Capítulo 12: Rebeldía

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Una vez las pruebas fueron aceptadas, todo castigo impuesto a Qingheng-jun y su esposa fue levantado. Ahora llegaba el momento de la verdad, uno que ya no podía postergarse más.

Qi Qinjiao esperaba en la cabaña la hora en que los encantamientos que la rodeaban fueran retirados. Estaba nerviosa porque no sabía con exactitud qué le esperaba después de eso. Aunque había hablado con su esposo un poco en los días anteriores, lo primero que hizo él fue disculparse por no haber insistido más en escuchar su versión de los hechos. Ella también se disculpó por no confiar más en él y haberlo arrastrado a recibir un castigo por su causa. Sin embargo, nunca llegaron a hablar sobre lo que sucedería al levantarse la pena que les fue impuesta.

Por eso no se sorprendió que fuera precisamente él quien acudiera a comunicarle su libertad. Ambos tenían aún mucho de qué hablar antes de tomar cualquier decisión.

—Te estaba esperando —saludó Qi QInjiao—, ¿deseas tomar un poco de té?

—Te lo agradezco.

Sentados frente a frente y tras tomar un sorbo de té, Qingheng-jun comenzó a hablar.

—La barrera afuera de la cabaña ya fue levantada, pero aún falta una cosa para que seas completamente libre. —Puso sobre la mesa un bello token de jade labrado con el emblema de Gusu Lan rodeado de pequeñas gencianas. Ella lo tomó y agradeció apretándolo con fuerza entre su mano—. Ahora podrás ir y venir del Receso de las Nubes tanto como te plazca, pero creo que aún no eres verdaderamente libre con eso.

Ella ladeó un poco la cabeza. —¿Por qué dices eso?

—Cuando te conocí, tú no querías saber nada de mi. Esperaba poder siquiera ganarme un poco de tu favor, convertirme en tu amigo y quizá obtener una oportunidad de que correspondieras a ese sentimiento que ardía en mi interior. Si no te hubiera estado buscando, probablemente hubieras podido escapar sin ser vista y no habrías pasado por este infierno. O quizá si hubiera ido solo, tal vez hubiera podido fingir que no te había visto o aceptar mi castigo por dejarte ir, y todo esto no habría pasado.

—Yongzheng...

—Sé que ya pedimos perdón y nos hemos perdonado, pero hay algo más que me preocupa. Aceptaste este matrimonio porque era la única forma de salvar tu vida y en cuanto Qiren tenga la medicina, ya no existirá esa razón. Todo este tiempo he tenido miedo de que me odies o me guardes resentimiento, aunque ya me aclaraste que no es así. Sin embargo, quiero darte la libertad verdadera y eso significa que seas tú quien decida qué es lo que quiere hacer de ahora en adelante.

Qi Qinjiao no respondió, insegura de qué significaban sus palabras, así que él explicó con más detalles, aunque su voz estaba cargada de angustia. —Puedes decidir si quieres continuar con este matrimonio y de qué forma. Si no lo deseas, puedes elegir vivir en el área de mujeres o quedarte en esta cabaña como tu residencia por todo el tiempo que así lo desees, e incluso si quieres establecerte fuera de aquí, procuraremos proveerte de un lugar para vivir. Nuestros hijos podrán verte seguido y estarás presente en todos los momentos importantes de su vida.

Al ver que ella no respondió de inmediato, habló con un poco más de calma, pero aún titubeaba ligeramente. —Si deseas continuar, pero no quieres convivir conmigo como marido y mujer, también estás en libertad de elegir una residencia de tu predilección y me gustaría poder pasar algún tiempo contigo y con nuestros hijos.

Ella tenía una expresión más afable en su rostro, pero aún no contestaba y él habló con más entusiasmo esta vez. —En cambio, si... si aceptas estar conmigo como marido y mujer, yo estaría más que dichoso de ofrecerte mi casa para ser tu hogar. Nuestros hijos podrían estar con nosotros todos los días y personalmente me encargaré de velar por tu felicidad por el resto de mi vida.

不作不死 - Bu zuo bu siDonde viven las historias. Descúbrelo ahora