🍁Capítulo 19🍁

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Buenos días señores y jóvenes pasajeros— La voz de la azafata se escuchó por los parlantes, sumiendo a los pasajeros en un ambiente en el que se hablaban entre murmullos —La tripulación a cargo les agradece por su preferencia en volar con nosotros con destino a Japón.

>> La duración estimada del vuelo será de 13 horas con 15 minutos con una escala en Washington DC. Por motivos de seguridad y para evitar interferencias con los instrumentos de vuelo, les recordamos que los teléfonos móviles deberán permanecer desconectados en en la ciudad antes mencionada, en donde se darán nuevas instrucciones al abordar otro avión.

>> Los dispositivos electrónicos portátiles podrán utilizarse cuando se apague la señal luminosa de cinturones, previa consulta a la tripulación. Les rogamos guarden su equipaje de mano en lo compartimentos superiores o debajo del asiento delantero, dejando despejado el pasillo y las puertas de emergencia.

>> Ahora por favor, abróchense el cinturón de seguridad, mantengan el respaldo de sus asientos en posición vertical y su mesita plegada. Les recordamos que está prohibido fumar en el avión. Gracias por su atención y feliz vuelo.

Y a ese punto, cuando el mismo sonido se escuchó dos veces más y ambas azafatas que estaban de pie en frente de todos comenzaron su rutina de las acciones a tomar en dados casos de riesgo, la mente de Suván se desconectó de la explicación y su mirada se paseó sutilmente hasta donde sus ojos alcanzaban a observar.

Algunos de sus compañeros conversaban entre ellos, lanzando miradas cortas a las azafatas y regresando su completa atención a su conversación. Otros prestaban total atención, como sus amigos por ejemplo, que no despegaron sus ojos de las explicaciones y asentían en comprensión a cada indicación que daban las señoritas azafatas. Y otros, como ella, ignoraban por completo a las señoritas.

Almenos quería pensar que los que las estaban ignorando, ya tenían conocimiento de esas medidas de seguridad.

La morena negó con la cabeza mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa suave, dirigiendo su mirada al exterior del transporte y distrayendo su atención a las voces internas que resonaban con fuerza hasta provocarle un dolor punzante pero soportable en la cabeza.

—Suván.. Tengo miedo — Su dolor pasó a segundo plano cuando escuchó la fragilidad y el miedo en las palabras de Alune —¿Y si el avión se cae?

* No llames a la desgracia, niña *

Pero se atoró con su propia saliva al escuchar su "voz" resonando en su cabeza con una, temerosa, pero seria advertencia.

—No seas pesimista Alune, vas a ver que todo va a estar bien y llegaremos enteros a nuestro destino— Animó la Prefecta –más por ver a Suván indispuesta con quién sabe que pensamientos–, dejando pequeñas caricias en la cabeza de Alune a modo de una tranquilidad que, aunque poca, logró pasar al cuerpo de la blanquiñosa.

—Lun— Llamó después la morena, quien ya estaba más tranquila, estirando sus labios en una sonrisa cuando los ojos marrones verdosos teñidos de miedo, se posaron sobre sus ojos marrones —¿Te parece si tomas mi mano en lo que el avión se eleva? Asi ya no sentirás tanto miedo y podrás disfrutar del sol cuando estemos en el cielo— Ofreció ella, mientras extendía su mano en dirección a la blanquiñosa que, temblando levemente a causa del temor, tomó la mano que le era ofrecida y entrelazó sus dedos con firmeza —Prometo no dejar de sostener tu mano hasta que estés lista.

—Prometo no soltar tu mano hasta que me sienta lista— Susurró la blanquiñosa en respuesta, cerrando sus ojos cuando el tintineo de la señal de "cinturones" se hizo presente y los motores se encendieron. 

NEW MOON: EL ORIGEN DE LAS SIETE LUNAS.☪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora