Inicio

243 21 0
                                    

Jeon Jungkook tenía menos de un año de haber llegado a Seúl, en estos meses había conocido a muchas personas y entre ellas se encontraban cuatro chicos que se habían vuelto, en muy corto tiempo, en sus mejores amigos; incluso desde hacía unos ocho meses uno de ellos no lo llamaba amigo, sino novio.

Cuando JungKook conoció a Jimin le pareció un chico muy guapo, pero sobre todo muy simpático; en realidad lo que más le llamó la atención en aquel momento fue la forma en que el mayor cuidaba de los demás, esa ternura con la que se preocupaba por sus amigos y hacía hasta lo imposible porque estuviesen bien. Sin embargo, después de varios meses de estar juntos esa preocupación del mayor por todo y por todos se había vuelto un poco agobiante, pues no pasaba una hora sin que Jimin estuviera pendiente de él; por eso, este fin de semana, se le había hecho muy extraño que el rubio no contestara sus llamadas y no le escribiera ni un solo mensaje en todo el día. Así que el domingo a las 5:00 p.m. Jeon JungKook tomó su celular y llamó a al única persona que sabía más sobre Jimin que cualquier otra.

-¡Hola!- respondió una voz gruesa después de que el teléfono timbrara varias veces.

-Tae, soy JungKook- dijo este un poco inseguro de haber llamado.

-¿Jungkook, qué ocurre? ¿Estás bien?- cuestionó de inmediato Taehyung, pues había notado algo extraño en la voz de este.

-Perdón por llamarte, pero es que no sabía a quien más recurrir- se apresuró a decir el pelinegro con un poco de ansiedad en su voz.

-Está bien- le contestó Tae, tratando de mantener la calma, pues algo en la forma de hablar del menor le había encendido las alarmas en su interior.

La línea quedó en silencio por un momento, solamente se escuchaba en ruido de sus respiraciones. De pronto fue Jungkook quien nuevamente habló.

-¿Crees que nos podamos ver?- preguntó algo nervioso -necesito hablar con alguien y pensé que me gustaría que fueras tú- agregó.

Nuevamente el silencio se apoderó de la línea telefónica, Taehyung sabía que esto posiblemente no era buena idea, pero le había prometido a Jimin estar pendiente del menor y esta era una buena oportunidad para hacerlo, así que tomando una fuerte respiración y con su voz en un casi susurro pronunció un seco sí. Quedaron de verse en el parque cerca del centro comercial, mismo parque en el que hacía unos meses Jimin y Jungkook se habían hecho novios.

Cuando Taehyung llegó, el joven Jungkook estaba sentado en una de las bancas con la mirada fija en unos niños que jugaban con las últimas luces del día. Tae se detuvo un momento y desde lejos observó al pelinegro, su perfecto perfil, la forma en que arrugaba la nariz cada vez que reía viendo a los niños, pero lo que más les llamaba la atención era el brillo de sus ojos que se intensificaba  cada vez más.

De pronto una mano se alzó saludando a lo lejos y Taehyung reaccionó acercándose al lugar desde el cual era saludado.

-¡Hola, Jungkook!- dijo al llegar.

-¡Taehyung!- contestó un poco animado.

-Me vas a decir qué pasa- le cuestionó el castaño -te escuché algo afligido, qué pasa- insistió.

Jungkook dio un fuerte suspiro y volviendo su mirada a los niños que aún quedaban en el parque, pues la mayoría se había ido, dijo con voz queda.

-¿Sabes algo de Jimin? Desde ayer por la mañana no sé nada de él- un tono de preocupación en su voz -eres su mejor amigo Tae, debes saber dónde está, por qué no contesta mis llamadas- agregó volviendo los ojos hacia el mayor y dejando su mirada fija en él.

Taehyung cerró los ojos y suspiró, si bien desde que recibió la llamada supo que el tono preocupado del menor posiblemente tenía que ver con la desaparición de su mejor amigo, muy en el fondo albergaba la esperanza de que no fuera así. Por lo tanto, tardó unos segundos en volver en sí y contestar.

-Pues Jungkook yo no soy quien debería decirte las cosas, solo sé que Jimishi está bien, solo necesita un poco de tiempo para procesar algunas situaciones y después te las contará- dijo con los ojos fijos en el rostro del menor.

-Pero por qué desaparecer de esa manera- cuestionó Jungkook.

-Solo necesita tiempo, solo debes esperar- le dijo tratando de hacerle comprender.

-Acaso no soy parte de su vida- dijo Kook un poco molesto -acaso desaparecer así es la mejor manera de hacer las cosas- insistió.

Tae no dijo nada, simplemente se quedó con su mirada al frente viendo como el sol ya se había ocultado y las primeras luces de la ciudad se encendían. Un silencio los envolvió, pero no era un silencio pesado ni incómodo; al contrario, era un silencio que los abrazaba y los reconfortaba.

Después de unos minutos Tae se levantó y extendió su mano hacia el menor. Una idea se había cruzado por su mente y era justo lo que iba a hacer, pues no iba a permitir que su Jungkook estuviera triste. Y sí, en su interior Jungkoon era suyo, aunque esto le causara daño.

El menor extrañado observó la mano de Tae.

-Vamos, te voy a llevar a un lugar- le dijo Taehyung al ver que el menor estaba extrañado.

Jungkook tomó la mano de Tae, que de inmediato lo jaló para que se levantara y de una vez empezaron a caminar. Llevaban unos diez minutos caminando por la ciudad y ninguno de los dos se había dado cuenta de que sus manos se mantenía unidas, pues para ambos se sintió tan natural que no fue hasta que llegaron a la entrada de la plaza, en donde estaba aquella fuente de colores, que ambos se percataron y de una sola vez soltaron sus manos quedando un vacío.

-¿Recuerdas que una vez vinimos a cenar a ese restaurante?- preguntó Taehyung después de unos momentos.

Jungkook asintió, sus ojos brillando con cada cambio de luz de aquella fuente.

-Ese día me dijiste que deseabas algún día poder pintar esta fuente  entre los dos- agregó el mayor.

La mirada de Kook se desvió de la fuente hacia Taehyung, quien observaba fijamente como el agua corría en ella. El perfil perfecto, la mandíbula finamente dibujada, esos labios carnosos y rojizos, el lunar en la punta de aquella nariz, las largas pestañas en esos ojos color avellana; fue lo que cautivó la atención del pelinegro. ¿Por qué en este tiempo no se había dado cuenta de lo hermoso que era Taehyung? ¿Por qué justo ahora veía al mayor desde otros ojos? ¿Qué era eso que se removía en su interior? Jungkook se perdió en sus pensamientos, tanto que no sintió la vibración de su celular en el bolsillo de la jacket, tanto que tampoco escuchó lo que decía Taehyung hasta que este le toco el hombro enviándole una corriente eléctrica a través de todo su cuerpo haciéndolo volver en sí.

-¿Jungkook me escuchaste?- le preguntó Taehyung.

-Lo siento- se excusó este bajando la mirada.

-¿Qué te parece si empezamos a pintarla mañana?- repitió Tae -podemos venir los lunes por la tarde y pintar juntos- le dijo.

Jungkook sonrió y sus ojos se iluminaron, Taehyung pensó que esa era la mirada más hermosa del universo y una vez más supo que estaba perdido y dentro de sí comprendió que posiblemente este era el inicio de una historia cuyo final se veía sombrío; y mientras Jungkook sonreía y asentía planeando qué partes pintaría cada uno y dónde colocarían los caballetes, decidió encerrar todo en el fondo de su ser y sacar a flote únicamente ese sentimiento que desde hacía casi ocho meses había sepultado, pero que hoy quiso dejar salir. Lo que Kim Taehyung no contempló fue que ese sentimiento durante esos ocho meses había crecido y se había hecho mucho más fuerte, tanto que nunca más regresaría a aquel lugar en el que había estado oculto durante tanto tiempo; por el contrario, permanecería con él hasta los últimos días de su existencia.

*********************************

Espero que les esté gustando la historia.

No olviden votar.

♡♡♡♡

¿Amistad o amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora