si me hubieras dicho desde un principio que me ibas a comprar esta ropa claramente hubiera aceptado— le contesté con una sonrisa ladina.

Narra Mikasa.

Cuando terminamos las compras para el tortugo Diakko y Annie volvimos a subir al auto para ir a casa.

Llegamos y bajamos todas las bolsas de ropa y objetos para Diakko que habíamos comprado. Para poder entrar a la casa tuve que pedirle a Annie que buscara entre mis bolsillos de adelante la llave de la casa ya que yo estaba ocupada con las bolsas que me ofrecí a llevar.

—¿Qué clase de llaves tenés? Son más grandes de lo normal— bufó Annie mientras pasaba la mano por mis bolsillos delanteros.

—Eso no es la llave...— respondí yo dejando un espacio de suspenso.

—A-ah— Annie rebuscó en el otro bolsillo donde si estaban las llaves y abrió la puerta de la casa rápidamente.

Yo reí en mis adentros por como Annie se había puesto roja cuando le dije que ahí no estaban mis llaves, se me hacía muy bonita.

MommikasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora