Capítulo 16
-Despacho- 25 minutos más tarde.
"Hola mi amor..." — Entró María. — "Creí que primero cenaríamos y luego la partida de ajedrez..."
Ella besó a Esteban que se encontraba sentado frente al tablero.
"¿Puedes decirme primero quién es el hombre que te habla a diario??" — La recibió él. — "Porque hoy dejó un mensaje, le urge verte."
María se quedó pasmada, no por el mensaje, sino por la actitud de su marido.
"No entiendo por qué me hablas en ese tono." — Dijo ella.
"Porque estoy molesto." — Se levantó Esteban. — "A ningún marido le gusta que hombres llamen a su esposa."
"Tengo compañeros con quienes estudio. Pero nada más."
"¿Tienen que hablarte todos los días??" — Alzó la voz él.
"No son todos los días, Esteban, ¿acaso piensas que me estoy viendo con otro hombre a escondidas??"
"No. Yo no dije eso."
Esa noche no hubo juego de ajedrez, ni beso antes de dormir, ni ningún tipo de contacto.
La primera discusión significante desde que estaban casados.
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Al día siguiente, Alba convocó a una reunión para tratar un chisme que les alegraría a las invitadas.
Fabiola, Daniela, Carmela y ella.
"María y Esteban se pelearon..." — Soltó Alba con una sonrisa en su cara.
"¿En serio??" — Preguntó Daniela, arrepintiéndose de su efusividad.
"Ya era hora..." — Dijo Fabiola encendiendo un cigarrillo. — "Conmigo discutía 10 veces al día..."
"¿Y por qué fue el problema?" — Quiso saber Daniela.
"Fíjense que porque un amigo de la Mari le habló por teléfono..." — Explicó Carmela.
"Pero Esteban no es celoso... Nunca lo fue..." — Mejor le dio otra probada a su cigarro.
"Por más que te duela escucharlo, tú no supiste atrapar a Esteban, Fabiola." — Habló Alba.
"Perdóname pero Alba tiene razón, eh... — Opinó Daniela. — Mira lo que hizo Patricia con Arturo..."
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Para disgusto de la mayoría, los protagonistas de la plática llegaron, riendo y tomados de la mano.
Al darse cuenta que había gente en la sala, se acercaron a ellas.
"Buenas tardes..." — Saludó María.
A regañadientes y porque Esteban estaba presente le respondieron al saludo.
"Tías... María y yo vamos a pasar unos días fuera de la ciudad..." —Volteando a mirar a su esposa. — "Vamos mi amor, tenemos que empacar..."
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Unos días después, la cocina era el escenario de otro tipo de discusión, que cada vez se hacían más frecuentes, pero María no quería decirle nada a Esteban.
"Aquí se hace lo que yo digo." — Gritó Alba.
"Pero señorita, ya empezamos a cocinar lo que la señora María nos dijo..."
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Un Amor para la Historia
Fiksi Penggemar¿Cómo se conocieron María Fernández Acuña y Esteban San Román? Un amor y una historia que ha inspirado a muchas otras más...