Capítulo 11: ¿Qué será de mi?

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Los trazos que de sus dedos salían lo tenían concentrado, sin pensar en los que su mente aquejaba y le daba una fuerza sobre natural para conseguir que sus ojos se mantuvieran abiertos. Durante el mismo periodo el omega parpadeaba y observaba su pintura al oleo, muchas veces llegaba a pensar que era un chico sin talento, pero una vez sus pinturas estaban culminadas era una fascinación hasta para sus propios ojos. 

Las palmas de sus manos eran tan arrugadas que muchas veces pensaba en que su piel envejecía de una manera exageradamente rápida, le temía a pesar de que aun su vida se mantenía en la juventud y saboreaba la dicha de los veinte. Pensar en que su vida se estaba agotando en tristeza y desdicha le daban ganas de solo dejar de existir. 

¿Qué seria de la vida sin SeokJin? 

Las cuestiones se pasaban por su mente de manera tortuosa, estaría encantado de que la luna le enseñara la verdadera razón de sus múltiples heridas. 

Un ángel era el enfoque estaba vez plasmaba el pintor, aquella pintura le daba razones para que el ser celestial brotara lagrimas de manera desesperada, el pelinegro solo era la vía de escape de aquella pintura. 

Que extraño solía ser a veces, desde que hablo con Jimin sobre sus sentimientos no ha sabido como cavar su propia tumba y meter su cabeza dentro de la misma. Aun no entendía del todo su razón, pensaba que era algo pasajero de lo cual se encapricho, pero su cabeza seguía repitiendo la cara que su rubio familiar puso cuando dejo de comer su propio platillo, lo cual no era casual en SeokJin. Tenia la corazonada de que era mas serio de lo que pensaba, la objeción que su racionalidad le gritaba era que debía de dejarlo pasar y su animal no hacia otra cosa que esparcir olores amargos, protestar o sentirse tan invalido que sus quejas se perdían en el razonamiento humano. 

—Buenos días, Kim. 

Joder, SeokJin era la persona con menos suerte en este maldito planeta o sencillamente la luna jugaba en su contra las veces que quería, quizá le divertía las muecas que podía colocar el omega o sencillamente todos los días eran para molestarlo. 

—Buenos días, director.—Escucho como la puerta a sus espaldas se cerro, no volteo en ningún momento, pero su desarrollado olfato sentía los granos del café y la manera rápida en la que crecían las raíces del jengibre. Su omega se extasió y esta vez su emoción no se perdió de los nervios del pintor.  

—Es interesante lo que haces, SeokJin.—El alfa estaba perdido en los bocetos que estaban reposando en los lienzos, no sabia porque le producía incomodidad observarlos olvidados y sin terminar. —Necesito hablar contigo, es importante. 

La manera ruda en la que soltó las ultimas palabras provoco un mar de escalofríos en el cuerpo de Jin, las olas lo golpeaban con fuerza y el timbre de alerta se activo de inmediato. —¿Por qué no me llevaste a tu oficina? estos casos son obligatoriamente tratados dentro del despacho, director.— SeokJin tampoco se quedaba atrás cuando de tonos tajantes se trataban, pero la verdad estaba muerto de miedo para voltearse a observarlo. 

—Tengo razones. 

Y la risa sarcástica se apodero del silencio que era un torrencial encima de los  pintores. El ruido que hacia aquel sonido dejo atascado a Namjoon en un lugar del que no pudo salir desde la primera vez que la escucho, ahora mismo era parte de la magia más cruel que alguna vez practicaron las brujas y es que esa risa lo encadeno a un pozo del cual pronto se ahogaría, estaba perdido. 

—¿El tonto omega teme de mi?. —Estaba tan perdido en sus nervios que aun no se volteaba para encarar al moreno, quien observaba el cabello azabache, se veía tan suave, tan sedoso y deseaba acariciarlo.—Debe tener una autoestima tan baja, lo siento por ti. 

𝐿𝒾𝑒𝓃𝓏𝑜 𝒱𝒶𝓃𝑜➷ Namjin OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora