𝙱𝚊𝚓𝚘 𝚕𝚘𝚜 𝚌𝚘𝚙𝚘𝚜 𝚍𝚎 𝚗𝚒𝚎𝚟𝚎

Cap. XXIII : Los primeros copos

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No es lo mejor poner notas de autor al principio, pero porfavor, si hacen una petición de algo no se las salten porque es cuando se explica todo. Y esto viene ligado a un comentario que hizo que mi burbuja de persona paciente explotara. 

No voy a dar más detalles mas que mi semana a sido un manojo de estrés y nervios y no la e pasado muy bien, aún así tome tiempo de escribir un capitulo realmente largo.

Sin más molestias os dejo, y recomiendo la lectura paciente y tratar realizar todo muy bien; cada personaje tiene su punto. Gracias por la espera. 

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Levi se despertó, eran alrededor de las nueve de la noche. Se había dormido mientras estaba con Erwin en la cama, movió su cuerpo cual estaba adormecido, y descubrió que Erwin no estaba allí con él. Se levanto y tomó su ropa del suelo había ido bien que se la quitaran. Se puso la ropa interior junto los pantalones, y bajo al piso de abajo, siguiendo el sonido de un piano. Erwin estaba sentado tocando una melodía y Levi solo se quedó mirándolo de lejos, parecía totalmente inmerso en esa melodía; tocaba poco a poco pero lo hacía de forma que las notas parecieran parar el tiempo. Levi se apoyo en la barandilla que tenía la escalera, cerrando sus ojos y también sumergiéndose en esa música, en la preciosa melodía que tocaba Erwin. 

Parecía estar flotando entre las notas, se podía interpretar como algo cálido, y luego, abrió de nuevo sus ojos al escuchar una mala nota, vio a Erwin corregirla rápidamente, ahora si que sus dedos se movían con velocidad. Levi se imaginó lo mucho que le costaba tocar ese tipo de música, el, en cambio, no recibió ningún tipo de educación, por lo tanto no sabía nada sobre el instrumento que se encontraba a metros de el. La combinación de notas, la rapidez con la cual se escuchaba, una tras otra, y un final cerrado perfectamente viniendo de una nota tras otra, era todo tan perfecto. Erwin levantó las manos sobre el piano y también su cabeza, para encontrarse a Levi mirándolo. El azabache se acercó hasta estar detrás de Erwin, y abrazar sus hombros, Erwin sonrió, dejando que Levi le diera un beso en sus rubios cabellos. Levi miro el piano, tantas teclas, diferentes cada una, y, arriba de eso, un papel con lineas y notas musicales entre ellas, como si saltaran. Se fijó en el texto que ponía antes de empezar las interminables lineas que no entendía.

--Merry go round of life...-- Murmuró el azabache, tomando la partitura con una de sus manos. Erwin hizo una pequeña risa.

--Exacto pequeño..-- Se dirijo hacía Levi quien trataba de entender como funcionaba eso.  --Me enseñó mi padre.. Hacía tiempo que no tocaba a mi viejo amigo...-- Levi dejó la partitura en su lugar y refunfuño; como un niño pequeño. 

--Pues te a salido a la primera.-- Dijo, separándose del cuerpo de Erwin, quien ahora reía.

--Si pero.. También me he equivocado.-- El rubio se levantó del banquete y se giró hacía Levi, quien tenía los brazos cruzados sobre su pecho. --No hace mucho que desperté, nos dormimos al estar en la cama..-- Levi se acercó de nuevo a el y lo abrazó. --Deberíamos cenar pequeño.-- Vio a Levi asentir y mirarlo, en silencio. Los grisáceos ojos de Levi, estaban calmados, tenían un toque de dulzura. 

--Antes quiero pedirte algo Erwin..-- Murmuró el azabache. Erwin lo miró. --Prométeme que no me dejaras nunca..-- Erwin acaricio el negro cabello de Levi.

--No te dejaré nunca precioso.. Lo prometo..-- Levi sonrió, satisfecho.

...

Se dirijan a la reunión, Levi tenía una expresión sería y fría, como la mostraba siempre. Erwin, quien también estaba serio, a la vez se mostraba despreocupado. Miraba a Levi, recordaba que esa mañana casi lo mata al ver las marcas de su cuello y la de su oreja, estaba haciendo lo mejor para mostrarse tranquilo y a la vez tapar sus marcas. Sus brazos cruzados en su pecho y tan serio, se veía lindo para Erwin. Una vez llegaron, bajaron del carruaje, mostrándose serios e seguros. Erwin echó una mirada a Levi quien siguió su camino sin pararse a mirar. Fue detrás de él, sabiendo que seguramente por dentro estaría muerto de miedo por si algo le pasaba a su camisa o su pelo se movía de más.