Capítulo 10: ¿Cuál es tu secreto?

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Su espalda muchas veces dolía, tenia que componer su postura como de niño su omega padre le recalcaba cada vez que su columna se viera curveada. Normalmente su progenitor omega le golpeaba suavemente y le decía que en algún momento se podía ver afectado por una fea joroba en su nuca, cuando le repetía la frase con fervor siempre que el azabache estuviera sentado de aquella forma, pero al terminar le hacia saber que un omega de su raza jamás podría verse mal, que su rostro fue tallado con suma delicadeza, que su piel estaba construida con la poción más costosa y que la belleza que el niño tenia era impecable. 

Si tan solo eso lo hubiera salvado de las miles injusticias que sufrió un niño tan inocente como lo era el pintor. 

En el cielo se reflejaban los colores que lo pintaban, tan hermosos y vivos que hacia que su ser vibrara en algo que muchas veces perdía entre sus sentimientos tan alborotados, su maravilla era efímera cuando de nuevo recordaba que todos los tonos mas vivos no eran merecedores de unos ojos tan sucios como los de si mismo. Se odiaba porque no dejaba de darle la razón a su yo mismo pero tan desquiciado y aterrador como ninguno. 

SeokJin estaba muerto. 

Levanto su taza de té y la llevo a sus labios, sorbio de aquel néctar tan exquisito, dilatando a su paso sus papilas gustativas permitiéndolo sentir lo dulce y la menta que eran propios de su bebida favorita. Se había impresionado un poco cuando noto que el sabor era parte de las listas del museo más grande que visito alguna vez y para impresión propia quedo elegido como uno de los conservadores y restauradores, contaba con su propio estudio dentro del magnifico lugar. 

El tiempo para SeokJin era derramado, no sabia cuantos minutos pasaban y su mala percepción del tiempo no ayudaban.

Estaba sentado en la cafetería del lugar y observaba como muchos de los empleados estaban sentados en mesas, manteniendo una conversación amena de la cual él era totalmente ajeno y tampoco le interesaba saber. El lugar le parecía hermoso, contaba con una pizarra detrás de él en donde estaban escritas los nombres tan únicos del menú, el mostrador era transparente y lleno de luces, las mesas negras eran minimalistas así como todo el lugar, sin embargo lo que a SeokJin le llamó la atención cuando llego a poner por primera vez un pie dentro del lugar fue el ventanal gigante que dejaba en vista un paisaje digno de una pintura, lo tenia maravillado y por lo mismo el lugar estratégico en el que se encontraba le permitía observar detrás del ventanal. 

JungKook había aparecido por la puerta principal acompañado de su nuevo amor, era nuevo porque ambos confirmaron estar en una relación. 

Desde que había olido sus flores favoritas en las manos de aquel omega de rubios cabellos y escuchaba como este alardeaba le pasaron los días como un río que crecía en potencia, olvido si pasaron semanas o meses. Desde ese día y aquel en el que confirmaron estar saliendo, el azabache solo abría los ojos en las mañanas con ganas de seguir en la cama, no hablaba con nadie, solo tomaba de su té, trabajaba en pinturas que otros dejaban perder o en su defecto en aquellas que eran tan prestigiosas que temía tocarlas, cuando llegaba a casa observaba a su rubio primo hablar de que Yoongi lo estaba cortejando y jamás pensó en sentir algo como la envidia. 

SeokJin jamás dejaría que su omega volviera a perder algo tan importante, incluso cuando sabia que la desdicha lo mataría. 

Pero SeokJin ya era monótono y gris. 

Tomó el ultimo sorbo y pensó en lo que en su cabeza rondaba desde hace semanas: Una relación apresurada. 

Ya era hora de irse a su casa, agarró sus cosas y escucho como los murmullos se hacían paso cada vez que sus pies trabajaban en llevarlo a casa, solo sus pies porque su mente estaba rondando en pequeños pensamientos que se convertían en enemigos potenciales. 

𝐿𝒾𝑒𝓃𝓏𝑜 𝒱𝒶𝓃𝑜➷ Namjin OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora