𝐂𝐚𝐩í𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟔

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Mevie
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Pasaron un par de días, en los que Evie y Mal habían estado pasando todo el tiempo posible juntas. Evie había empezado nuevamente con sus perfectos diseños y Mal estaba allí con ella al día para aprender todo lo posible y ayudarle. Mal era una buena compañía para Evie, y Evie significaba lo mismo para Mal, inclusive más.

Pero mientras que todo colmaba en paz y tranquilidad para nuestras protagonistas, en algún otro lado y dentro de uno de los castillos más grandes y destacables de Auradon, una chica de mechones oscuros, como su alma, se aferraba a la cama entre jadeos y algunas gotas de sudor.

—¡Para! ¡Para ahora mismo!

Si había algo que ella anhelaba más que a su propio reinado y poder, era algo de lo que Auradon, "la tierra de los sueños", siempre carecería, y era placer sexual.

—¿Ya?

El rubio se detuvo y después se arrojó hacia un lado, acomodándose los cabellos desaliñados entre gemidos y sudor. Ella no había hecho otra cosa más que cubrir su cuerpo desnudo con la sábana, y luego soltar un largo y prologado suspiro.

—¿Te gustó?

—Meh... —contestó ella con cierta crueldad e incertidumbre hacía su compañero.

El chico se agarró el miembro y se comenzó a masturbar, mordiéndose los labios mientras trataba de acabar con aquello que esta mujer en lo absoluto no deseaba complacerle.

—No, no te cobijes, Mel, déjame verte el cuerpo.

Un minuto después, el chico se había corrido, descansando mientras miraba hacia la linda princesa, quien había cogido una cajetilla de cigarros para llevarse uno a la boca y prenderlo. Y si se preguntan si realmente era hermosa, lo era. A decir verdad de las más bellas de todo Auradon. Melody era de tez blanca como la porcelana misma, tenía un cuerpo esbelto y delgado como la princesa que era, su cabello era muy largo y oscuro, y tenía un perfil tan fino y con unos ojos tan azules como el cielo claro.

—¿Qué haces con eso?

—Agg, ¿ya vas a empezar tan temprano, Chad?

Chad se acercó y le quitó el cigarrillo.

—Es en serio, Melody. ¿Qué te pasa?

—No empieces. Mejor cierra la puta boca ya.

Melody se lo quitó y se lo llevó a los labios de nuevo, cuando Chad apretó los dientes con cierta molestia.

—Bueno, pero no tienes que tratarme así. Esa mierda solo te hace daño.

—¿Y cómo crees que estoy? Completamente jodida y dañada, imbécil.

—¿Y es mi culpa?

La princesa golpeó la colilla del cigarro y miró a Chad con total repudio.

—Cuidar que nadie se le acercara era todo lo que te pedí, Chad. ¿De verdad no pudiste hacerlo?

Chad suspiró. Aquí venía de nuevo ese tema.

—¿Cuidarla? ¿Y qué hiciste tú luego del lío que armaste? Te fuiste lejos. Ahora está interesada en otra persona.

Melody inclinó una ceja con altanería y Chad se calló la boca esta vez, sabía que hacerla enojar era de las cosas que le podrían salir más caras.

—Pues no, Evie no puede estar interesada en alguien que no sea yo. Ella y yo nos entendemos, Chad —explicaba la princesa, acomodándose los cabellos oscuros hacia un lado mientras comenzaba a sonreír con emoción—. Debiste ver cómo me miró cuando fui a buscarla. Lo que pasó hace tiempo fue que las cosas se nos salieron de las manos.

EVIE | Princesa Malvada (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora