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Narrador omnisciente

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Narrador omnisciente.

Después del beso que se dieron, ambas se miraron sonrojadas. Mikasa iba a hablar, pero la rubia se le adelantó.

—Lo siento— fue lo único que dijo la rubia.

—No... Yo lo siento— se disculpó avergonzada.

—No... Fui yo la que te besé— la rubia también estaba avergonzada.

—¿Te arrepentís?— cuestionó la pelinegra.

—¿Qué? ¡No!, Este... Digo... No, como crees.

—¿Lo volverías a hacer?— preguntó sorprendiendo a Annie.

—¿Qué? ¡Mikasa!— ahora se encontraba totalmente avergonzada.

—Lo siento, soné muy atrevida.

—Si, pero... No me molestó. Y, respondiendo a tu pregunta, si lo volvería a hacer— respondió a su pregunta anterior.

—¿Te puedo besar?

—Sos muy directa— respondió agarrando a Mikasa del cuello de su camisa y uniendo sus labios nuevamente en un beso. Este era diferente al anterior, este era menos delicado, pero sin perderla por completo. Era más necesitado, pero sin llegar a nada más.

Luego de unos minutos en aquel choque de bocas se separaron agitadas tratando de recuperar el aire, ambas se miraron y se sonrieron.

—¿Podemos... hacer esto más seguido?— preguntó con un poco de vergüenza la rubia.

—Este... Sí, por qué no— le respondió Mikasa acariciando su nuca con su mano.

—Está bien, ¿Tenés hambre?— la rubia cambió el tema.

—Acabamos de desayunar— Mikasa se rió del despiste de la rubia.

—Ah, es verdad—  Annie se avergonzó un poco nuevamente.

—¿Qué querés hacer hoy?

—Pensaba armar el hábitat de Diakko.

—¿Necesitás ayuda?

—No, creo que es fácil, pero si querés lo hacemos afuera para no desornenar tanto acá— ofreció la rubia.

—Como quieras— dió como respuesta Mikasa —¿pero no sería mejor armarlo adentro? Digo, porque después entrarlo armado va a ser un quilombo.

—Tenés razón, si querés me ayudás.

Narra Annie.

El hábitat era bastante grande, estaba hecho de acrílico y tenía pasto falso y un pequeño estanque artificial, bueno, todo el hábitat lo era.

Ya venía armado, pero era grande, así que necesite la ayuda de Mikasa para poder sacarlo de la caja. Cuando lo pusimos en el mueble en el que iría, procedí a poner el pasto falso sobre la gran estructura de acrílico y luego las piedras como lo decía en el instructivo. Las piedras a diferencia de todo lo demás eran reales.

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