𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟎

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Mevie
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Mal le mordió los labios a Evie, antes de restregarse en ella de nuevo. Evie vio hacia sus pequeñísimas bragas de encaje, tratando de contener la respiración, pues cuando se trataba de Mal tenía miedo a descontrolarse.

—Sé que tienes muchas ganas como yo... —masculló Mal, en los labios de Evie.

Evie le acarició por todo el abdomen, antes de dejarla darle otro beso y entonces la vio a los esmeraldas deseosos.

—¿Sabes que esto puede arruinar lo que nos queda?

—Solo sé que te deseo, Evie.

Los mates se dilataron cuando Mal comenzó a desabrocharle el saco a Evie y le besó el cuello entre gemidos. Evie se recargó con ambos codos, viendo lo que Mal le hacía y aquello la hizo sentirse más asfixiada.

—¿Qué haces?

Mal volvió a besarla y Evie no se le pudo contener, se sentó en la cama con ella, para sacarse el saco.

—Apúrate que estoy chorreando, Evie.

Evie sonrió, zafándose el pantalón y, esta vez, tomó la delantera y el control de los desgarradores besos pasionales, acariciando la espalda de Mal mientras le comía la boca a besos, hasta bajar a sus glúteos y apretarlos con ambas manos.

—Quiero acabar contigo hasta que no des más... —admitió, descendiendo a su cuello, donde lamió, antes de morderlo con fuerza y marcarlo al instante. Mal sería suya, así tuviera que arrepentirse una vida entera.

Esta vez estaba segura.

Mal gimió, antes de arañarle la espalda a Evie con sus uñas, cosa que mató a Evie al instante, y supo que quería enloquecerla hasta matarla en un jodido placer.

—No temas en marcarlas —susurró en su cuello, antes de subir los besos por detrás de su oreja. Luego la giró sobre la cama, dejándola debajo mientras separaba sus piernas, para acomodarse entre estas y empezar a bajar a sus senos para besarlos por encima del sujetador—Sujétate bien, no quiero tener que sujetarte yo.

—Mierda... —jadeó Mal, cuando Evie la volvió a morder con fuerza, sacándole el sujetador, para morder libremente de uno de sus pezones y tirar de él con ganas—. ¡Oh, Evie!

Aquello le encantó tanto a Evie, que le tiró de las bragas con fuerza, hasta romperlas totalmente. Ahora tenía frente a sus ojos lo que tanto soñó y deseaba tener debajo de ella. A Mal.

La princesa hoy iba a comerse al dragón.

—Traías una ropa de zorra y te voy a tener que torturar por ello.

—Evie.

Mal vio mil colores, cuando Evie descendió en su cuerpo, mordiendo de sus caderas, mientras subía ambas manos para apretar de sus pezones erizados y duros con ganas. Mal inmediatamente separó de sus piernas, anhelando sentir el mínimo contacto entre sus piernas. Se sentía tan húmeda y a la vez tan sensible, que cada vez deseaba más de Evie.

—Mierda, E.

Pero Evie ya no respondía, había quedado hipnotizada en aquel cuerpo, mordiendo y marcando de lado a lado. Hasta que vio toda la humedad de Mal, y bajó un solo dedo entre sus piernas, acariciando sobre su clítoris rojo e hinchado, notando cómo la chica se contraía al mínimo tacto. Entonces volvió a subir para morderle los labios, antes de hacerla separar aún más las piernas y comenzar a penetrarle un dedo entre su zona más íntima y virgen.

EVIE | Princesa Malvada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora