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Era viernes, el día que tanto habían esperado. El show de talentos estaba a tan solo unas pocas horas de empezar, y Mingi se veía incluso más nervioso que Minhyun. No sabía cómo ocultarlo, y todos sus amigos le habían dicho unas mil veces que era la persona más indiscreta cuando se trataba de guardar secretos. Probablemente ni siquiera sabría nada al respecto si el plan que llevaban días perfeccionando no se le hubiera ocurrido a él mismo. Todo su círculo estaba involucrado, o, mejor dicho, el círculo de su primo, y algunas personas más con quienes jamás había hablado, pero habían sido necesarias para que su idea funcionara perfectamente. Aun así, no estaba seguro de si el plan funcionaría, y por esa razón, estaba a punto de quedarse sin dedos. Si seguía mordiéndose así las uñas, ya no le quedaría ni la raíz.

—Rennie, ¿Estás listo?— Era su novio, quien lo miraba desde la puerta— Jeonghan le dio el USB a Woozi, así que, si Seungkwan logró hablar con la profesora Hyerin, no debería haber ningún problema.

—Está todo listo, la profesora accedió a hablar con el encargado, y me dijo que todo había ido bien, solo te necesito a ti, a Jihoon, y a Dongho en sus posiciones en el momento correcto— El de cabello oscuro le sonrió de lado, y al guiñarle un ojo, Mingi supo que tenía todo controlado. El menor se abalanzó sobre Jonghyun, quien lo abrazó con cariño.

—No sé qué haría sin ti— Mingi le dijo, con su cabeza arrecostada a su pecho— Gracias— Jonghyun acarició su grisáceo cabello

—No debes de pensar en eso— Mingi despegó su cabeza del pecho de Jonghyun, y observó sus marrones ojos, que lo miraban con una dulzura que era imposible no percibir— Siempre estaré aquí

El chico de cabello gris unió sus labios con aquella persona que iluminaba sus días.

(...)

Aron estaba en la ducha, parecía no poder alcanzar ni una de aquellas notas que Minhyun le había enseñado. Estaba practicando para el show y, aun no podía creer que iba a abrir aquel prestigioso evento, mucho menos con aquel ángel de cabello negro. Minhyun cada vez parecía más lejano a él, pero al mismo tiempo, cada vez que lo veía sentía un calor en el pecho que no sabía cómo explicar. Su amistad seguía pareciendo rota, Aron ya no lo podía ver como antes, y lo más probable es que él tampoco.

Cada vez estaba más preocupado. Si hacía algo mal, se arruinaría no solo a sí mismo, sino que a Minhyun, y eso simplemente no podía pasar. Intentó unas mil veces, y a pesar de eso, no lograba hacer lo que hacía cuando Minhyun lo miraba ¿Era por la presión que tenía al estar frente a él? Quizás era otra cosa. No había manera de saberlo, pero su voz estaba perdida.

Aron salió de la ducha, y se vistió rápidamente.

—No sé qué hacer. Si sigo cantando así, arruinaré todo el show— Minghao lo miraba de reojo, apenas y podía concentrarse. Jun le enviaba fotos de sus outfits, y le preguntaba cómo se veía con todos ellos, a lo que el menor respondía que se veía bien siempre, y era verdad. Al menos a su vista, Junhui se vería precioso hasta con una bolsa de basura.

—No tengo consejos sobre eso, sabes que lo mío es el baile, pero quizás.... solo quizás, todo mejore cuando estés allá arriba.

—Así será, amigo— Esta vez hablaba Vernon, quien sostenía aun el llavín de la puerta, y apenas asomaba la mitad de su cuerpo— Deberías apresurarte, queda menos de una hora, y ya sabes que tienes que ir al último ensayo.

(...)

Aquel último ensayo. Minhyun definitivamente no se sentía con el valor suficiente para ir. Ni siquiera sabía si iba a poder sacar palabra alguna de su boca al momento de la presentación. Ya sabía que Aron lo ponía nervioso, pero desde aquel día en el aula de música, su corazón parecía querer salir expulsado de su pecho cada vez que lo veía por los pasillos. No se había sentido así nunca, y eso le comenzaba a asustar ¿Qué pasaría si le daba un paro cardíaco en media canción? Y es que así se sentía cada vez que miraba los ojos de aquel chico extranjero. Sus ganas de abrazarlo eran cada vez más fuertes, y ya no sabía si era buena idea eso de recuperar aquella amistad de antes. No se sentía igual. Definitivamente era algo diferente.

El alto caminaba por aquel pasillo que conducía a la clase de música. Al entrar, solo pudo observar aquel piano. Ese que había presenciado el temblor de sus manos y los nervios más salvajes que alguna vez había llegado a tener. Aron olía a limón, tal vez porque ese era su sabor y fragancia favorita para todo, incluso para su colonia. Parecía ser que no la había cambiado desde la última vez que estuvo así de cerca de él, y ese olor que antes se le hacía tan familiar, ahora era completamente extraño. Debía admitir que aquella vez en el piano no había sido la única vez que había estado tan cerca del mayor. Anteriormente había recibido millones de abrazos, e incluso se la pasaban quedándose dormidos el uno sobre el otro desde que eran dos pequeños. Esa vez fue diferente, tenía muchísimas ganas de cortar cualquier distancia, y Minhyun sabía que no era algo correcto. No con su amigo, no con Aron.

El bajo chico de cabello oscuro atravesó la puerta, y Minhyun quiso irse de espaldas en cuanto lo vio. Traía un traje que iba completamente a juego con el suyo. No sabía por qué le había generado aquella reacción, después de todo, ellos lo habían acordado así. No pudo evitar notar como aquel amigo suyo lo miraba de pies a cabeza, así que él hizo lo mismo. Minhyun le regaló una sonrisa nerviosa, si Aron no notó lo tembloroso de sus labios, fue porque estaba muy ocupado tratando de recuperar la respiración. El ambiente debía ser incómodo, pero por alguna razón, ninguno lo sentía así. Entre ellos se generaban tranquilidad, y aunque los dos querían explotar gracias al nerviosismo, sus corazones parecieron ir en contra de lo que su mente ordenaba. Aron corrió hacia el más alto luego de unos segundos de silencio. Este lo recibió con los brazos abiertos, y al sentir el calor del chico, lo envolvió como si se le fuera a escapar. Se sentía tan bien. Ninguno quería que el momento pasara.

Minhyun había soñado con ese instante desde el primer día en el que Aron se alejó. Siempre quiso recuperar esos abrazos que generaban tanta paz en él. Aron no sabía cuánto los había extrañado. El cariño que desprendían esos brazos ya parecía haber sido solo un sueño, pero ahora, ahora lo volvía a tener. Podía decir que se sentía aún mejor. Ambos encajaban como piezas de rompecabezas.

Tal vez ese lazo entre ellos no estaba roto como ambos lo habían pensado.

Bond || MinRon (Nu'est)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora