🍁Capítulo 18🍁

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No debía, pero su instinto actuó antes que su razón. O se quería engañar con eso.

La morena sabía que lo que había hecho, que lo que le había hecho a sus amigos, no tenía una explicación lógica cuando su relación amistosa se había ido formando con rapidez en un bordado compatible en tan poco tiempo.

Y también sabía que estaba preocupando a sus amigos por nada.

¡Pero no podía evitarlo!

No tenía la cabeza en su lugar desde que se había despertado aquel día en la alfombra felpuda de su habitación con la melancolía de un momento que se había instalado en su corazón pero no en sus recuerdos.

Y las señoritas que se movían al rededor de su primo en busca de su atención, tampoco ayudaban.

Así que cuando su celular sonó avisando la llegada de un nuevo mensaje, no tuvo el valor de leerlo. Al menos no ella.

— "Vamos en camino. Prefecta llamó preguntando dónde estábamos" —Leyó en un murmullo, suspirando con lentitud al deslizar la notificación por su pantalla para borrarla y luego guardar su teléfono en su bolsillo.

Ella intuía que iba a recibir una reprimenda muda de parte de sus amigos, pero trataba de calmar sus emociones para excusarse como se debe.

Con otra mentira.

No es que ella no confíe en sus nuevos amigos, es más, ella había mostrado un rasgo de su ser que nadie había vuelto a notar desde aquel "fatídico" día. Pero el simple hecho de mostrarse como se debe, como realmente es, a cuatro jóvenes que ella prácticamente había reclamado como sus únicos aliados en ese tormento de aula en la que estaba, llenaba de inseguridad su corazón y por ello sus acciones se veían afectadas.

Como colgarle la llamada a Amiri.

Mal hecho, Suván, mal hecho.

Así que cuando observó el pequeño –hasta ahora lo notaba– y adorable cuerpo de la pequeña Alune aferrarse a su torso como si su estabilidad dependiera de ello, sus pensamientos negativos se fueron disipando con suavidad y fueron reemplazados por la calidez que entre los cuatro jóvenes le daban a Suván en un abrazo que hasta ahora notaba que necesitaba.

Nadie dijo nada mientras se abrazaban, nadie interrumpió ese momento cálido que abrazó sus corazones al igual que sus brazos al rededor de sus amigos.

Nadie excepto Yeinay.

— Tan lindos los niños ¿No quieren juntar sus narices también? —Sus palabras mostraban los celos disfrazados de sarcasmo que él sentía en ese momento.

— Por que no mejor te largas con las señoritas que nos están asesinando con la mirada como si nosotros fuéramos el asco personificado y nos dejas disfrutar de este abrazo en entera paz —Pero la brusquedad con la que Suván le respondió a su primo y la mirada filosa que le dió, fue suficiente para apagar la llama de celos que iba tomando tamaño dentro de Yeinay.

— Su..  —Susurró Alune, más que nada por disolver el nuevo rasgo explosivo en la personalidad misteriosa de la morena que hasta hace poco había desarrollado con los los demás.

Suván resopló con un deje de molestia, pero hizo lo que le fue pedido en palabras mudas, inhalando el suficiente aire para recorrer sus emociones y lograr aplacar o quizás extender el tiempo que faltaba para que la bomba en su interior explotara.

NEW MOON: EL ORIGEN DE LAS SIETE LUNAS.☪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora