NEW MOON: EL ORIGEN DE LAS SIETE LUNAS.☪

🍁Capítulo 21🍁

El pequeño alboroto que se escuchaba por los pasillos no eran propios de la mansión Yamanato.

Luego que los jóvenes prácticamente huyeran del comedor, la señorita Nanami se despidió de los invitados con una elegante reverencia y apresuró su paso para alcanzar al grupo de estudiantes y guiarlos hasta los pabellones de alojamiento que les correspondía. Aunque la tarea de guiarlos no fue realmente difícil, le estaba comenzando a fastidiar ligeramente.

Esos extranjeros no dejaban de hablar.

Desde que los había encontrado, sus oídos captaron conversaciones en dos idiomas diferentes que solo confundió más su cabeza. Ella estaba atenta por si alguno de ellos tenía alguna duda -aunque lo dudaba- que pudiera ser resuelta en el momento pero, aunque tenía buena capacidad para comprender dos conversaciones diferentes en un solo momento, se estaba mareando con el único hecho de escuchar inglés a su izquierda y español a su derecha.

Por ello, agradeció enormemente el que un grupo se halla tomado la molestia de incentivar a los demás a que hablaran en japonés. Aunque prestó especial atención a la conversación más cercana que tenía, solo para aprender de ellos, claro está.

-¡Hey, chicos! ¿Creen que nos separen por sexo? -Milton se había acercado junto a su grupo a acompañar a sus nuevos amigos de viaje, continuando con su andar pero de espaldas a los demás.

-Claro que sí, balitas ¿Crees que dejarían a las señoritas por ahí teniendo a un francotirador como tú en el mismo lugar?-Respondió Carlos, golpeando amistosamente su hombro para que no se tomara tan enserio sus palabras.

-No te pregunté, risitas-Espetó juguetonamente molesto, por el puro gusto de molestar a su amigo.

-¡Que te den!-Exclamó él, sacándole la lengua en un gesto maduro que fue maduramente respondido con otro igual de maduro de parte de Milton, empezando de ese modo una discusión absurda que casi no se llegaba a entender de lo rápido que "hablaban".

-Descuiden, es la misma pelea absurda día sí y día también-Murmuró Mírio con sus dedos apretando suavemente el puente de su nariz en lo que buscaba la paciencia que le estaba faltando. Aunque, para qué negarlo, disfrutaba de ver a sus amigos así.

Ya cuando Milton y Carlos terminaron de discutir hasta reírse entre ellos reanudaron su conversación pendiente, siguiendo a los demás medianamente consciente ya que tenían su atención centrada en la conversación que se estaba desarrollando entre su grupo. Aunque hayan chocado más de una vez con sus compañeros de enfrente.

Sin más, continuaron avanzando por algunos pasillos de idéntico color a los otros antes de ellos, bajando poco después por cuatro escalones hasta un suelo con piedras pequeñas que finalizaba a los pies de otros escalones que subían a un arco de madera blanca con un fuurin colgando suavemente de el; lámparas de papel apagadas que bailaban con el viento desde su lugar al final de una vara mediana, arbustos con flores silvestres que adornaban los costados de la entrada y bancas de madera que rodeaban a un gran árbol de cerezos que estaban acomodadas al otro lado del pasillo pero se podía ver directamente desde ahí.

Con aquella vista, subieron cuatro escalones y se detuvieron en el amplio centro circular que unía a los pasillos que estaban a sus lados, incluyendo el camino al gran árbol de cerezo que estaba detrás y por el que ingresaron.

-Las damas van a la derecha y los varones a la izquierda, agrúpense en completo orden frente a sus entradas por favor-Tal como fue pedido, los jóvenes estudiantes se movilizaron con eficacia y rapidez, dejando el centro libre para su joven anfitriona-Las reglas del toque de queda y acuerdos que sus prefectos firmaron en nombre de ustedes estarán sobre sus camas correspondientes y teniendo en cuenta que son invitados especiales, sus sirvientes responderán sus dudas y ayudarán a que su estadía en el lugar sea óptima. Sin nada más que agregar, tengan buenos días.