🍁Capítulo 22🍁

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Las jóvenes estudiantes caminaban ordenadamente entre parloteos y risas suaves, siguiendo a la Prefecta Min por los pasillos ventilados que las dirigían hasta las habitaciones de su hospedaje.

El estilo de las mismas no era diferente al de los jóvenes al otro lado; las puertas estaban cerradas y designadas a un grupo pequeño de señoritas, los fuurin colgaban del dintel de las puertas, el gran ventanal redondo al final del pasillo lo iluminaba casi por completo y la hermosa vista que ofrecía contrastaba con todo alrededor.

Antes que cada señorita se ordenaran en sus habitaciones, las reglas fueron repetidas severamente. La Prefecta Min no admitía errores ni disturbios sin fundamento alguno y nadie tenía el valor para contradecirle.

Exceptuando Suván, por supuesto.

Según la morena, consideraba que ese era el primer motivo por el cual no la querían cerca, por el cual la rechazaban cuando intentaba encajar entre algún grupo de sus compañeras. Hasta que le dejó de importar con el último acontecimiento, el que le quito las últimas esperanzas de querer encajar en un grupo de señoritas.

Todas sus compañeras eran muy inteligentes, capaces de cualquier cosa si así lo querían. Pero se dejaban influenciar por estúpidos estereotipos inculcados por una en específico.

Mismos estúpidos estereotipos en los que ella cayó alguna vez.

-¡Ah! Suván, ven un momento por favor- Prefecta estaba de pie al lado de la última habitación del lado derecho, misma que le pertenecía a Alune y Suván.

La morena se acercó tirando de su maleta con Alune al lado, centrando su vista en el fuurin de borla roja que se movía con suavidad- ¿Gusta pedirme algo?-

-Ella es Alania Michells y Chloe Barcel-La primera pelicastaña y la segunda pelirroja, saludaron con una venia pequeña en lo que apretaban con algo de fuerza el mango de sus maletas.

-No, busque a alguien más- Suván abrió la puerta de su habitación tirando de su maleta hasta colocarla sobre la cama en la que dormiría.

-No le he preguntado, señorita Suván-

-No le estoy pidiendo permiso, Prefecta Min- Ambas se miraron directamente a los ojos, retándose en silencio y tensado el ambiente para mala suerte de las dos señoritas que se mantuvieron a un lado de la puerta en lo que Alune tiraba un par de veces de la manga de la morena.

-Deja que se queden, no va a haber inconvenientes y hay suficientes camas- Antes de tomar valor para separar al par de fieras que tenía enfrente, ella había observado a las dos señoritas que apartaron la mirada avergonzadas cuando ella les sonrió.

Suván, resignada a aceptar la petición de su amiga puesto que había descubierto que sus nuevos amigos eran su debilidad, resoplo un poco molesta y le dió la espalda a las demás señoritas en la habitación en lo que comenzaba su labor de ordenar sus pertenencias en el ropero personal que tenía su nombre.

-Puede irse tranquila, Prefecta Min-Alune les sonrió a las señoritas y las invitó a acomodarse al señalarle sus camas -A Suván se le va a pasar el enojo dentro de poco, así que pierda cuidado por favor.

Prefecta sonrió de lado y asintió en dirección de Alune, echando un vistazo rápido a la espalda de la morena para luego salir de la habitación y cerrar la puerta con suavidad.

-Sus roperos están al lado del de mi amiga, pueden acomodar sus pertenencias ahí- Pero cuando las jóvenes se disponían a siquiera acercarse al mueble, un gruñido pesado las hizo saltar del susto y chillar agudamente -¡¿Acaso eres un perro, Suván?!

Y morena gruñir.

-¡Suván!-Regañó Alune, colocando sus muñecas en su cintura y ladeando su cadera hacia la izquierda. Sinceramente, viéndose más adorable que intimidante.

NEW MOON: EL ORIGEN DE LAS SIETE LUNAS.☪Donde viven las historias. Descúbrelo ahora