🍁Capítulo 13🍁

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La fiesta terminó cuando los gemelos pelirrojos estaban a punto de acorralar a Alune y Konata en una esquina oscura de la sala. De no haber sido por Amiri, quién avisó a Yeinay, probablemente ambos hubieran terminado en una situación que me reservo el explicar.

Pasada la medianoche, todos en la mansión ya estaban descansando en sus respectivas habitaciones. KACSA fueron los primeros en irse a la cama para tener energías al despertar, ya que tenían programada una videollamada grupal a las ocho de la mañana para tratar los temas relacionados al viaje.

Aunque Suván no pudo dormir como esperaba por pequeños detalles con sus amigos.

Chui no podía conciliar el sueño después de una pesadilla algo extraña, así que una hora después de medianoche, Suván calentó un poco de leche y se la dió a beber en una taza blanca. Ella lo sintió como el inicio de una costumbre aunque, por su mente paso la pregunta ¿Qué sucederá cuándo se vaya?.

Por otro lado, Alune se despertó sollozando a las dos de la madrugada por una pesadilla de la que no quiso hablar, por ello, Suván se sentó a un lado de ella para dejar caricias en su cabello y volverla a dormir. Mismas caricias que también fueron dadas a Amiri, ya que el jovencito se negaba a dormirse si Suván no dejaba las mismas caricias en su cabello.

Tres de la mañana y Konata se removía en su cama mientras balbuceaba cosas que no se alcanzaba a escuchar. Él se despertó, sentándose en su cama para recibir el vaso de agua que le tendía Suván. Aunque al principio pidió que Suván vuelva a dormirse, al final se quedaron conversando de las decisiones que deberían tomar por la mañana.

Que les puedo decir, aunque Suván no haya podido dormir cómo debía, ya estaba acostumbrada a noches de insomnio y pensamientos profundos.

Por eso, cuando se despertó agitada, con el corazón latiéndole a mil y una capa de sudor cubriendo su cuerpo, suspiró lo más bajo que pudo mientras se levantaba de la cama y empezaba a ordenarla.

Eran las 6:30 a.m. para ser exactos.

La morena era la única despierta en ese momento y aunque sonara psicópata, disfrutaba ver dormir a sus amigos tan tranquilamente en sus respectivas camas. Pero lo que más disfrutaba en ese momento, era moverse por la habitación del modo más silencioso posible.

Suván había amanecido con mucha energía, aunque suene raro, así que simplemente se divertía como la niña pequeña que reflejaban sus ojos.

Un paso luego del otro y ya estaba dando pequeños saltos de puntillas por las escaleras que daban a la zona de las computadoras. Sonrió mientras ingresaba la clave de acceso que le envió la Prefecta la noche anterior a la página principal de la escuela. 

Ella terminó de registrar su nombre y el de sus amigos con un suspiro tranquilo, a la par que cerraba sus ojos y apoyaba su cabeza en la cabecera de la silla. Pasado unos minutos, aún con los ojos cerrados, bajó los escalones de a pequeños saltos de conejo y vino a abrir los ojos cuando sus pies aterrizaron en el piso de su habitación. Aunque no duró mucho.

—Suván?—Del susto la morena había caído sentada sobre el último escalón de la escalera. Con los ojos bien abiertos y la mano izquierda hecha puño a la altura del corazón, asintió lentamente mientras se levantaba de donde había caído.

—Buenos días Amiri—Saludó ella.

Amiri rió bajito, ingresando por la puerta gris con sus utensilios de aseo en una mano y su pijama en la otra, ya que él había caído dormido con la ropa de ayer ni bien su cabeza tocó su almohada.

Suván en cambio se quedó mirando la puerta por la que segundos antes había ingresado Amiri, segundos que se convirtieron en minutos hasta que golpeó sus mejillas y siguió con lo suyo.

NEW MOON: EL ORIGEN DE LAS SIETE LUNAS.☪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora