𝐈𝐧𝐭𝐫𝐨

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Principio

Sus gemidos eran tan altos, que su garganta ya quemaba como si tragara del mismísimo fuego. Aferrada a los costados de la cama mientras sentía una fuerza superior, me atrevería a decir, sobrenatural, que cruzaba desde su columna hasta lo más dentro de sus extrañas. Afectando a su abdomen, piernas, brazos; y dentro de sí: su corazón, su mente y cada órgano de placer sexual.

No supo en qué momento la chica encima de ella ya estaba montada y aferrada, con ambas manos sobre sus hombros y cayendo de forma brutal entre sus piernas. Cada roce y cada embestida, sus caderas alzadas y temblando, por un bendito gozo que sacudía de un extremo a otro, a nada de extinguirse en su más alto punto.

Ambos cuerpos, a la par, jadeando, uno sobre otro, aferrados como si su vida dependiera de ello. Los besos se habían acortado, intercalándolo en un encantador juego de miradas en los que la parte dominante penetraba con sus mates acaramelados sobre los esmeraldas profundos. De pronto azotó, tan fuerte y sutil, como si decidieran castigarla por saber cómo llegar a su momento más débil. Esta vez no había evitado enterrar las uñas en sus caderas, obligada a envolverse a sí misma en un momento rico y deleitoso en placer.

Dos cuerpos desnudos, sobre una cama, sudados, gimiendo y aferrados como uno solo. Dos minutos después, habían llegado al orgasmo.

Despertó justo después, sentándose en la cama para apagar la molesta alarma. Tallándose los ojos y viendo a su lado como si quisiera encontrarse con la segunda parte de aquel apetitoso sueño húmedo. Su despertar no había sido tan distinto a su sueño: su respiración errática, sus pupilas dilatadas y el mojar de sus sábanas por el sudor y los gemidos de toda la noche. Intentó tocarse, la sensibilidad seguía estando ahí, entre sus piernas húmedas, con una increíble sensación que ya molestaba. No le sorprendía, era algo que ya no controlaba, ni con su propia masturbación.

¿Qué tan real fue? Tanto como para seguir despertando de aquella fantasía sexual cada noche y cada día. Un tormentoso sueño que venía incluso estando despierta. No importaba qué hiciera. La fantasía seguiría ahí.

«Una creación de nuestros pensamientos que produce emociones, sentimientos y sensaciones físicas jodidamente incontrolables».

Y solo pensó en una cosa:
Ella haría lo que fuera por cumplir su mayor deseo: tenerla entre su cuerpo y sus sábanas azules, aun fuera una sola noche.

Mevie
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Precaución ⚠️
Historia principalmente lésbica, explicita y con lenguaje malsonante. Contenido para mayores de 18 años. Leer bajo tu propia responsabilidad.

Esto inicia así...

EVIE | Princesa Malvada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora