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Aron llevaba en sus manos una caja de cartón, de nuevo llena de juguetes. Se dirigía a aquella clase, la misma que lo recibió cuando era solo un niño, la misma que lo hizo recordar mil momentos aquel día. Caminaba con rapidez, y no tenía idea de porque avanzaba con esa prisa. Se encontró a si mismo muriendo de nervios en frente de la puerta. No sabía si estaba listo para ver a Minhyun. No se sentía bien sabiendo que el menor ni siquiera quería dirigirle la palabra. Su voz no había cambiado mucho desde la última vez que la había escuchado. Aron sabía más que nadie las maravillas que esa voz podía hacer. "Cántame algo, Minnie", era lo único que bastaba para que su mejor amigo comenzara a deleitar sus oídos con aquella voz de miel. Tenía que admitir, que escucharla en el coro del internado, no era suficiente para él. No después de haber tenido sus propios conciertos privados. Aron tocó la puerta, su mano temblaba, y no tenía claro por qué se estaba comportando así. El rostro de Minhyun fue lo primero que vio, tan hermoso como siempre.

—Traje más juguetes— Fue lo único que logró pronunciar, parecía que no había visto aquellos ojos marrones en una eternidad. Tanto así que su sola presencia, lo dejó mudo. Minhyun solo se apartó de la puerta, dejándolo entrar. Aron colocó los juguetes en una mesita. Antes no la había notado— ¿Es nueva?— Preguntó el mayor, parece que ahora entendía cómo se sentía Minhyun hace unos años. Iniciando una conversación sobre la más mínima cosa, por más estúpida que fuera. Ahora era él quien no recibía respuesta, pero al menos, el alto no parecía estar enojado con él o algo parecido. En realidad, parecía estar en una lucha interna con sí mismo. Aron agachó la cabeza. Era un caso perdido. Minhyun se acercó a él, cosa que no pensaba que fuera a suceder. Comenzó a sacar los juguetes uno a uno, y parecía estarlos separando en grupos. Minhyun notó que el más bajo lo miraba con atención, y por más que luchó por ser fuerte, no lo logró.

—También necesito llevar algunos a las otras clases— Ahí estaba esa voz que creyó que jamás se dirigiría a él de nuevo. Aron no pudo responder, Minhyun salió de la habitación, y por un instante, parecía que no iba a regresar, pero sí lo hizo unos minutos después.

—Creí que ya no ibas a volver— Soltó Aron, quien había tomado asiento en una de las sillitas de colores que rodeaban la mesa. Minhyun rio al verlo, la silla era demasiado pequeña para él. Aron se levantó de prisa, al ver como el más alto se reía de su posición, pero todo lo que hizo fue que Minhyun riera más fuerte. La silla ahora se encontraba pegada a su trasero. Aron comenzó a reír también, y aun cuando sacudió la silla para que esta cayera, ninguna risa había cesado. La risa de Minhyun parecía no haber cambiado en absoluto, era un sonido único, siempre le había parecido así— No has cambiado nada, Minhyun.

—Pero tu sí, Aron— Sus palabras habían terminado el momento de risas. Algo en Aron se sentía herido después de escuchar aquello. ¿Había de verdad cambiado tanto?— Tal vez deberías ir a tu habitación, tengo que ordenar todas las clases

—Te ayudo— Ofreció el mayor, y Minhyun asintió, con una sonrisa de lado.

(...)

El día había sido pesado para Minhyun, quien tuvo que limpiar todas las aulas ese día. Hubiera sido mucho peor de no ser por la ayuda de Aron. La tarde no había sido tan incómoda, y mucho menos mala, si olvidaba aquel pequeño momento en el que tuvo que salir de la habitación. Hablarle a Aron había sido difícil. Durante mucho tiempo, no solo había estado triste, sino que también estaba algo enojado con él. Lo había dejado así sin más, y eso había hecho que todo fuera aún más difícil para Minhyun. Quizá era lo que hacía que no pudiera superar su amistad. El hecho de estar pensando día y noche en que tal vez había hecho algo mal, o que tal vez, había hecho muy poco por mantener su amistad. No estaba en paz, y Aron siempre se la pasaba en su cabeza. Se sentía tan patético, él sabía que el estadounidense no se la pasaba pensando en lo que pudo ser su amistad, como lo hacía él.

Estaba en su cuarto, y Jonghyun aún no volvía, de seguro estaba con Mingi, así que no le preocupaba. Se recostó en su cama, y lo primero que vio, fue a su preciado transformer, y a su nuevo acompañante, el pequeño muñeco playero. Sentía tanta melancolía, ahora sus muñecos volvían a estar juntos, pero ellos dos... parecía algo imposible.

—MINHYUUUUUUN— Mingi entró a su cuarto sin aviso, y cerró de un portazo— ARRIBA PRIMO, AYÚDAME— Ren siempre era energético, y gritaba bastante, pero esa vez, se veía más preocupado que emocionado. Minhyun se levantó de su cama, y se acercó a su primo, quien estaba ya sentado en la cama de Jonghyun.

—¿Qué pasa ahora?— Preguntó el mayor

—Es Jonghyun— Dijo alarmado. Minhyun se preocupó, jamás había visto así a su primo, y era mucho decir— Él...

—Mingi, ya dilo, me estás preocupando

—Me pidió ser su novio— Minhyun relajó su cuerpo, y comenzó a reír sonoramente. Sinceramente, todos en el internado creían que ellos dos ya eran algo. El saber que ni siquiera tenían una relación, sorprendía al mismo Hwang— No te rías, Minhyun ¿Qué hago?

—Pues dile que sí, tonto. Está claro que te gusta desde el preescolar, aunque parezca imposible— Mingi lo pensó un poco, tal vez era cierto, pero eso no lo hacía sentir mejor en lo absoluto.

—Pero nunca he tenido novio, o novia, no sabría qué hacer, Min— Minhyun volvió a reír. Mingi estaba harto de que su primo se riera con cada cosa que saliera de su boca. Era algo serio para él.

—Ustedes dos parecen novios desde que puedo recordarlo, Rennie. No creo que nada cambie, en realidad— Minhyun tomó la mano de su primo, con una actitud más seria— Lo único que les falta es formalizar su relación, niño tonto— Le sonrió, y eso hizo sentir mejor a Ren, quien analizaba las palabras del mayor. Tenía razón. Pasaba todo el día al lado de Jonghyun. Comían juntos, e incluso paseaban por los pasillos tomados de las manos. Él era su destino, y jamás lo dudó.

Bond || MinRon (Nu'est)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora