Capítulo 25

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Alex Darmond.

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— ¡Alex, vamos a cazar! —informa mi padre.

Me bajo de la cama corriendo para poder alcanzar a mi padre. Bajo corriendo las escaleras sin tener cuidado de tropezar.

— Cariño, ten más cuidado. —sale mi madre de la cocina y se acerca para tocar mi ondulado cabello.

— Sí, madre. —sonrío mostrando mis dientes.

— Alex, vamos. —le doy una última mirada a mi madre y troto hasta llegar a la puerta de salida. — Despídete de tu hermano. —asiento y doy vuelta para entrar de nuevo a la casa.

— ¿Pasa algo, pequeño? —pregunta mi madre al verme entrar de nuevo a la casa. Niego y subo las escaleras dirigiéndome al cuarto de mi hermano mayor.

— ¿Sucede algo? —dice mientras juega videojuegos. No digo nada y este voltea sacándose los auriculares. — Oye, ¿vas a decir algo o no? —bajo la cabeza y juego con mis dedos desesperándolo. Escucho como suspira para tirar el control remoto en la cama. — Si no vas a decirme nada, vete. —se levanta de la silla giratoria y camina hasta la puerta para cerrarla en mi cara, pero con mi mano lo detengo. — ¿Qué?

Me lleno de valor para enfrentarlo de una vez por todas.

— ¿Por qué me odias? —entre frunzo el ceño y me cruzo de brazos.

"Él es respondón. Tú no lo seas". —Zaion, mi lobo, me reprocha.

— Porque eres insoportable. —se inclina para acercar su rostro al mío y mirarme con odio, rabia, desagrado.

— No lo soy. —frunzo el ceño y lo miro con desprecio. — ¡No lo soy! —grito.

Mi hermano frunce el ceño sin entender mi comportamiento. Ruedo los ojos y bajo las escaleras sin importar los gritos de mi madre. Corro por el Bosque perdiéndome en la abundante naturaleza.

A lo lejos veo una cascada que derrama agua cristalina. Me acerco y asomo mi cuerpo reflejándome en el agua. Veo mis ojos rojos de la rabia. Grito para sacar toda mi rabia y llevo mis manos a mi rostro para despejar las molestias. Lanzo una piedra al agua provocando que rebotara tres veces hasta hundirse.

— No soy un estorbo, no lo soy. —me siento en una roca grande. Veo algunos pájaros volar por encima de la gran cascada. El sol ilumina el agua reflejando los peces de colores. Algunos son blancos con naranja, otros de color gris con rojo, otros son más grande que otros.

"No eres nada de lo que te dijeron. Eres especial". —mi lobo, me consuela.

— No, soy un monstruo que nadie quiere. —llevo mis manos a mis ojos tapándolos. Suspiro. — Ja, ni mi propia familia me quiere. —me levanto de la roca y camino al agua. Miro por última vez y, decidido a tirarme al agua sin saber nadar, pero alguien me toma por el suéter antes de caer.

— ¡¿Qué haces?! —un muchacho un poco mayor que yo, me mira con temor. — ¡¿Eres consciente de lo que ibas hacer?! —alza la voz. Sus ojos azules zafiro miran los míos con preocupación.

— ¡Sí! —me suelto de su agarre. — ¡No quiero esta vida! —me suelto de su agarre. La rabia me invade. — ¡Tú no entiendes nada de lo que estoy pasando! —respiro pesadamente al sentir la rabia crecer más en mi ser. Siento que coloca su mano en mi hombro en forma de consuelo.

— Ya. Todo pasó. —dice. Palmea mi espalda con cariño. — ¿Sabes? Mi mamá me dijo que la solución a los problemas no es atentando contra tu vida. Primero, debes hablar con un mayor de edad para que puedas desahogarte y después, puedes buscar ayuda. —dice mirando a la nada.

About last night.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora