EVIE | Princesa Malvada (+18)

𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟓

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『 Mevie』
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༒

Evie y Mal se cambiaron, luego de tener que comer algo más que solo helado, después fueron hasta la escuela, aquella aburrida y a la que Evie no iba mucho, pero a la cual sabía debía dejar de faltar. Sobre todo, cuando no quería más sermones por parte del Hada Madrina o de su mejor amiga.

Ambas chicas habían llegado cinco minutos tarde, cuando la clase ya había iniciado, aunque el ambas parecía que no iba incluido en muchas cosas.

—Mal puedes ir a tu lugar. Evie no puedes pasar.

—Pero ¿por qué? —Mal frunció el ceño inmediatamente.

El Hada Madrina se puso nerviosa y luego miró a todos lados, no le interesaba quedar mal, al menos con la dulce Mal.

—Porque está llegando tarde.

—Sí pe-

—M, no importa. —Evie la sujetó del brazo.

—No, no, claro que sí importa. Señorita Hada Madrina, no creo que sea justo que me deje pasar a mí cuando ambas llegamos tarde.

—Mal, déjalo, no impo-

El Hada sonrió nerviosa y miró a Evie, hacerle el día pesado hoy no entraría en sus planes al parecer:

—Está bien, supongo que debo dejarla pasar.

—Gracias.

Mal tomó la mano de Evie, antes de entrar en la clase y caminar con ella hasta su escritorio compartido.

—No debiste decirle algo, esa mujer me detesta.

—Esa mujer, debería entrar a sus propias clases de bondad, Evie. No debe tratarte así. Ni a ti a nadie.

Evie suspiró, viendo cómo el Hada la mirada de reojo, antes de seguir anotando unas cosas en la pizarra. Esa mujer le era de lo más perverso que existía en Auradon.

—Bueno, pero nos sentamos atrás.

Mal sonrió, le gustaba ver a Evie más animada, así que aceptó y se fueron a sentar hasta atrás.

—Mal...—Harry le hacía señas desde el frente—. Hey, Mal. ¡Pss!

—Tu incompetente novio te está hablando —dijo Evie, con cara de completa molestia mientras miraba a otro lado.

—Lo sé, pero estoy molesta con él, así que no pienso hablarle, al menos por hoy.

Evie no dijo nada. Después de un rato Harry se cansó de hablarle y de ser ignorado y siguió con lo suyo. Por otro lado, Chad estaba con la vista clavada en el escritorio, trataba de resolver el ejercicio mientras que su mente estaba en otra cosa; o más bien, en una persona.

Evie no quiso hacer nada, por lo que solo se quedó con la cabeza recostada en el escritorio mientras miraba a Mal escribir sobre la hoja rosa pastel.

—¿Y esas hojas tan aburridas?

—Evie, ponte a hacer los ejercicios.

—Na, ¿para qué?

—Para que pases con una calificación alta la materia.

—Los números no me importan, M.

Mal sonrió, antes de negar y seguir resolviendo los ejercicios, cuando sospechosamente sintió una caricia en el muslo y brincó del asiento.