Fui al baño poco después de que Leslie se levantara y preguntara a un camarero por la dirección. Avery y Valeria habían comenzado a hablar de una novela que no conocía y apenas prestaron atención.
Tenía que hablar con ella. ¿A qué demonios estaba jugando? Más de un año sin vernos, sin saber el uno del otro, y ahora de pronto aparecía en mi trabajo. Estaba bien, eso podía ser coincidencia, como encontrarnos en el bar, pero... ¿venir a cenar con nosotros? ¿Aceptar una cita con el hermano de Avery, que ni siquiera conocía?
Hasta hacía apenas cuarenta y ocho horas ella era mi pasado. No podía colarse de esa forma en mi presente. Necesitaba que aquello parase.
Esperé a que saliese del servicio de mujeres en el pequeño pasillo que separaba el comedor de los baños. Cuando lo hizo, fue tan rápida que apenas me vio. No evité el choque, porque el lugar no era lo suficiente grande.
Las paredes apenas estaban separadas por un metro, y en una tenía yo la espalda apoyada. En otra, una vez se recuperó del susto, la tenía Les. Me miraba con los ojos muy abiertos y precavidos. Todavía no había olvidado lo azules y expresivos que eran.
—Madre mía, Hunter —murmuró, llevándose una mano al pecho—. Me asustaste, mierda.
Decidí encararla antes de que mi cerebro explotara.
—¿A qué estás jugando?
Torció el gesto como si no me entendiese.
—Me he limpiado las manos antes de salir, así que no pillo a que te refieres.
Sabía que estaba intentando hacer una broma para quitarle peso al asunto, pero no era el momento. Ni siquiera tenía que haber aceptado venir a la cena.
—¿Por qué le dices a Avery que te gustaría conocer a su hermano?
Bueno, ese no era el punto principal que quería tocar, pero sí uno de ellos.
"¿Por qué reapareces de nuevo en mi vida, y pareces empeñada en seguir en ella?", era más bien mi pregunta.
—Uy, no sé —comenzó a decir, usando aquel tono sarcástico tan característico suyo—. ¿Quizás porque estoy siendo amable?
—¿Tú, amable?
Su rostro cambió completamente, olvidándose del todo del sarcasmo. Supe en ese momento que había escogido mal las palabras.
Maldición.
Sin embargo Les no tardó en inclinar la barbilla hacia arriba. Siempre usó mucho ese gesto, aunque era lo suficiente alta como para no necesitarlo para que la gente pudiera mirarla a los ojos. Era un gesto de no dejarse pisotear.
—Tienes razón. No soy amable. Así que debería volver a la mesa y decirle a tu novia que en realidad no soy solo tu hermanastra. Que además de eso también me acostaba contigo, y luego largarme.
Empezó a moverse, pero coloqué un brazo sobre la pared en la que se había estado apoyando, impidiéndole continuar.
—No lo harás.
Me observó fijamente, con sus dos ojos azules fijos en los míos. Pude oler su perfume, y me contuve de bajar los párpados para deleitarme en el recuerdo.
El pasado, pasado está.
Leslie suspiró.
—No, no lo haré —dijo finalmente—. Porque es tu novia, Hunter, no la mía, y no le debo ninguna explicación. Ni a ella, ni a ti una conversación.
Recalcó que era mi novia insistiendo con su voz en el primer "tu". Sin embargo, fue su última frase la que captó mi atención por encima de todo.
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Otra Vez Nosotros ©
Novela Juvenil¿Crees en las segundas oportunidades? Leslie Sullivan es independiente, rebelde, y vive su mejor momento como modelo en Nueva York. Hunter Harries lucha por sus sueños y su carrera, centrado en su futuro profesional. En el pasado, ambos tuvieron una...