Charlotte Huston.
— ¡Hannah! —grito fuerte en medio del pasillo de la universidad.
Después que el animal lamiera mi cara, olfateara mi miedo y escuchara mi corazón a mil, se escuchó un aullido por todo el bosque y el gran lobo tuvo que alejarse de mí e irse. Aún tirada en el suelo escuché como corría entre los árboles de este Bosque maldito. Me levanté y sacudí mi ropa para quitar todo rastro de suciedad, miré a mi alrededor y no me acordaba que todavía estaba perdida en medio de la nada. Saqué mi celular y traté de llamar a mi amiga Hannah, pero no tuve éxito.
A Hannah, la conocí en Portugal durante las clases, era una chica de intercambio. Al principio era bastante tímida por ser de otro país, China. No hablaba con nadie y siempre traía con ella una manilla de bronce, nunca se la quitaba para nada, ni siquiera para las prácticas de natación en la escuela. Un día, me sentí mal por verla tan sola en mucho tiempo, así que, decidí dejar mi miedo y mi pena a un lado y fui hablar con Hannah.
Desde ese día, nos volvimos más unidas y actualmente somos como uña y carne.
— ¡Charlotte! —corre hacia mí y me abraza con fuerza. — Te extrañé mucho. —se separa y toca mi rostro con sus manos.
— Yo también te extrañé mucho, Hannah, y no sabes cuánto. —vuelvo y la abrazo con todas mis fuerzas.
Tomamos caminos diferentes para ir a nuestras clases. El profesor no ha llegado aún y eso me da un poco de oportunidad para ir a hacer mis necesidades. Lavo mis manos cuando salgo del vestíbulo. Las sacudo para quitar el agua restante y camino a pasos rápidos hacia el salón de clases. Las clases transcurrieron bien y como esperaba, mucha gente se me acercó y me preguntaba cosas acerca de mi vida y de mi color de cabello. No era muy común ver a una persona con cabello azabache. Mi mamá es rubia natural y mi padre es rojizo natural. Mis abuelos tienen colores distintos al azabache y no sé de dónde pude sacar este color de cabello. Mi mamá solicitó una prueba genética para mirar el porqué de mi color y los resultados no mostraron nada. Todo estaba bien y se desconocía el porqué del color.
— Lotte, debemos ir a un lugar. —dice Hannah.
— ¿Adónde? —pregunto mientras guardaba todos mis útiles.
— Debemos salir de la aldea un momento.
— Está bien, dame un momento.
— Hola. —un chico atractivo bastante alto, uno ochenta de estatura, parece ser; su cabello castaño ondulado, sus ojos verdosos, su tez morena, su cuerpo tonificado y con tatuajes en el brazo y clavícula; me saluda sin ninguna pizca de interés.
Extrañada, miro a Hannah. Pálida, con sus ojos abiertos y con un leve temblor en sus manos, mira al chico. Frunzo el ceño e ignorando la presencia de él, me acerco a Hannah. Leves lágrimas salen de ella y me preocupo.
— Hannah, ¿qué pasa? —la tomo de los brazos y la sacudo, pero su vista aún seguía en él.
— Que descortés de tu parte no responderme, Charlotte. —dirijo mi vista a él y abro mis ojos.
Un fuerte estruendo se escucha por toda la universidad y algunas personas gritan y lloran. Desesperada por la actitud de Hannah, la tomo de la mano y la halo fuera del aula ignorando los gritos tanto de los alumnos como de los profesores.
Hannah aún en estado de shock seguía mis pasos. Me detuve en seco y miro a la multitud reunida en círculo en medio de la cancha de fútbol. Mi pulso aumentó y el agarre de Hannah casi rompe mi mano.
— Ahg, Hannah, me lastimas. —Hannah aprieta más su agarre. — ¡Hannah! —grito y me suelta.
— L-lo siento Lotte, es que estoy... —la interrumpo.
— No importa. —sobo mi herida. — Oye, pero, ¿puedo preguntar algo? —Hannah alza una ceja.
— Sí, claro.
— ¿Qué pasó con ese chico? ¿Por qué te paralizaste? —pregunto.
Hannah medita unos minutos su respuesta, pero otro grito se escucha. Una muchacha viene hacia nosotras con sus manos llenas de sangre y no son normales, son garras afiladas como las de un lobo, sus ojos brillaban de un color dorado y su velocidad es sobrenatural. Hannah me coloca detrás de ella para protegerme, pero yo sé cuidarme sola. Refunfuño y me coloco a su lado. La atenta mirada de todos en la universidad forma un silencio incómodo y el clima cambia drásticamente, llegan nubes de un color grisáceo y eso quieres decir que está a punto de llover. Hannah me vuelve a colocar detrás de ella y esta vez no me quejo. Doblo los ojos y me cruzo de brazos.
— Mira a quién tenemos aquí. —la extraña mujer llega donde nosotras, pero no se acerca.
— Más te vale que nos dejes en paz antes que esto se vuelva un campo de batalla. —la mujer ríe cínicamente.
— Ay corazón, no estoy para jueguitos ahora. —su mirada se dirige a mí. —Tú... —me señala con una de sus manos llenas de sangre y sus garras afiladas. — Tienes que venir conmigo. —se acerca más a nosotras, pero una fuerte espalda se coloca delante nuestro.
No conozco a este tipo, pero parece que tampoco le agrada la mujer.
— Las tocas y te mato. —su voz sale dura.
— Oh, ¿en serio serías capaz de hacer eso? —sonríe y sus ojos brillan debilitándome.
— Sí, y con gusto lo haré. —Hannah lo interrumpe tomándolo del brazo.
— Jacob, cálmate. No malgastes energías con ella. Sabes que no vale la pena. —él la mira de reojo.
— Bueno, bueno... —aplaude llamando la atención de todos. — Muy bonita la charla y todo, pero creo que es momento de acabar con esto, ¿no lo crees? —sus dientes son afilados y los colmillos sobresalen de su boca.
Aún estoy concentrada en sus preciosos ojos dorados. No sé qué generan en mí, pero no puedo dejar de verlos. Me están debilitando tanto que caigo de rodillas y las débiles manos de Hannah me sujetan los brazos para levantarme, pero me es imposible.
— ¿Estás bien? —no respondo y alzo la mirada hacia la mujer.
La mujer se carcajea. — No durará mucho tiempo. —la mujer guarda sus garras y sus dientes son normales. — Quedan advertidos todos. —los estudiantes temen por su vida.
La mujer se va de la cancha de fútbol y empieza a llover con relámpagos y truenos. Todos corren para refugiarse, pero me quedo en el suelo mojándome y tratando de recuperar fuerzas.
— Vamos Charlotte, necesitas descansar. —dice Hannah. El chico que nos defendió, toca mi cadera con sus grandes manos y me alza. Mis piernas se debilitan y antes de caer, el chico pasa uno de sus brazos por debajo de mis piernas y el otro brazo pasa por mi nuca. No me quejo porque me siento protegida estando con él, aunque no lo conozca.
~I.L
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About last night.
FantasyTodo cambia de la noche a la mañana, todo parecía perfecto hasta que llega este día. - Charlotte, todo tiene una explicación. -suplica con sus ojos grises oscuros. Quiero decir algo, pero las palabras no me salen, estoy asombrada y sin poder creer...