Capítulo 23.5

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[Narra Zayn]

¿Pueden recordar lo que sintieron la última vez que tuvieron fiebre? Multipliquen esa sensación por diez y tendrán mi estado. El malestar me habia golpeado tan repentinamente que la sensación de tener algodones en los oidos me tomó totalmente por sorpresa. Mi piel se sentía fría, como si alguien se hubiese tomado el meticuloso trabajo de pasar hielo por cada centrimetro de la misma pero sabia, en algún lejano lugar de mi mente, que la sensación era todo lo contrario a lo que realmente estaba sucediendo.

Tenia fiebre. Mi cuerpo estaba hirviendo. Entendia eso pero de todas maneras no podia alejar los escalofrios que amenazaban con hacer que mis dientes castañearan. El pecho de Liam debajo de mi mejilla estaba tibio, quería que mi cuerpo se sintiera bien nuevamente por lo que intenté acercarme más, hundiendo mi rostro en su cuello para sentir la agradable sensación del calor de su piel. Los brazos de hierro a mi alrededor se cerraron con más fuerza cuando el castaño se puso de pie, sus pasos hacian eco por todo mi cuerpo como si alguien me golpera en todos lados a la misma vez.

-Liam. –me quejé alejando el rostro para poder ver sus ojos.

-Tranquilo, muñeco, solo te estoy llevando dentro. -tenia ganas de decirle que el apodo era ridiculo, soltar algún comentario inteligente para poder sentirme nuevamente en mi centro, pero nada me llego–. Estarás bien, Zayn, te lo prometo.

Los bordes de mi visión estaban comenzando a borronearse y eso me estaba asustando. Escuché a Liam hablar con alguien mientras los brazos desaparecian, siendo reemplazados por la suave sensación de la cama bajo mi cuerpo. Las sabanas frías eran un contraste brusco con el calor de Liam, dolía cada vez que la tela rozaba mi piel lo que envio una señal de alarma directo al frente de mi mente. Debia estar muy mal como para que me doliera el simple toque.

-Quítale la ropa. –la voz con un pequeño borde agudo, que pude identificar como la de Louis, llegó hasta mí desde los pies de la cama. Hubo un momento de silencio antes de que el chico soltara un bufido-. No seas idiota, Liam, necesitamos bajar su temperatura no es momento para tus celos irracionales.

-Idiota pomposo. -murmuró mi castaño mientras sus manos se deslizaban por el dobladillo de mi camiseta.

Abriendo los ojos lentamente, enfoque el rostro de Liam y palmee su pecho.- Compórtate.

-Lo siento, bebé. –me sentía como un muñeco sin vida mientras Liam me sentaba sobre la cama y tiraba de mi camisa fuera de mi cuerpo-. Pero si él te mira de más, arrancaré sus ojos con un tenedor.

-Tengo frío. –sisee cuando un aire frío golpeó mi cuerpo mientras Liam me quitaba mis pantalones.

-Lo sé, dulzura, pero se irá pronto. -cerré los ojos cuando cai nuevamente sobre las almohadas. Un beso cayó sobre mi frente-. Debes ser fuerte ahora, Zayn, estaré contigo todo el tiempo.

Asentí hacia él, observandolo con mis parpados caidos. El dolor en mi estomago que habia empezado como una pequeña puntada ahora se estaba intensificando, no tanto como para hacerme gritar pero molestaba. Las sensación de las sábanas fueron alejadas de mi cuerpo y luego de eso los minutos pasaron como un relámpago. Sentí manos frías en mi cuerpo, una maldición y luego de eso la dolorosa sensación de algo frío sobre mi frente.

Intenté levantar la mano para quitarme lo que sea que hubiesen puesto allí, quería alejar la sensación de dolor que me estaba causando pero una mano en mi muñeca me lo impidio. Abriendo los ojos observé como Liam quitaba el paño, hundiendolo en un bol con agua antes de volver a colocarlo sobre mi frente. Gemi lastimosamente cuando, tomando otro paño, el castaño comenzó a pasarlo por mi pecho y piernas. Las lagrimas se deslizaban por mis mejillas sin control, se sentía horrible el frío sobre mi piel como si estuviesen dandole golpes solo a la parte externa de mi cuerpo.

-Aguanta un poco, bebé. -Liam susurró en mi oido.

El dolor en mi estómago se intensificó y solo tuve una oportunidad de avisar antes de que el contenido de mi estómago volviera. Liam estuvo allí todo el tiempo, podia sentirlo pero la inconciencia estaba ganandome la partida. Dolia, no sabia que estaba sucediendome pero me dolía. Quería que me dejaran, ya no quería intentarlo dolia demasiado.

Grite, llore y me retorcí pero solo estaba empeorando las cosas. Alguien sostuvo mis muñecas cuando intenté salir de la cama. Los paños fríos seguian mojando mi piel y el dolor de mi estomago era cada vez peor. Todo me estaba abrumando, era demasiado. Mi cuerpo se canso, dejo de responder hasta que la oscuridad me alcanzó y caí dormido.

ºººººººº

Desperté con el dolor explotando en mi. Sentía como si alguien estuviese arrancandome la piel. Cada parte de mi estaba gritando de dolor. Mi cabeza palpitaba y mi boca estaba totalmente seca. Me queje en voz baja y al instante Liam aparecio en mi línea de visión. Sus manos alejaron el cabello de mi rostro, su toque hizo que la piel de mi mejilla ardiera como fuego. Llorique, más por el hecho de que su caricia doliera que por el dolor en sí.

-Necesito...necesito -lloriqué-. Por favor, Li, necesito una dosis, por favor.

-Lo siento, cariño. -sacudió la cabeza.

-Por favor, Liam, duele demasiado, por favor –las lagrimas recorrían mis mejillas-. Una última vez, lo prometo.

-No, bebé, no más.

-¡Por favor! -chillé, revolviendome en la cama.

Luego de eso comencé a gritar, golpee a Liam y lo insulte, recuerdo haberle dicho cosas horribles pero no me importaba, lo único que queria era obtener una dosis. Mi cuerpo dolía, anhelando otra inyección pero Liam no me permitió escapar. Por más insultos que le dirigia el castaño no aflojo su agarre en mis manos, sus labios pegados a mi oido mientras susurraba palabras dulces.

Entonces las nauseas reaparecieron y volví a desmayarme.

Desperté varias veces más luego de eso, siguiendo el mismo patrón donde gritaba y me revolvia antes de que mi estomago se revolviera, obligandome a devolver lo que no habia en él y la inconsciencia volvia a dominarme.

Cuando abrí los ojos, sintiendo mi mente como la mía finalmente, el sol apenas estaba apareciendo en el horizonte. Mi cuerpo se sentía cansado, como si hubiese corrido una maratón de 100km y no me hubiese detenido hasta el final. Ni siquiera las estupidas sesiones de ejercicio, en las que Liam me obligaba a participar, se sentían tan mal.

El dolor habia desaparecido casi completamente y ya no sentía frío. Mi piel estaba perlada en sudor pero toda sensación de malestar se habia ido. Aclarando mi garganta seca, observé a mi alrededor para ver la habitación de Liam en penumbras. El castaño estaba sentado en una silla a un lado de la cama, su cabeza estaba apoyada sobre el colchón y su mano estaba enlazada con la mía.

Alzando una mano, la pasé por su cabello disfrutando de la suavidad. Su cabeza se levantó de repente y me sentí mal al ver su estado. Se veía palido, tenía grandes ojeras oscuras y la sombra de su barba era varios tonos más oscuros, como si no se hubiese afeitado en días. Eso me hizo fruncir el ceño, ¿cuánto tiempo estuve inconsciente?

-Tres días. -susurró como si pudiera leer mimente. Sus ojos se deslizaron por mi rostro, como si buscara algún signo de queenloquecería e intenté trasmitirle que estaba bien con mis ojos, no me confiabade hablar aun, mi garganta dolía demasiado. Sonrió y su rostro se iluminócompletamente-. Bienvenido de nuevo, mi niño valiente.

Brave |Ziam|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora