Deudas

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- Necesitarán volver regularmente en las tardes para revisar el progreso de sus pociones. Así que, para hacerles el trabajo más ameno, ¡pónganse en parejas!

Slughorn, el nuevo profesor de Pociones que Harry había convencido de volver a trabajar en Hogwarts, era una persona bastante particular. Luego de sus palabras, hubo una ráfaga de parloteo mientras los estudiantes escogían a sus compañeros.

- De hecho, hagámoslo divertido, yo elegiré las parejas.

Afortunadamente, el profesor no combinó a los leones con las serpientes, ya había tenido experiencia en la época de los merodeadores, y sabía que no era una buena idea.

- Mejor que mantengas distancia, Blaise, o se te puede pegar lo traidor - siseó Draco Malfoy desde el escritorio atrás de Mattheo, junto a Theodore Nott.

- Cállate, idiota - murmuró en respuesta, dándole una mirada severa.

El profesor se acercó a ellos con una mano en la barbilla y los ojos entecerrados.
- Mmmm... creo que he cambiado de opinión. Señor Malfoy, cámbiese con Zabini.

El rubio lo vio molesto, y a regañadientes, movió su mochila a la silla de enfrente, junto a la de su primo. Abrió el libro de un tirón.

Blaise, por su parte, parecía muy divertido con la situación.

- Necesitamos un pelo de cola de rata, quizás puedas sacarte alguno, huroncito.

Theodore le pisó el pie, a lo que él fingió un llanto descontrolado.

Mattheo suspiró.
- Yo empezaré a pesar las hojas de romero.

Trabajaron en silencio por un rato. Después de preparar los ingredientes, con los dedos manchados de sangre, el castaño enrolló sus mangas y tomó la larga cuchara de madera para revolver el caldero.

- ¡Oh, que romántico, Riddle, ¿qué le estás cocinando?!

La situación ya era incómoda para que el moreno siguiera echándole leña al fuego. Draco y Mattheo no se habían hablado en todo el verano salvo en el Callejón Diagon, que no llevó a nada bueno. El rubio ni siquiera le había enviado una carta para su cumpleaños. Lo único que querían, era estar en paz por el tiempo que durara la clase de pociones.

- ¡Si no te callas Blaise te juro que-

- ¡Silencio, por favor! - retumbó la voz de Slughorn.
- Ya no son estudiantes de primer año, creí que eran capaces de concentrarse en la tarea que les fue asignada.

Todo el mundo se quedó mudo. Mattheo apretó la cuchara con toda su fuerza, maldiciendo por dentro. Sin embargo, no fue el único.

- Algún día alguien le dará una golpiza - Draco había estado pensando lo mismo que él.

Ilusionado, le susurró.
- Tengo una idea mejor.

El rubio miró hacia abajo, en su mano sujetaba dos cosas azules y redondas, que parecían botones.

- ¿Qué son?

- Cortesía de Sortilegios Weasley - sonrió orgulloso.

Draco le dedicó una sonrisa nostálgica, recordó cuando hacían bromas en la mansión Malfoy cuando eran pequeños. Agarró las pastillas en su mano, decidido.

- Asegúrate que no vea.

- ¡Oye, Nott! - la cabeza de Theodore se levantó bruscamente, su cabello delantero que le tapaba un poco la frente esta sudado por el vapor que emanaba de su caldero.

- ¿Qué pasa?

- ¡Hey, intentas distraer a mi compañero!

Blaise estaba mirando a su pareja, que era la única que estaba trabajando, en realidad. Draco aprovechó y actuó rápido, fingiendo bostezar y estirar sus brazos, dejó caer los artículos de broma en el caldero.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora