Mommikasa

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Narra Annie.

Hace unos días, Mikasa me había dicho que hoy saldríamos a una cita, por lo que me puse contenta.

Dios mío, esa mujer cada día me vuelve más loca, es simplemente maravillosa. Cada palabra, cada acto, cada momento que paso con ella me enamora más y más. Porque si, hace mucho había aceptado que estaba perdidamente enamorada de ella, al principio tuve un conflicto interior debido a ello, pero luego de reflexionar me di cuenta que no había nada que fuese a dañar lo que siento por ella, además de que estaba segura de que ella me cuidaría por siempre, por lo que el miedo se quedó atrás poco a poco.

Había perdido el miedo a ser feliz, ya que descubrí que a su lado lo era y podía serlo aún más.

Hacía un tiempo que había comenzado su plan de conquista, yo lo sabía, lo había notado desde el principio. Me gustaba desmnasiado que tratase de enamorarme, aún más si es posible, ya me tenía completamente loca por ella. 

Yo de igual manera, trataba de enamorarla como ella lo hacía conmigo, de vez en cuando le preparaba obsequios. O una vez a la semana (por lo menos), me encargaba de esperarla con una rica cena elaborada y después le daba un masaje, para terminar con un baño de burbujas. Era mi forma de conquistarla, al parecer funcionaba.

La mañana del día de la cita, me levanté cerca de la una de la tarde. Ahora que había terminado el colegio, no tenía más que hacer, aún no me decidía sobre estudiar alguna carrera universitaria.

Me levanté agarrando mi teléfono y mandándole un mensaje a Mikasa, de que ya lo había hecho.

Me dirigí hacia la cocina para ver que podía almorzar.

Dejando el celular en la mesada, me acerqué a la heladera, abriéndola, comprobé que dentro había lo suficiente para hacerme un par de sánguches para el almuerzo.

Cuando estaba por prepararlos mi teléfono comenzó a vibrar indicando una llamada, "Morocha🖤" se leía en la pantalla, sonreí atendiendo.

—Hola— pronuncié cuando atendí.