Mal de amores

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Pasaron las semanas y Katie Bell continuaba en el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas. A esas alturas, la noticia de que alguien le había hecho una maldición se había expandido por todo el colegio (aunque los detalles eran confusos) y que nadie, excepto los que tuvieron la oportunidad de presenciarlo, se había enterado de que Katie no era la destinataria del ataque.

- Slughorn tendrá una fiesta de Navidad, Harry, y no hay manera de que te salves de ésta, porque de hecho me pidió que verificara tus noches libres, para que pudiera estar seguro de realizarla en una noche que tu puedas asistir.

Harry no protestó, ya había podido saltearse unas cuatro cenas, y se le acababan las excusas. Mientras tanto, Ron, que estaba tratando de sacar la nieve pegada a una piedra para esperar a Hagrid, dijo enojado:

- Y esta es otra fiesta solo para los favoritos de Slughorn, ¿verdad?

- Sólo para el 'Club de las Eminencias', sí - respondió Hermione - Mira, yo no inventé el nombre 'Club de las Eminencias'

- 'Club de las Eminencias'- repitió el pelirrojo con desprecio digno de Malfoy.
- Es patético. Bueno, espero que ustedes disfruten de su fiesta. Por que no intentas relacionarte con McLaggen, así Slughorn puede hacerlos Rey y Reina Slug-

- Podemos llevar invitados,- dijo Hermione, que por alguna razón se había puesto de un rojo brillante,
- ¡y estaba por invitarte a venir, pero si crees que es estúpido entonces no me molestaré en hacerlo!

Harry y Alexa se miraron descontentos, viendo como, una vez, tendrían que volver a ser mensajeros, ya que después de eso, no se hablarían por semanas. En ese momento, hasta Mattheo deseó que la clase arrancara pronto.

- ¿Tú me ibas a invitar? - preguntó Ron, en un tono de voz completamente diferente.

- Sí - contestó Hermione enojada. - Pero obviamente si prefieres que me relacione con McLaggen...

- No, yo no preferiría eso - dijo Ron con una voz muy reservada.

- Te dije que terminarían juntos eventualmente... - le susurró Alexa a su mejor amigo pasando por su costado, yendo a saludar al profesor.

Luego, tomó de una jaula un billywig, un insecto australiano de media pulgada de largo y de un vivo color azul zafiro. La velocidad del billywig era la razón por la que rara vez alguien los notaba. Sus alas están adheridas a la parte superior de su cabeza y giran muy rápido, haciendo que el animal pueda volar. Además, tienen un aguijón largo y delgado en la parte inferior de su cuerpo. Cualquier persona picada por uno de ellos sufre mareos seguidos de levitación, y esto es lo que da la calificación XXX.

- Ya encargué mi traje para la fiesta, ¿de qué color es tu vestido?

Mattheo se había aproximado a ella, con una sonrisa arrogante, tomándola de la cintura y depositando un dulce beso en sus labios. Se escucharon algunos murmullos de estudiantes de Slytherin que aún no se acostumbran.

- Verde esmeralda, ¿por qué?

- Pues para encontrar un moño y un pañuelo que combinen, pelirroja - le guiñó el ojo, coqueto.

Ella sonrió, intentado no ruborizarse cada vez que hacía eso.
- No recuerdo haberte invitado.

- Lo sé, te estás tardando bastante, la verdad.

Alexa rodó los ojos.
- Eres un idiota - se movió a una mesa cercana para agarrar un cesto con arándanos, y comenzó a alimentar al insecto. Era realmente la única que lo estaba haciendo con una sonrisa en la cara. Luego, pareció recordar algo.
- Oh, casi me olvido, y dile a Draco también que venga, no creo que haya problema. Una vez que le profesor toma hidromiel, realmente puede entrar cualquiera.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora