Estúpido Orgullo.

8 2 0
                                    

La escuela no ha sido sencilla después de eso. Travis está sin palabras al respecto, pero no quiere terminar lo nuestro.

—Hola de nuevo. —Está sentado en su banca habitual en la cafetería, sus amigos están a su alrededor y un montón de chicas igual.
—¿Ya te ha dejado? —Germán ocupo el asiento frente a mí.

—No, pero tampoco es como que ame demasiado y acepte lo que soy.

—Te dije que era un idiota.

—¿Y América?

—Está bien, no sabe nada. —Gracias al cielo.

—¿Dónde has dejado a JY?

—En su escuela, irá a casa por la tarde. —El timbre sonó y yo debo ir a clase. —Te veo luego.

Logre ver a Travis en su casillero, desde aquel día solo hablamos lo básico y eso me tiene mal.

—Quiero terminar. —Fue lo único que le dije al plantearme en su cara.

—No. —Me dejó un fugaz beso en los labios y me rodeo.

—Entonces dime que te molesta tanto para no hablarme, para ignorarme en la escuela, en los entrenamientos, en tu vida en general. Ya pasó una semana Travis.

—¿Sabes porque me gustaste tanto? —Negue. —Porque no me demostraste miedo, me estampaste un plato con crema de afeitar directo en la cara. —Lo recuerdo. —Me llevaste a ver una tragedia al teatro donde terminé llorando, me pediste que fuera tu novio, tú me besaste primero. Siempre tomaste la iniciativa de algo que yo no entendía hasta que te bese. Estaba tan fuera de realidad, ninguna chica me había agarrado desprevenido, solía hacerlo yo.
Era la forma más sencilla de hacer que una chica cayera y tú has hecho eso conmigo. Eres un ser extraño que no entiendo, me encanta tu carácter, me encanta tu sonrisa, tus ojos toda tu me encantas. Ese carácter carbón que ahora sé de dónde viene, y la chica de la otra noche. —Algo tiene atorado que no quiere sacar. —A esa chica no la conozco, a esa que se mostró débil y luego enfrento a su padre. La que ha andado como zombi por los pasillos y ha desaparecido su sonrisa.

—No ha sido fácil.

—Lo sé, pero la chica de la que yo me enamore ya lo hubiera resuelto.

—Creí que mi pasado te haría alejar de mí.

—Tú lo has dicho, tu pasado. Yo soy tu presente y tu futuro, entierra eso de una vez y regresarme a mi novia.

—Lo haré, pero primero quiero esto. —Lo tomé de la playera y pegué por completo a mi para besarlo, ya extrañaba sus besos. Paso sus manos por mi cintura para también pegarme a él.

—Igh en verdad, no sé qué le vez. —Paso German por detrás de mí.

Rubí.

La construcción del complejo residencial en California ya inició, todo ha quedado arreglado. Supervise la compra de todos los materiales y la mano de obra. No quiero otro accidente como en México.

—Buenos días Seleni.

—Buenos días Señora Robledo, estos son sus mensajes y la agenda de hoy. —Tome la agenda y estos llena, debo hablar con Graham de un nuevo proyecto, pero no lo he visto desde esa noche. —¿Que tal el vuelo?

—Bien, para la otra clase media por favor.

—Fue Graham quien me pidió que la pusiera en todos los vuelos de primera clase. —Claro.

—¿Lo vas visto?

—Está en la sala de conferencias junto con su hermano, llevan 3 horas ahí.

—Bien, cuando salga que firme esto.
—Entre a mi oficina y cerré la puerta, tengo demasiado trabajo. Debo diseñar la nueva casa de mis hijos.

—Buenos días Rubí. —Entro Thomas. —¿Que tal el viaje?

—Trabajo es trabajo.

—Buen punto, bueno necesito que firmes esto. —Me tendió unos papeles.

—¿Que son?

—Es la tutela de Sofía y de Germán, él quiere que lo reconozcas como su madre. —Esto si me tomo por sorpresa. —La de Sofía ya solo queda para arreglar la pensión alimenticia que te dará Graham por ambos.

—Estoy bien, mientras no me corra todo está bien. Que solo se dedique a pagar la escuela de sus hijos.

—Le guste o no, ya eres Socia. No puede correrte.

—¿Como esta?

—¿Me preguntas como cliente o como cuñada?

—Cómo amiga, como madre de sus hijos.

—Mal, no ha dejado de beber desde...

—Me lo imagino.

—Señora Robledo esto es para usted. —Seleni acaba de entrar con un arreglo floral hermoso.

—¿Ya se le abra bajado el enojo? —Thomás agarro la tarjeta para dármela, pero alcanzó a leer el nombre. —Enloquecerá. —La tomé y está a nombre de Carlos.

—Seleni saca esto de mi oficina, y todo lo relacionado con el señor Luisiano no entra a esta empresa ¿entendido?

—Si señora. —Las llevaba afuera justo cuando entró Graham.

—¿Admirador secreto?

—¿Tu secretaria te dio los documentos a firmar?

—Si, aquí están. ¿Aceptaras la propuesta Victoria? —Lo mire confundida. —Thomás te pagó para resolverme la vida, no para complicármela. —Salió furioso rumbo a su oficina. Mire molesta a Thomas, al parecer algo me está ocultando.

—La familia Victoria te está ofreciendo una plaza en los Ángeles, es permanente y con una dirección total. —Me entrego una carpeta. —Esta todo especificado ahí. —Al abrirlo lo primero que veo es una carta de recomendación firmada por Graham. Ahora si me va a escuchar.

—En verdad que me quieres lejos. —Entre furiosa. —¿La familia Victoria?
—Le lance los papeles a su escritorio, en un pasado el mismo me detuvo, me cerró esa puerta.

—Considero que tienes una gran capacidad y ahí lo desarrollarás muy bien, quieren una respuesta inmediata. Ya resolveremos lo de nuestros hijos, por lo pronto puedes cambiar sus matrículas a Parlario.

—No me quieres cerca, bien. Ser Socia no me da el derecho a estar en esta oficina, lo entiendo. Trabajaré desde casa, pero no me vas a correr de NY. Aquí estudian nuestros hijos y aquí están sus parejas, no los alejare de eso. —Sali de su oficina en camino a la mía, tomé mis cosas y salí del edificio. No esperaba que me siguiera, pero sí que dijera algo para detenerme.

Gracias al cielo en casa no están los chicos, la actitud de Graham es demasiado patética, hacer que me valla de su empresa implica que me llevo la cuenta más grande de la constructora, me llevo a sus hijos, los mismos que según el ama.

—Que mal genio te cargas hermanita.

—¿Como has entrado? —Esta tumbado en el sillón de la sala.

—Es no es lo importante ahora, nuestros padres cumplen 50 años de casados en una semana, sería ideal que fueras.

—Sabes que no puedo, tengo dema...

—¿Trabajo? Ya eres Socia, eres dueña de tu tiempo. Además, la abuela no está bien de salud, sería algo bueno verla por última vez. —Se levantó del sofá y me entregó la invitación, se ve que lanzarán el rancho por la ventana. —Sera bueno volver al menos un fin de semana hermanita. Papá las extraña. —Dejo un beso en mi cabeza y se dirigió a la salida.

—¿Carlos?                                                                    

—Ya está resuelto, pero no quitara el dedo del renglón. Te quiere de regreso. —Eso jamás pasará. —Le rompí la cara cuando dijo que logró hacer que Sofía la considerarán en Londres. Pretendía quitarla del camino.

—Gracias.

—Cuida de mi sobrina. —Estaba por cerrar la puerta, pero no pude evitar correr a abrazarlo.

—En verdad gracias, sabes que te quiero demasiado.

—Te extraño, ve a México.

Mi desastre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora