El regreso de Harry

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Los días en Inglaterra, tanto en el mundo muggle como en el mágico, estaban cada vez peor. En la realidad de los no magos el primer ministro inglés se hallaba desconectado: puentes con décadas de construcción se caían de repente; horribles asesinatos dobles encabezaban los periódicos; y huracanes azotaban la ciudad en la temporada errónea...

La gente parecía más triste de lo normal y el clima era deprimente. Cornelius Fudge fue despedidio y ahora un hombre llamado Rufus Scrimgeour era el Ministro de Magia.

Pese a todo lo que ocurría en el exterior, en La Madriguera no faltaba la diversión y las bromas.

Alexa recién salía del cuarto cuando alguien la tomó de la cintura, sorprendiéndola y arrinconándola contra la puerta.

- Buen día, hermosa...

Mattheo le sonreía incrédulamente. Ella se anticipó con las cejas levantadas y un dedo apuntándolo.
- Cuidado, Riddle.

- Nadie nos verá, lo prometo.

- Ya te lo dije. Estamos en la casa de mis padres, si se enteraran te sacarían a patadas de aquí.

- Si no lo hicieron cuando llegué, no lo van a hacer ahora...

FLASHBACK: Primer día en La Madriguera.

— Todo es tan... — Mattheo quedó sin palabras mientras observaba el hogar de su novia.

— ¿Pequeño? — preguntó rápidamente Alexa, no le avergonzaba su casa, pero el chico tenía una mansión con su apellido. A ella le gustaba su hogar, es más, le parecía encantadora.

— ...pelirrojo — concluyó.

— Alexa, acompaña a Mattheo al cuarto de Ron, yo luego armaré sus cosas — indicó Molly acomodando unos almohadones.

— No se preocupe, señora, yo me encargo de todo — se apresuró a decir el Slytherin.

— No, no, tú eres nuestro invitado, luego Bill me ayudará.

Antes de retirarse, le dedicó una sonrisa encantadora.

— ¿Bill? — preguntó Mattheo en un susurro.
— ¿Cuántos más hay?

— Mi otro hermano, trabaja en Gringotts. Su prometida también está aquí.

— ¡Hola, chicos! — exclamó una rubia bajando rápidamente por la escalera.

— ¡Ay, no! — murmuró Ginny entrando por la puerta.

— Mattheo — se presentó el chico extendiéndole una mano con una sonrisa radiante.

La pelirroja arqueó una ceja.

— ¡Alexa, tgajiste un muchacho! — Fleur Delacour tomó el rostro de Mattheo y besó sus mejillas que de tanto rubor se asemejaron a un tomate.
— ¡Siempge cgeí que tgaigías un dgagón o algún bicho gago!

La Gryffindor enrojeció, avergonzada.

— No me dijiste que habría una veela.

— Mitad veela — corrigió.

— Pero no deja de ser hipnoti... — se dio cuenta de sus cejas levantadas y cara de indiferencia.
— ¿No me digas que estás celosa? — se burló él
— Sabes que para mi eres la chica más bella de este planeta, y de cualquier otro que haya.

Ya llegada la noche, la multitud estaba sentada en las sillas del comedor, esperando al padre de la familia para poder cenar.

Después de decir las preguntas de seguridad, el señor Weasley entró en la cocina. Guardó el maletín y se sentó sin ver a nadie en específico. Recorrió con sus ojos y una sonrisa a cada una de las cabezas pelirrojas hasta toparse con un chico de cabello color tronco y rulos. Toda gracia de felicidad se borró de su rostro, y sobresaltado, lo apuntó con la varita.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora