¿Crees en las segundas oportunidades?
Leslie Sullivan es independiente, rebelde, y vive su mejor momento como modelo en Nueva York.
Hunter Harries lucha por sus sueños y su carrera, centrado en su futuro profesional.
En el pasado, ambos tuvieron una...
¡Hola! Perdón, iba a corregirlo pero de pronto me han escrito y tengo prisa lo siento, pero prometí subir... Así que está sin corregir :( últimamente subo así todos en todas las historias y no me gusta, perdón...
¡Pero espero que lo disfrutéis! Andrea :)
Mañana me ahogaré en vuestros mensajes/comentarios, como siempre xD
Los leo siempre xD
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—Mierda, follas más que yo. Y te odio por eso.
Me reí de la expresión de decepción que estaba poniendo Kara desde el otro lado de la pantalla. Había madrugado a pesar de estar en vacaciones para hablar con ella antes de que se fuese a dormir.
Vivía en Australia y tenía un horario diferente: ella estaba a punto de echarse a la cama y yo me acababa de levantar. Además pasaría las vacaciones sola, sin su familia y amigos. Por suerte, tenía gente de confianza allí.
—Tú también podrías —le aseguré, recordando las fotos que subía a su instagram—. Pero siempre con protección.
—¿Tú usas protección? —Se jactó—. ¿O lo hace Les?
Le enseñé el dedo medio. Había comprado una caja de condones al regresar del viaje a la nieve, pero lo cierto es que era una persona débil... Y me gustaba demasiado sentirla. Me fiaría de que Les tomaba las pastillas bien. Ella decía que lo hacía.
Cuando dejó de reírse de mí, Kara se puso sería y me observó a través de la pantalla, regresando al tema de conversación anterior.
—Conoces a Les —me aseguró—. Es un asco en temas de amor.
Antes de que se enfadara porque yo follase más que ella, le había dicho que, en realidad, Les y yo todavía no habíamos aclarado si éramos pareja o no.
—Eso no es cierto.
—Claro que lo es, pero tú también eres un idiota y todo lo que ella hacía te parecía super romántico —se jactó, chasqueando la lengua—. Hasta que dejó de parecértelo.
Arrugué la nariz. No me gustaba por dónde iba el tema de conversación.
Cuando no añadí nada más, Kara insistió.
—En serio, habla con ella.
—¿Yo?
¿Por qué yo?
—Tú fuiste quien rompió y quien dejó de hablarla —me espetó, así, de gratis—. Por eso ahora serás el que dé el primer paso para dejar las cosas claras.
Gruñí, aunque sabía que en parte tenía razón.
—Agh, no sé ni por qué hablo contigo.
Kara estiró los labios y se inclinó más cerca de la pantalla, sonriendo con suficiencia.
