Capítulo 14

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Oh dios, mataría a Francis, seguro que algún día sucedería. El chico estaba sumando puntos de maneras increíblemente rápidas para que acortara su vida. ¿Cambiar el sonido de mi alarma por la canción del Rey León? ¿En serio? Había estado viviendo con un niño desde hacía cinco años y no me había dado cuenta. Además, ¿de donde rayos sacaba esas malditas canciones?

-Apagalo, apagalo... –murmuró Zayn, revolviéndose sobre mi pecho y quitandome el poco oxígeno que tenía en mis pulmones. El niño parecía bastante cómodo dormido sobre mi cuerpo y ni siquiera abrió los ojos cuando comenzó a pedir que apagar la alarma.

-¿Sabes? Sería mucho más fácil si tu... – los dedos de Zayn encontraron mi boca, logrando que me callara.

Rodando los ojos, rodeé su cintura para mantenerlo firme sobre mi regazo cuando me incorporé para alcanzar mi celular y apagar la alarma. Zayn soltó un suspiro complacido cuando la música infernal cesó y volvió a acomodarse sobre mi, apoyando su cabeza en mi hombro con toda la intención de seguir durmiendo. Estaba bastante seguro de que el niño podía dormir en el centro de una guerra sin alterarse ni una pizca.

Observando el reloj de mi celular, noté que eran poco después de las cinco y veinte de la mañana. Así que el rubio maldito también había cambiado los horarios de mis alarmas. Bien, ya me las cobraría. Mirando el rostro sereno de Zayn, recordé la idea de introducirlo en mi rutina de ejercicio. Teníamos tiempo de sobra así que no vi el problema en comenzar en ese instante.

-Zayn. –susurré, acariciando su cabello suavemente y quedándome sorprendido cuando el chico ronroneo. Ni siquiera sabía que un ser humano pudiera hacer un sonido así-. Vamos, despierta, Zayn.

-Ugh. –se quejó, palmeando suavemente mi boca-. Calla.

-Mañoso. --murmuré contra su mano.

Después no digan que no se lo busco. Tomando su peso en mis brazos, me arrodille sobre la cama y lo deje caer de forma brusca sobre las sábanas. Zayn dio un salto sorprendido antes de mirarme con mala cara. Oh-oh el niño era de mal despertar. Lastima que sus miraditas asesinas ya no hacían mella en mi.

-Arriba. -palmee su pierna mientras salía de la cama-. Iremos a correr, levántate.

-Pudrete. –musito, hundiendo la cabeza entre las sábanas.

Hice una mueca, dándome cuenta de que las palabras no funcionarian con el chico. Acercandome nuevamente a la cama, lo tome de las piernas y comencé a jalarlo. Para mi sorpresa total, Zayn se aferro a las sabanas mientras comenzaba a retorcerse.

-No seas fastidioso -gruñó–. Vete tú a correr y yo me quedo durmiendo.

-No seas perezoso, Zayn. -lo jale con más fuerza, logrando que soltara las sabanas y levantandolo en brazos-. Iremos a correr lo quieras o no.

-¿Y con que se supone que me vestire, gran genio? –apunto a mis pantalones de chandal que caian por sus piernas.

-Esos están bien. -aseguré antes de colocarlo sobre sus pies y apretar el cordón de los mismos para que no resbalaran por su cadera-. ¿Ves? Perfecto.

-Parezco un palo vestido. -jalo la larga camiseta que le llegaba a medio muslo.

-Te falta carne en esos huesos. bromee, pellizcando su abdomen suavemente-. Pero no te preocupes que yo me encargare de ponerte en forma.

Zayn me miró de arriba abajo, como evaluándome. -Nah, gracias. No quiero parecer un oso. -aseguró antes de volver a caminar hacia la cama, en el momento en que se fue a tirar sobre la misma lo tome de la parte trasera de la camiseta y lo equilibre sobre sus pies.

-Ni siquiera lo pienses, ojos bonitos, no vas a volver a dormir.

Cambiando rápidamente los jeans con los que había dormido con unos pantalones de deportes cómodos y una camiseta, arroje a Zayn sobre mi hombro y sali por el pasillo. Estaba a punto de salir por la puerta principal cuando recordé mi venganza. Volteandome dirigí mis pasos a la cocina y deje a Zayn sentado sobre la mesada.

-¿Qué haces? -preguntó cuando me estiré sobre la misma y saque el azucarero y la sal del pequeño armario.

-A esto se le llama venganza. -dije mientras le quitaba la tapa al tarro del azúcar-. Mira y aprende, cariño.

Dejando caer el azúcar dentro de una taza, rellene el azucarero con sal y devolví todo a su lugar, escondiendo la taza en un mueble distinto. Francis tendría un café muy salado. Limpiando mis manos en mis pantalones, tome a Zayn en brazos y me dirigí a la puerta.

-Puedo caminar, ¿sabes?

-¿En serio? -bromee mientras corría escaleras abajo, dejando a Zayn en el suelo una vez que llegamos a la vereda frente al edificio. Por suerte los zapatos del moreno eran bastante buenos como para hacer ejercicio, si no hubiésemos tenido un problema-. Empezaremos con algo liviano, ¿si?

Zayn gruño en respuesta. Sonreí ante su rostro de mal humor mientras lo obligaba a estirar sus músculos antes de comenzar a correr. El vecindario en el que viviamos no era el mejor de Londres pero era lindo. Habia tiendas con escaparates, personas paseando perros y niños jugando en los parques cercanos. Un lugar muy hogareño si me lo preguntaban y por ello me encantaba. Como en todos lados habia crimenes pero hacia ya un buen tiempo que nada sucedia allí.

-Habrá mucho café con sal en tu futuro. -gruñó Zayn luego de cuatro cuadras. Reí entre dientes alentando sus pasos mientras atravesabamos un parque.

Zayn tenía menos estado físico que Niall pero lo estaba llevando bastante bien. Bueno, más o menos.

-Creo que voy a morir. –se quejó mientras se detenía a tomar aire, apoyando sus manos en sus rodillas. Me quedé trotando en el lugar a su lado en espera de que se recuperara–. ¿Te puedes dejar de mover? Me mareas.

Arrojándose sobre el césped, comenzó a respirar tan agitadamente que logró asustarme. Dejándome caer de rodillas a su lado, acaricie suavemente su mejilla mientras esperaba que se recuperara.

-¿Estás bien? –musité observandolo hiperventilar. Si seguía así iba a tener que llamar a un ambulancia y seguramente perdería mi trabajo. Genial.

Zayn sacudió la cabeza.- Creo que... -tocio un poco-. Creo que necesito respiración de boca a boca.

Fruncí el ceño ante aquella declaración pero antes de que pudiera decir nada, el moreno me tomó del frente de la camiseta y me jalo hacia él, logrando que nuestros labios chocaran al encontrarse. Me quedé en shock, sintiendo como Zayn me besaba soltando gemidos frustrados al no tener una reacción de mi. Su lengua caliente y húmeda forzó mis labios intentando tomar control del beso y el lado dominante de mi mente tomó el control.

Jalando al moreno contra mi cuerpo, lo tomé de su cabello para poder mirar sus ojos un momento antes de atacar su boca con hambre. Zayn sabía como esos caramelos ácidos por fuera pero dulces por dentro y me encanto. Su pequeño cuerpo se amoldaba perfectamente en mi regazo, sus curvas encajando perfectamente contra las mías.

Lo quería tanto, lo había querido desde que lo había visto entrar a la oficina golpeando puertas. El niño tenía un fuego interno que me atraía como una mosca a la luz y aunque sabía que iba a quemarme, lo quería. Un pequeño gemido escapó de sus labios cuando mi lengua tocó la parte superior de su boca, logrando que su cuerpo se resolviera contra el mío.

-Me podrían despedir por esto. -apunté cuando nos separamos para tomar aire.

Zayn sonrió brillantemente.- No tengo idea de lo que hablas. -aseguró antes de dejar un rápido beso en mis labios y ponerse de pie para comenzar a correr.

Lo vi alejarse por unos segundos y sacudí la cabeza, ese niño iba a volverme loco. Pero si podía tenerlo aunque sea por unos minutos del mismo modo, la locura era más que bienvenida.

Brave |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora