El mundo dentro de si mismo se veía podrido, lleno de amargos sabores que se combinaban con colores opacos, olores repugnantes y un cielo tan gris como el de un día lleno de lluvia o tal vez una temporada completa con aguaceros. El vaso desde su perspectiva estaba casi vacío, sin embargo estaba bien no necesitaba que alguien llenara de su propio contenedor, él mismo podría ponerlo hasta el borde del cristal o en su triste defecto, vaciarlo por completo.
Solo yo tenia poder sobre mi propio cuerpo
Aquel pensamiento del Omega estaba tan acertado, podría creer que su amor propio estaba en la punta del helado justo en la cereza, pero los pensamientos que tenia sobre si mismo lo callaban, sus recuerdos y su voz propia lo hacían cerrar la boca cuando de si mismo se trataba. Pensaba en ocasiones que no era mas que un ególatra intentando ocultar sus gritos de ayuda, nadie mas que él mismo podría ver aquel desorden que tenia sobre su cabeza y es que más nadie lo entendería.
La mañana entera había estado encerrado en sus cuatro paredes, pensaba en grandes y pequeñas cosas, las probabilidades puestas en distintos escenarios, los infinitos finitos, en general la vida y sus inexplicables razones para joderle en grande la vida. Estaba un tanto desconcertado, SeokJin era un Omega y aquello lo esclavizo durante unos largos años y aun así la luna logro joderle un poco mas la existencia, pues pensaba que el hecho de que su pareja fuera un Alfa de rango uno era una mala jugada mas, se juro que solo usaría a los malditos para un solo propósito, solo jugaría con sus cuerpos por pequeños ratos y jamas se enamoraría de un traidor, incluso cuando de trataba de alfas estériles que solo los utilizaba pobremente durante sus temporadas de celo.
—Debes comer.
Casi una semana había pasado desde su ataque de pánico, aquel fatídico día su llanto no ceso hasta que dormito, cayendo inconscientemente en los velos de color perla que la luna cargaba solo para su pequeño Seokjin. Para desgracia del Omega, el pálido amante de su sangre lo cuido y mantuvo un margen impresionante, pero no lo suficiente para el pintor quien cada veinte minutos reprochaba su mera existencia y el dulce Alfa solo lo observaba con ojos de pena, desgastados, llenando una cavidad hueca que pobremente representaban sus pocas expresiones faciales y es que así era la personalidad de Yoongi.
Seokjin se negaba a probar más de dos bocados al día, mintió sobre su salud física al trabajo, aun a su salud mental no era la mejor y esto último preocupaba demás a su único familiar.
—No tengo apetito, Jimin.
—Hyung, debe al menos llenar su estomago con lo que sea.—El rubio puso la bandeja de comida en la mesa de noche del pelinegro, se sentó en la cama en donde se encontraba mientras acariciaba sus piernas sobre la frazada. —¿Sabe? desde donde yo lo veo, no es tan malo encontrar a tu destinado. Por mi parte llevo buscando el amor, al menos uno en donde el karma me haga responsable de cada uno de mis actos.
Seokjin se removió en su cama, no quería escuchar para nada lo que su rubio primo tenia por decir y es que estaba cansado del tema. Sus orejas estaban rojas, sus puños apretados y su piel tan caliente que sentía quemarse. —Yo necesito salir de aquí.
—Seokjin, sabes que es verdad.— El rubio observo a su primo levantarse de la cama y tambalear bajo sus propios pies. —Tu odio injustificado esta matando lentamente a tu Omega, sabes bien que a la luna no se cuestiona y mírate dudando de su sabia elección.
El pintor giro sobre su propio eje y observo al menor a los ojos.—Injustificado dices...
—Sabes que lo es.
Seokjin era un Omega imperfecto, lleno de errores, groserías, altanerías, ego y un pasado lleno de mierda, tanta que sus fantasmas temían de ellos mismos. Se sentía perdido y volando sobre sus oscuros pensamientos; Jimin no lo entendía, solo era lastima la que sentía por él.
ESTÁS LEYENDO
𝐿𝒾𝑒𝓃𝓏𝑜 𝒱𝒶𝓃𝑜➷ Namjin Omegaverse
FanfictionEste es el mundo real, plano en donde Kim SeokJin desea ser dibujado, quiere ser arte, busca ser visto, un lugar en donde ser él mismo no conlleve una herida profunda y segura. En ese extraño lugar, existe Kim NamJoon, un artista sediento de creati...