Capítulo 11. Leslie

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Una noche con Valeria al año, no hacía daño. O varias, si era sincera. Era de las pocas personas en el mundo, además de mi mejor amigo Harry, que sabía cómo hacerme evadir del mundo, o lo que la gente solía llamar: evadir las penas.

El chupito de vodka con el que comenzábamos nuestras sesiones también ayudaba.

Sin embargo, esta vez ni siquiera el chupito de vodka ayudaría. Y no era porque realmente uno solo no fuese suficiente, o porque Valeria no lo intentase con ganas, o por los dos chicos al otro de la barra que no dejaban de intercambiar miradas con nosotras...

No. Era algo mucho más sencillo. Mucho más visual, la verdad.

Como el hecho de que mi maldito ex novio estaba sentado a menos de cinco metros de mí.

¿En serio, vida? ¿Aquí también?

No dejaría que Valeria me arrastrase a un bar nuevo...

Era un alivio bastante grande salir a tomar algo con ella, porque nunca nos pedían ningún documento que certificase nuestra verdadera edad. Ambas parecíamos mayores, aunque Valeria tenía ya veinticinco y yo todavía no había cumplido los veintiuno. Sin embargo las dos aparentábamos estar en nuestros veinte. Pocas veces me lo pedían cuando iba sola, y bastantes hacían la vista gorda, aunque cuando no era así...

Cuando no era así, en el pasado, Hunter aparecía salvándome el culo. O eso hacía, hasta que finalmente me dejó.

Y por eso mismo, querida Leslie Sullivan, porque él te dejó, no puedes babear solamente por volver a verlo. ¡Tienes dignidad, chica! Y esta dignidad molesta tanto que duele.

Nadie nos va a hacer daño de nuevo.

Sabía que Hunter me había visto cuando entré en el bar del mismo modo que supuse que él se daría cuenta de que yo también me había percatado de su presencia. Para empezar, se rascaba la coronilla de la cabeza de forma nerviosa y parecía a toda costa evitar mirar en mi dirección, lo que era bastante complicado ya que su postura corporal invitaba de forma natural a observar el lugar donde Valeria acabó sentándose y, por contra partido, yo también.

Dejé el bolso sobre la barra, también tratando de no mirar, cuando el camarero se acercó.

—¿Señoritas? —Fue su forma de preguntar por nuestras bebidas.

Era guapo y parecía majo, pero en aquellos momentos me debatía entre mirar hacia Hunter o no.

—Comencemos por dos chupitos de vodka y... ¿Les?

Volví la cabeza con fuerza hacia Valeria, tanto que la melena rubia me azotó las mejillas.

—¿Sí?

—¿Vino o cerveza?

Bueno, al menos era una pregunta fácil.

—Cerveza.

Normalmente la gente se sorprendía de que, siendo modelo, bebiese cerveza. Engordaba e hinchaba el estómago, pero yo tenía un buen metabolísmo y me encargaba de trabajar el cuerpo en el gimnasio, además de no tomarlas diariamente.

Mi hermana Kenzie no lo entendía, aunque siempre que iba a su casa me invitaba a vino blanco. Tenía un serio problema.

El chico asintió y desapareció detrás de la barra. Valeria acomodó el bolso a mi lado y suspiró. Buscó algo en el teléfono antes de guardarlo y me miró directamente.

—¿Sigues molesta por ese chico?

No respondí, en parte porque el camarero había vuelto con nuestros chupitos. Valeria continuó como si no existiese.

Otra Vez Nosotros ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora