Slytherin's Boys

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Slytherin tenía Herbología a primera hora de la mañana junto a los Ravenclaw. El viento brutal del fin de semana finalmente había cesado; la rara niebla había regresado y les tomó un poco más de tiempo encontrar el invernadero correcto.

- ¿Ya saben que harán para Navidad? - preguntó Theodore mientras tomaban sus lugares alrededor de los troncos nudosos del Snargaluff, que era su proyecto del periodo, y comenzaron a ponerse sus guantes protectores.

- Supongo que iré a lo de Alexa, ¿ustedes? - habló Mattheo, poniendo un escudo de goma.

- Mi madre quiere que vayamos a París, con su nuevo esposo - respondió Blaise, poniéndose sus lentes protectores.

- ¿Cuántos va ya? - cuestionó el rubio abriendo sus ojos bajo sus gafas de protección.

- Este sería el octavo.

- ¡Mucha plática por allá! - dijo la profesora Sprout enérgica, mientras se acercaba, mirándolos severamente.
- ¡Se están retrasando, todos han comenzado ya, y Goldstein ya sacó su primera vaina!

Miraron alrededor, ahí estaba Anthony Goldstein sentado, bastante seguro, con un labio sangrando y varios rasguños desagradables en su cara, pero agarrando un desagradable objeto verde pulsante del tamaño de una toronja.

- Muy bien, profesora, ¡comenzaremos ahora! - dijo Blaise, agregando en voz baja cuando ella se había retirado nuevamente - deberíamos haber usado Muffliato.

- Bueno, adelante... ya deberíamos comenzar... - Theodore les dedicó una mirada aprehensiva, respiraron profundamente y metieron sus manos en los troncos nudosos que se encontraban entre ellos.

Saltó a la vida de inmediato: tallos largos y espinosos como zarzas salieron porarriba y azotaron a través del aire. Uno se enredó en el cabello de Mattheo, y Draco lo golpeó con un par de tijeras de jardinería; Theodore logró atrapar un par de tallos y al amarrarlos juntos, se abrió un hoyo en el centro de las ramas que parecían tentáculos; Blaise hundió su brazo en el hoyo airosamente, que se cerró como una trampa alrededor de su codo; Draco y Mattheo jalaron y torcieron los tallos, forzando a que se abriera nuevamente el hoyo y Blaise sacó su brazo, agarrando entre sus dedos, una vaina iguala la de Anthony. Al instante, los espinosos tallos se cerraron, y el tronco nudoso quedó quieto, viéndose como un inocente bulto de madera muerta.

- No tendré ninguna de estas en mi jardín cuando tenga mi propia casa - comentó Theodore, subiendo sus lentes protectores hasta su frente y limpiándose el sudor de la cara.

- Pásame un tazón - dijo Draco, sosteniendo la vaina pulsante con el brazo extendido; Theodore le pasó uno y dejó caer la vaina con una expresión de desagrado en sucara.

- ¡No sean tan delicados, apriétenlos, son mejores cuando están frescos! - exclamó laProfesora Sprout.

- Vieja pesada... - murmuró Blaise, resoplando, continuando con su conversación interrumpida, como si el bulto de madera no los hubiera atacado.
- ¿Y tú, que harás?

- Tendré que volver a casa - respondió Draco, con tono apagado - No dejaré que mi madre pase sola.

- Puedo acompañarte si quieres - se ofreció su primo - Alexa entenderá.

- Sí, lo sé... pero es mejor que vayas con ella, tenemos que intentar disfrutar lo mejor posible hasta que toda la mierda de la guerra empiece.

- Por eso tengo pensado pasar la Navidad aquí, no quiero volver a mi casa, la verdad.

Mattheo recordó los moretones que tenía cada vez que volvía de pasar tiempo con su padre y hermano, y le entristeció pensar que ninguno era capaz de encontrar felicidad en otro lugar que no fuese Hogwarts.

Mattheo Riddle y Alexa Weasley (parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora